Siempre fuimos locos por el fútbol. En cada charla de café el tema fluía de manera inevitable, mezclado siempre con la política, la música y la literatura. Y un día, sin darnos cuenta, con mi querido amigo Carlos Tweety Tegiacchi empezamos a jugar.
Jugando con los nombres de los jugadores de fútbol desde la mesa de un café, dos amigos construyen equipos desopilantes
Siempre fuimos locos por el fútbol. En cada charla de café el tema fluía de manera inevitable, mezclado siempre con la política, la música y la literatura. Y un día, sin darnos cuenta, con mi querido amigo Carlos Tweety Tegiacchi empezamos a jugar.
En mi caso, la tradición venía de familia. Mi padre, Jorge Riestra, escritor hasta la médula, solía desplegar su humor y don natural para las palabras mediante retruécanos y adivinanzas que nos proponía a mí y a mi hermano. Después supimos que la costumbre derivaba de su grupo de amigos de temprana juventud, liderado por el genial Edgar Tucho Spinassi, pianista de pura raza y ángel de la noche de las ciudades. Tucho miraba partidos por televisión e interrumpía la transmisión con comentarios como este: “¿Cómo es eso de que «se va Marzolini por la línea»? Es mucho mejor «se va Marzolíneo». O: “¿Para qué decir «lo bajaron a Alzamendi»? Lo correcto es: «Lo bajomendi»”. Y así, en ese tono, ingenioso y poético, nos arrancaba infaliblemente una sonrisa.
Con Tweety, compañero de infinitas noches de generala en el viejo bar La Capital, la tónica era otra: el chiste estaba en los apellidos de los jugadores. Y así, no sé bien cuándo ni cómo, en una de esas largas madrugadas de la década del ochenta en que la ginebra corría sin parar, empezamos a formar una lista de equipos que con los años se fue extendiendo. Por supuesto que nuestra memoria, siempre divorciada de lo práctico y adherida a aquello que parece carecer de importancia, jugaba un papel crucial. Tanto él como yo todavía somos capaces de recitar sin errores el equipo de Boca dirigido por Rogelio Domínguez en 1973, el Central de Carlos Timoteo Griguol o el Newell’s campeón del 74. O el Chacarita del 69, el San Lorenzo del 72, el River del 75, el Atlanta cuya delantera era Cerqueiro, Cano y Candau, el… Mejor no sigo.
Y de pronto, sin que nos diéramos cuenta, comenzó a tomar forma el Equipo Imperativo (constituido por jugadores a quienes les apasiona dar órdenes). Ahí va, en su versión actualizada: Roa o Sessa; Ayala, Basile, Tossello y Coyette: Acuña, Lamela, Sabella y Di Meola; Asad y Aquino o Di María. Al banco: Ponce, Hallar, Alfaro, Salazar, Saldaño, Robben, Trotta, Silva, Llama, Klose, Mansilla, Esparza, Catala.
Otro que nos hacía reír mucho era el Equipo Lacónico o Monosilábico. A ver… Gay o Zof o Nef; Wolff, Sá, Ré y Rosl; Telch, Fren y Poy; Noir, Graf y Más. Suplentes: Abdt, Krol, Haan, Plá, Mat, May, Llop, Koch, Mir, Furch, Tamudo, Pio, Canuto, Zekaya. DT: Zof o Cap. PF: Esteban Gesto. Este último detalle, el preparador físico, era habitual detonador de las carcajadas.
(Se habrá observado, además, que empezamos a incluir apellidos de jugadores que trascienden el ámbito nacional y a superar al mismo tiempo el monolingüismo. Es que no vimos necesidad de ponerle fronteras al delirio).
Y de esa manera, año tras año, entre risas y copas fuimos armando el Ideal de Colón de Santa Fe. Juzguen por ustedes mismos: Palos, Santamaría, Barcos, Redondo, Garay, Di Cristoforo, Reyna, Itabel, Carabelli, Colombo, Colombatti, Corona. Dirige, por supuesto, Américo Gallego.
También surgió el Ideal de Chacarita, signado por un implacable humor negro y con el fresco aporte del arquero de Canadá en la última Copa América: Fossati, Crépeau, Hoyos, Palma, Bóveda, Cruz, Flores, Ramos, Paternoster, Espósito, Ovelar, Crema, Viudez.
Para exquisitos del idioma podría ser atractivo el Gramatical, compuesto hasta ahora por Laino, Ponce, Comas, Cano, Comelles, Koné y Conca. Acaso se complemente a la perfección con el Literario, o Ideal de César Vallejo de Perú: Desábato, Musa, Becker, Bolaño, Borges, Borré, Paz.
