El Diario La Capital la consideró “huésped de la ciudad” y “una de las primeras figuras de la intelectualidad sudamericana” debido a “la profundidad y belleza de sus pensamientos, por el hondo sentido humano de sus poemas y, sobre todo, por la manera resuelta con que siempre ha encarado los problemas políticos y sociales de América”. Por todo eso, se animó a valorarla como “la escritora más grande de América”.
Lucila Godoy, tal su nombre civil, o Gabriela Mistral, ganadora del premio Nobel 1945 de Literatura, visitó Rosario la primera semana de abril de 1938. El sábado 2, el domingo 3 y el lunes 4, y a tres días de su cumpleaños número 49, la escritora y poetisa chilena ofreció dos conferencias, en la Biblioteca Argentina y en el Normal 2°, concedió una entrevista al Diario La Capital, conoció a Olga Cossetini y se maravilló con su Escuela Serena, y hasta paseó por el río.
Las actividades de la poetisa comenzaron el sábado 2 de abril en la Biblioteca Argentina con una disertación anunciada como “Poemas inéditos comentados” con el subtítulo “Poemas americanos, poemas del destierro, poemas maternales”. Si bien el encuentro organizado por el Instituto Social de la Universidad Nacional del Litoral estaba programado para las 18, desde temprano se había colmado la sala de lectura frente a la plaza Pringles.
Mistral hizo referencia a sus vivencias dentro y fuera de Chile y a la juventud “que es mantener latente en el alma” las experiencias vitales, y luego recitó el poema “Memoria divina”. Al finalizar, “la contenida emoción del público se exteriorizó” con “una prolongada salva de aplausos”. Explicó que la poesía “debe ser íntima y estar ligada a los más altos estados emocionales del alma”. Leyó también los poemas “Pan” y “Doble tesoro”.
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El Diario La Capital informa sobre la conferencia que la escritora chilena ofrecerá el 2 de abril en la Biblioteca Argentina.
Archivo Diario La Capital
La visitante habló seguidamente del mar, “inconmensurable y lleno de horizontes”, y al reverenciar “su grandeza y misterio” recordó que “en el inquieto dorso de las olas vienen los recuerdos, los ensueños y la esperanza”. Además se remitió a su infancia a través de los poemas “Cosas” y “Beber”, a su madre y a los niños con escritos que, “no obstante su simplicidad, encierran profundos pensamientos”.
Al final de la conferencia la devoción por la poetisa se salió de control y cuenta La Capital que fue “asediada” por “numerosos admiradores” que le pedían autógrafos o simplemente estrechar su mano.
La poetisa tuvo una deferencia con el Diario La Capital y le regaló el poema "Gestos - La copa" que puede leerse aquí debajo. El texto fue publicado por el Decano de la Prensa Argentina el 3 de abril de 1938 en la página 14 de la segunda sección.
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El texto fue publicado por La Capital el 3 de abril de 1938 en la página 14 de la segunda sección.
Archivo Diario La Capital
La mujer, el niño y el hombre
Antes de la conferencia en la Biblioteca Argentina, Gabriela Mistral le ofreció al Diario La Capital una entrevista. A solas en la habitación del hotel Italia donde se hospedaba, en un escaso tiempo, acotado por otros interesados que pugnan por acercarse a la poetisa. Recién levantada de la siesta, Mistral apareció ante el cronista. Es “alta, bien plantada, con una mirada amiga en sus ojos espléndidos y una sonrisa cordial en los labios”. Hay en ella “una fuerza de vida, de juventud, de optimismo; hay una belleza que no aparece en las fotografías (...). Es la belleza interior que ilumina un rostro”.
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Encabezado de la entrevista que Gabriela Mistral le concedió al Diario La Capital y fue publicada el domingo 3 de abril de 1938.
Archivo Diario La Capital
Tras el embelesamiento, la entrevista titulada "Nos habla Gabriela Mistral" tomó su cauce. La escritora creía que uno de los más importantes y urgentes problemas de América es el de la mujer y el niño: “No diré que sea el único, pero (...) en la América hispana, en general, y en el Río de la Plata, en particular, la exacta función de la mujer en la sociedad y la trascendental importancia del niño, no han sido considerados, por la mayoría, con la serenidad y comprensión que ellos exigen”.
