“Que la inflación haya podido bajar relativamente con fuerza no implica una mejora del salario, los períodos de desinflación importante en Argentina, como el de la segunda etapa de la convertibilidad, están asociados con salarios reales estancados en niveles bajos tenemos”, advirtió el economista Fabián Amico, coordinador del Instituto de Estadística de los Trabajadores (IET) de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (Umet) al analizar la actual situación.
Amico consideró que en septiembre ya había comenzado a identificarse el inicio de este proceso de desinflación luego de cuatro meses de persistencia de un piso del 4%. A su juicio, esta situación tiene relación con el sostenimiento de una especie de ancla del tipo de cambio oficial. Pero también con que el alza de precios regulados, básicamente tarifas de servicios públicos y precios de muchos servicios privados sujetos a regulación, que “habían tenido subas muy grandes hasta mayo, empezaron a bajar el ritmo de ajuste”.
No quiere decir que ajusten a una tasa baja pero sí que bajaron sustancialmente el ritmo de ajuste promedio que venían teniendo de arriba del 15% mensual a incluso abajo del 5% mensual”, reseñó.
Amico destacó que con estos dos elementos “la tasa de inflación empezó a descender claramente” y además apuntó al hecho de que hay una respuesta muy tibia de los salarios nominales.
El economista de la Umet explicó que hay que dejar de considerar que la inflación baja en Argentina porque el ingreso bajó y se cayó el consumo. “La inflación argentina no ha sido por exceso de demanda, todos los estudios de inflación muestran que esa idea es equivocada; incluso en toda América latina el fenómeno recesivo resulta más usualmente en estanflación”, explicó.
Señaló que “lo que está provocando la baja de la inflación no es la caída de la demanda, sino el efecto del nivel de salario real más bajo en los costos. Al, tener los niveles de salario real en un nivel muy bajo históricamente y tener un crecimiento en términos nominales muy lento, colabora a que los precios se mantengan relativamente en un ritmo de crecimiento mensual cada vez más bajo”, reseñó.
“En el mercado laboral posgobierno de Macri, con aumento de trabajadores informales y por cuenta propia. hay un menor poder de negociación salarial, porque la heterogeneidad Eso se agravó en la etapa del gobierno de Milei cuando hubo una muy intensa destrucción de empleo privado registrado y público”, indicó. Recién ahora, señaló, las estadísticas oficiales muestran que se está frenando la destrucción de empleo, pero ya generó otra vez un aumento muy importante de cuentapropistas, monotributistas e informales. “Ese factor está colaborando a que la desinflación se consolide pero a costa de niveles de salarios reales que están entre los más bajos de los últimos 20 años”, detalló.
El ancla cambiaria
Respecto del ancla cambiaria, Amico consideró que el sostenimiento del crawling peg de 2% mensual depende fundamentalmente de que el gobierno tenga dólares suficientes para respaldarlo. “La novedad es que el blanqueo tuvo un éxito inesperado y provocó una inyección de dólares e que le brindó oxígeno”. Este oxígeno no es infinito, “pero estiró las posibilidades al punto tal que ahora están elucubrando y especulando con que quizás se sostenga hasta las elecciones”.
A su juicio, estas posibilidades de mantener el esquema cambiario han crecido. “ Después viene toda la cuestión internacional que ahí es más especulativo porque no sabemos con certeza qué va a pasar, el hecho material es que entraron más de u$s 20.000 millones y tiene consecuencias en la sustentabilidad del sistema, por lo menos más allá de donde todo el mundo lo preveía hasta hace dos meses”, reseñó.
Respecto del impacto de los cambios globales, Amico habló sobre la devaluación que emprendió Brasil. “Tanto Brasil como Uruguay tienen este esquema de tipo de cambio más flexible, que se adaptan a los cambios internacionales, nosotros tenemos un cepo al que hay que tener en cuenta a la hora de hablar de la desinflación”, señaló.
Y agregó: “La desinflación no se consiguió por obra del mercado y el ajuste fiscal sino porque aumentaron las regulaciones, al o tener un esquema de flotación cambiaria administrada como tienen esos países, el tipo de cambio acá se va a mover poco y nada, indicó.
Sobre el escenario para los trabajadores en 2025, Amico dijo que ve una situación muy difícil en el mercado de trabajo va a ser muy difícil. “Cuando se destruye empleo la contracara suele ser el aumento del desempleo, pero en una economía como la nuestra, donde no hay cobertura social del desempleo, la gente va al mercado informal o al independiente, con sueldos muy bajos; es una forma de desempleo disfrazado que actúa como un factor disciplinador sobre las posibilidades de mejorar el salario y mejorar la distribución del ingreso, ese esquema muy probablemente se sostenga como mínimo hasta el año que viene”, señaló.
La convertibilidad deslucida
En ese sentido, señaló que este esquema es muy parecido al final de la convertibilidad. “Todos recordarán que había inflación cero con un nivel de pobreza elevadísimo”, describió.
Para Amico “hay una confusión respecto a que la inflación como objetivo excluyente de política siempre es algo bueno; en Agentina hemos tenido etapas con inflación de dos dígitos donde la pobreza bajaba, la informalidad bajaba y los salarios mejoraban”.
De consolidarse este escenario, podría sobrevenir “un cambio estructural en la distribución del ingreso que después implica condicionamientos políticos muy serios sobre el conjunto de la orientación que toma la sociedad Argentina”. Esto es así porque se debilitan “los sectores más interesados en el empleo, en la mejora social, en la igualdad en la homogeneidad del país”.