Ajeno a sutilezas, el bien condimentado Equipo Ensalada apelaba como novedad los apodos de los players y en su elaboración también intervinieron periodistas de La Capital, como Hernán Zamba Maglione y Hernán Lascano: Lechuga Roa, Tomatito Pena, Poroto Cubero, Morrón Rotchen y Papa; Huevo Toresani, Camote Acuña, Chaucha Bianco y Quinteros; Cebolla Rodríguez y Romero o Picante Pereyra, a gusto. Médico, Rubén Oliva. Presidente, Rabanito Barrionuevo. Al banco, Peppino y Mansanelli.
Al mismo terreno pertenece el Equipo Gastronómico: Ghiso, Gramajo, Rogel, Bevacqua, Sosa, Capelletti, Gamba, Lastra, Soda, Polenta, Romero, Mazzola, Meza, Paletta, Piatti, Frutos, Tostao, Pratto, Colman.
¿Y el Alcohólico o Beodo? Ahí va, hic: Brindisi, Jerez, Clérico, Champagne, Bianchi, López, Lacava Schell, Davino, Barril, Scoppa, Mozzo, Ibarra, Cubas, Copetti.
Más previsible, aunque no por ello carente de encanto, es el Arquitectónico: Pozo o Casillas o Puentedura; Urbano, Tapia, Paredes, Zavagno, Caniggia, Castillo, Fuentes, Villa, Houseman, Palacio, Casas, Latorre, Salas, Castillejos, Cordon, Castillón, Villanueva, Barrios, Yacuzzi, Rincón.
Recuerdo haber leído, años atrás, y para mi sorpresa, un texto del reconocido periodista porteño Mariano del Mazo con quien, insólitamente, compartimos el hobby de jugar con los apellidos. Y creo que con nuestro Equipo Bancario o Financiero existen coincidencias. Ahí va nuestra lista, al portador: Pagani, Cancelarich, Cambiasso, Mercado, Mora, Rojo, Ceconatto, Platini, Acuña, Manga, Módica. Árbitro predilecto, sin vacilaciones, Diego Abal.
Otro de nuestros predilectos era el Equipo Dubitativo o Filosófico, donde revistaban (¿o revistarían?) Noce, Zuviría, Basile, Dudar, Zacarías, Sócrates, Ergo, Dudamel, Khedira y Viera.
Mientras, directamente vinculado con la estética se exhibía el Equipo Indumentaria: Sastre, Cappa, Bordón, Albornoz, Batista, Piqué, Género, Armani, Yaqué, Muslera, Manga (jugador, como se ve, de gran versatilidad), Huntelaar, Cuero, Botta, Bassedas.
Muy cercano a este se encontraba el Equipo Seductor o Elegante, donde incluimos a Peinado, Potente, Caballero, Gallardo, Perfumo, Medina Bello, Delgado, Corbatta, Armani, Yaqué, Casanova, Giordano, Romeo, Perezlindo, Fachetti, Cetto, Presentado. Dirigía el Gran Capitán, Daniel Alberto Passarella.
Más elemental, aunque insoslayable, resulta el Equipo Geográfico: Montes, Ríos, Laguna, Silva, Islas, Salinas, Cuevas, Acosta, Aimar, Lagos, Camino, Arroyo, Cuesta, Vallés, Del Valle. Dirige, Vicente del Bosque.
Fragmentario se yergue todavía el Equipo Psicobolche, o Ideal del Elche: Chávez, Castro, Correa, Cámpora, Milito, Izquierdo, Cubas, Izquierdoz.
Otro “ideal” que nos conmovía era el de la Lazio: Crespo, el Rulo París, Peinado, Barbas, Calvo, Rizzi, Belloso, Rulli, Castaño, Moreno, Rubio, Barberón. Dirige, sin lugar a discusiones, Rodolfo Motta.
Un equipo muy acorde con estos tiempos es el Narco, con las destacadas presencias de Cocca, Ligna, Capogrosso, Canuto, Dopazo y Porro. Escasa controversia, por su parte, despertaba el Equipo Pictórico o Cromático, cuya nómina componían Blanco, Verde, Rojo, Celeste, Marcos, Paletta, Pinto, Trassante, Leonardo, Marchant, Alba, Musto, Prado, Rearte y Grana.
Ya entrando en terrenos más ríspidos, se hallaba el Equipo Represor o Botón, con Videla, Somoza, Franco, Camps, Acosta, Falconieri, Falcón, Coronel, Marino, Batista, Ayoví, Palos, Killer y Rojas como estrellas.
Afín con el anterior es el Equipo Violento: Palos o Saja o Labarre; Machuca o Matabós, Brusco, Recio o Furios o Laraignée y Killer o Fagiani; Salvaggio, Barbaro, Hulk, Caraglio, Tempesta, Serial, Puñet, Bombito. Dirige el recordado Pedro Dellacha.
Marcados por el tono de lo prohibido y al límite del buen gusto están el Equipo Escatológico, liderado por los brasileños Kaka y Elano, y el Erótico, donde se lucen Quinto Pagés, Tellechea, Sotelo, Vergini, Pittón, el legendario centrodelantero Marcelino Britapaja y el mismísimo Pelé.