Reconoció que “sobre el hombre del Plata pesa demasiado la tradición masculinista” y “también sobre la mujer”, y que “la camaradería de los dos sexos, la estrecha colaboración entre hombre y mujer, potencias diferentes, pero no dispares y menos adversas, es todavía en estas tierras un caso de excepción”. Comentó asimismo que la solución está en “lograr ese estado de equilibrio entre las inspiraciones masculina y femenina, sobre el cual únicamente puede fundarse el hogar”.
Como “prolongación” de aquel problema, está el de “la situación del niño ante la sociedad”. Sobre el tema se “ha hablado y escrito muchísimo, pero muy poco hemos avanzado en su solución”. Para Mistral, la sociedad tiene una deuda en relación “al derecho de la infancia al respeto, a la consideración y a la alegría”. Sumó la educación a su cuestionamiento, ya que la escuela “no atempera” la antinomia entre pobres y ricos, y “se forman esclavos o tiranos bajo los aspectos de triunfadores y vencidos. Pero el Hombre está ausente”.
Connie, “la simpática secretaria” de la poetisa, ya “ha asomado la cabeza varias veces” hasta que da por terminado el encuentro. “Mal de su agrado”, el cronista se marchó “sintiendo en sus oídos el dulce y vibrante acento, suave y firme con que esta mujer admirable (...) defiende ideales tan nobles”.
En la Escuela Serena
Gabriela Mistral fue invitada a conocer la Escuela Experimental Nº 69 Dr. Gabriel Carrasco, en barrio Alberdi, que desde 1935 tenía al frente a las hermanas Olga y Leticia Cossettini. Según tiene registrado el Archivo Cossettini, patrimonio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet) y alojado en el Instituto Rosario de Investigaciones en Ciencias de la Educación (Irice), la poetisa chilena tuvo enormes elogios para la experiencia de la Escuela Serena al punto de remarcar que siempre había soñado con una escuela así. También alabó el coro de niños, que imitaba a los pájaros de la región, que dirigía Leticia.
Mistral participó además de la plantación de un árbol en su honor con Olga y alumnos de la escuela en la plaza Santos Dumont y de un programa radial donde leyó algunos escritos. Un paseo por el río Paraná inspiró a la visitante a escribir un texto que llamado, “Mensaje a los niños del Litoral”, fue mimeografiado y la pibada de la escuela lo tenía pegado en sus cuadernos.
En la percepción de la guardiana del archivo, la psicóloga y profesional principal de apoyo a la investigación Javiera Díaz, Mistral llegó a la Escuela Serena en “el apogeo de la experiencia” entre 1938 y 1940 cuando tenía gran visibilidad y apoyo. El proyecto de las hermanas Cossettini irá languideciendo de 1944 a 1950.
Una pintoresca geografía
La segunda disertación de Mistral en Rosario tuvo lugar en el salón de actos de la Escuela Normal Nº 2 el lunes 4 de abril por invitación de la Sociedad Cultural Ana María Benito sobre “Geografía pintoresca de Chile”. Dicho establecimiento educativo tenía en sus filas a la profesora Dolores "Lola" Labat quien desde hacia varios años, como directora, había implementado la pedagogía Montessori con entornos adaptados a los niños, y habría sido una de las promotoras de la visita de Mistral al Normal Nº 2 y a la Escuela Serena.
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El público que fue a ver a Gabriela Mistral el lunes 4 de abril desbordó el salón de la Escuela Normal Nº 2.
Archivo Diario La Capital
Según La Capital, la escritora “tiene la virtud de embellecer los temas que trata” y “sin imágenes rebuscadas, sin tampoco esforzarse por ser original, expone con encantadora naturalidad”. Divide su parlamento en tres, la región salitrosa, el valle central y el paisaje cordillerano, con “imágenes espontáneas y de hondo sabor poético”. Como broche final, la disertante “no pudo sustraerse a los deseos del público” y comentó y recitó los poemas “El canto de Mariñán” y “Invitación para pedir el buen tiempo” y el cuento “El muerto que se casó con su amada viva”.
Fueron tres días de muchas palabras, paseos y emociones. Ese mismo lunes por la noche, Gabriela Mistral dejó nuestra ciudad rumbo a la de Mar del Plata. Lo hizo desde la Estación Rosario Norte de trenes donde se había congregado una pequeña multitud para despedir a la “ilustre” escritora chilena.
Infografías: Juan Carlos Escobar / La Capital
Retoque fotográfico: Jorgelina Cerrutti / La Capital
Locución: Lizi Domínguez / La Capital
Realización técnica: Lisandro Machaín / La Capital