El economista Federico Zirulnik, del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso), analizó la modificación del régimen cambiario implementado por el presidente Javier Milei y también centró su mirada sobre el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Destacó que el cambio fue obligado por la insostenibilidad del esquema previo y advirtió algunas similitudes con la experiencia de 2018 bajo la presidencia de Mauricio Macri.
El economista también anticipó una presión alcista sobre el dólar y un impacto en los precios que podría anular la mejora en el tipo de cambio real. Alertó, además, sobre los desafíos que enfrenta Argentina para refinanciar su abultada deuda en los próximos años, sugiriendo incluso la posibilidad de que se necesite una nueva reestructuración. Por otra parte, expresó dudas sobre si la devaluación aliviará a los sectores productivos frente a la continuidad y profundización de la apertura económica.
“El gobierno venía insistiendo en que no iba a devaluar, que el tipo de cambio no estaba atrasado, que esta vez era distinto porque había superávit fiscal, pero la realidad demostró que ese régimen era insostenible y tuvieron que ir al Fondo a tratar de cambiar el esquema, a partir de este nuevo acceso a financiamiento”, describió Zirulnik los nuevos movimientos. Y agregó: “Lo venden de alguna manera como la presentación de una nueva etapa, de algo planificado, pero es lo que la realidad terminó imponiendo”.
Este cambio de fase en el programa económico para muchos es interpretado como algo parecido a lo que pasó en el año 2018 con el programa de Mauricio Macri. Zirulnik consideró que tiene algunos aspectos similares, y otros no tanto. “Creo que a comienzos de 2016 la eliminación del cepo cambiario fue más general y acá todavía permanecen algunas restricciones, en particular a lo que hace a las sociedades anónimas”, indicó en declaraciones al programa radial La Banda Cambiaria.
Frente a la insostenibilidad del esquema que había planteado el gobierno desde el inicio de su gestión, la gran pregunta es si este plan es sustentable. “Habrá que esperar para ver cómo lo recibe el mercado y cuál es la presión sobre el dólar, creo que el tipo de cambio se va a ubicar mucho más cerca del techo de la banda cambiaria que del piso”, señaló. Y consideró que, “de continuar así, si se mantiene siempre sobre el techo, en definitiva vamos a tener un esquema similar al anterior, porque la banda superior se actualiza al 1% mensual, pero con un nivel de tipo de cambio nominal 30% aproximadamente por arriba”.
“A futuro habrá que evaluar si esto le permite al Banco Central comprar reservas o si seguirá vendiendo como en las últimas semanas”, detalló el economista del Ceso.
El vaivén de los precios
La evolución de los precios es otro tema clave. Si se mueven de forma inmediata y se acomodan a un dólar de 1.300, en definitiva se vuelve a terminar como al comienzo, como en la previa de esta devaluación. “En general son los problemas que tienen las devaluaciones, son procíclicas; cuando se devalúa porque el tipo de cambio real está atrasado, en general los precios se mueven en la misma dirección y muchas veces en la misma cuantía, lo que hace que en el corto plazo vuelva a quedar atrasado, inalterable”, puntualizó.
Zirulnik apuntó que este esquema no resuelve los vencimientos abultados que tiene Argentina en los próximos años. “Es una especie de puente para terminar 2025, pero ya en 2026, si Argentina no logra volver a acceder a los mercados de deuda, va a tener problemas para refinanciar la deuda externa, tanto con el FMI como con privadas”, subrayó el analista.
Todo podría terminar en una nueva reestructuración más allá de este alivio o acuerdo temporal: “En 2025 va a tener dólares para afrontar los vencimientos de julio y posiblemente también para los de enero de2026, después va a tener la necesidad de volver a tomar deudas”.
Los dólares para el pago de la deuda
Cómo se llegue a ese momento, con qué tipo de cambio, con qué inflación, con qué riesgo país, será clave para saber si ese regreso es posible. En caso de que no lo sea, “una alternativa es la reestructuración, porque difícilmente Argentina logre acumular por la cuenta corriente o por la cuenta comercial la cantidad de dólares que necesita para pagar los vencimientos de los años futuros”.
Mientras que el impacto de la devaluación en los precios está asegurado, el beneficio de la flexibilización cambiaria para los productores de bienes transables, como el agro o la industria, todavía está por verse. “Lo veo difícil porque el atraso cambiario venía acompañado una apertura económica que va a profundizarse, en muchos sectores hace muy difícil competir, incluso con un tipo de cambio 30% mayor”, señaló. Y advirtió: “Si los precios y los salarios se actualizan a un nivel similar a la devaluación, ese atraso cambiario va a volver a ocurrir y entonces vamos a estar en la misma situación”, subrayó.