En las antípodas ideológicas se ubica el Equipo Creyente o Religioso, donde militan Iglesias, Rezza, Cruz, Papa (y dale con la versatilidad), Paternoster, Santamaría, Abbate, Roganti, Cristiano, Monasterio, Cordero, Monjes y Adrián Czornomaz.
De cariz ciertamente progresista es el Equipo Democrático o Participativo, cuyos estandartes son Milito (otro versátil), Lema, Cámpora, Botta y Campagna.
Mientras, en el Nacionalista se valoraba la presencia de Russo, Gallego, Catalán, Maya, Alemán, Servio, Pisano y Alemao.
Otra faceta era entregada por el Equipo Anatómico, que contaba con el talento de Placente, Emenike, Cabezas, Gamba, Carrillo, Oreja, Mancuello, Maneiro, Lagrimal, Pulgar y Saliba. La autoridad técnica la ejercía Roberto Jesús Puppo.
Mientras tanto, el Equipo Animal alistaba a Santoro, Bacas, Leone, Gatti, Perrone, Rattin, Sapetti, Gallo, Simionatto, Llama, Devaca, Pittón (útil también en varias formaciones) y el recordado Galgo Dezotti.
En el Equipo Asistencial, por su parte, sumamos a Massuero, Lozano, Hospital, Cauteruccio y Cura. Luna, Saturno, Orion, Raggio, Yorno, Noce y Lucero habían sido contratados por el Equipo Astronómico o Meteorológico, mientras que en el Equipo Bélico, o Ideal de Arsenal, se lucían Battaglia, Lanza, Guerra, Gómez de Armas, Casco, Coronel, Armero, Armani, Batalla, Centurión, Campagna, Batallini, Karabín y Valiente.
De escaso buen gusto parecía elEquipo Defectuoso o Antiestético. Allí participaban (como podían) Mellado, Lentini, Malcorra, Blind, Sordo, Tamudo, Gordillo, Chaparro, Zmuda y Blandi. Dirigidos, nada sorprendentemente, por el germano Joachim Löw.
Más amistoso se presentaba el Equipo de los Oficios, virtuosamente integrado por Sodero, Carbonero, Schunke, Fischer, Messera, Sastre, Manicero, Marino, Carpintero, Herrero y Maestri.
Y mucho más cordial aún resultaba el Equipo Amable, que sumaba a Gentile, Graciani, Buonanotte, Bonfiglio, Caballero, Cortés, Dolci, Bongiorno, Esmerado, Bongiovanni, Gentiletti, Balbuena y Koncilia.
El escasamente feliz Equipo Equivocado, en tanto, incluía las presencias de Erroz, Erramuspe, Gamarra, Herrón, Marra y el canalla Agustín Sandez.
Solano, Pena, Solari, Camargo y Guardado revistaban en el Equipo Melancólico o Depresivo, y Debuchy, Ortega, Re, Requena, Viola, Silva y Stafuza integraban el Equipo Melómano.
Difícilmente pronunciable se tornaba el Equipo Polisilábico, en el que prestaban sus servicios Antonino Spilinga (suplente, Abbondanzieri), Olarticoechea, Albisbeascoechea, Arruabarrena, Apicciafuocco y Papastathopoulos, dirigidos alternativamente por Juan Ignacio Urriolabeitia o Xavier Azkargorta.
Como cultísimos, por su parte, se mostraban los integrantes del Equipo Cinéfilo: Cavani, Trama, Salas y Cúper, siempre listos para “Función privada”.
Y last but not least, resultaba singular el Equipo Simétrico, liderado por Birriel, Cejas, Dos Santos, Cuadrado, Plaza, Redondo y Angulo.
Atractivo se nos hacía, también, buscar afinidades y disidencias individuales. Así, estaban los Jugadores Antitéticos: Yorno-Noce, Bueno-Maletti, Mozzo-Messera, Salinas-Sosa, Paz-Guerra, Blanco-Moreno, Batista-Castro; Conca-Cano, Pozo-Latorre, Redondo-Cuadrado, Buongiorno-Buonanotte.
Y estos son los Complementarios: Herrero-Schunke, Bottinelli-Cordone, Rincón-Angulo.
Se sumaban, además, los Predestinados, como el arquero Palos, el árbitro Pitana, los defensores Brusco, Recio, Killer y Machuca y el jugador de Huracán llamado Soplan. Converti no podía haber sido otra cosa que un goleador y resultaba natural que Grana hubiera militado en las filas de Lanús.
Habíamos detectado, simultáneamente, la existencia de los Contradictorios, donde el ejemplo perfecto lo daba aquel delantero de apellido Lasaga.
Como frutillas del postre, van dos heterodoxas propuestas: 1) la Delantera Perezosa: Aquino-Pico-Más, y 2) los Jugadores Pedidos por Basile: Mozzo-Más-Champagne.
El fútbol no tiene fin.