El costo de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) aumentó 5,8 % mensual en Rosario durante marzo. Así, para un adulto equivalente la línea de indigencia se ubicó en $147.436, mientras que para una familia de cuatro personas, en $458.526. Así lo señaló que Usina de Datos de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) que, con este informe, comenzó también a difundir la evolución de la Canasta Básica Total (CBT) que mide la línea de pobreza. En este caso, llegó a $402.531 y $1.198.835, respectivamente, con un incremento de 3,6 % en el mes.
La Usina de Datos realiza estimaciones mensuales de la canasta alimentaria desde 2019 para la ciudad de Rosario. A partir de esta nueva serie, incorpora también la estimación mensual de la (CBT), que amplía la CBA al incluir bienes no alimentarios básicos como vestimenta, transporte, educación y salud, entre otros.
Nueva metodología
A partir de la metodología desarrollada por los investigadores locales, se estima el valor de estas canastas para un adulto equivalente y para distintos tipos de hogares, considerando sus características sociodemográficas. Incorpora coeficientes de expansión diferenciados según tipo de hogar, basados en la estructura de gastos de los hogares de la región pampeana. A diferencia de los métodos tradicionales, toma en cuenta el tipo y tamaño del hogar, la tenencia de la vivienda y la presencia de menores o personas mayores.
El enfoque adoptado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) para estimar la pobreza consiste en clasificar un hogar y sus miembros como pobres cuando sus ingresos se sitúan por debajo del valor de la línea de pobreza, es decir, por debajo de la cantidad mínima necesaria para satisfacer las necesidades básicas de sus integrantes.
Para construir la línea de pobreza es necesario conocer los patrones de consumo de la población, los cuales se relevan mediante encuestas de gastos e ingresos de los hogares o encuestas de condiciones de vida, dependiendo de la disponibilidad de datos en cada país. En Argentina se toma como base la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (Engho), elaborada por el Indec.
Calcular el valor de los bienes y servicios no alimentarios es clave para estimar las líneas de pobreza. A diferencia de los productos alimenticios, donde se utilizan parámetros exógenos (energía y nutrientes) para establecer la suficiencia, no existe un criterio normativo claro para el componente no alimentario.
En el método adoptado por los países de América latina y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), este componente se estima a partir de la relación entre el gasto en alimentos y gasto total de la población de referencia. La línea de pobreza se calcula multiplicando la línea de indigencia por un coeficiente denominado Inversa del Coeficiente de Engel o Coeficiente de Orshansky.
Con el objetivo de estimar el costo de la Canasta Básica Total (CBT) para la ciudad de Rosario, desde Usina de Datos UNR se definió la siguiente estrategia metodológica. Para el componente alimentario, se utiliza la valorización propia de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) de Rosario, elaborada mensualmente por el equipo desde 2019. En tanto que para el componente no alimentario, se construyen coeficientes de expansión de la CBA diferenciados según tipo de hogar, a partir del análisis de la estructura de gasto de los hogares de la región pampeana según la última Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (Engho 2017-2018).
Tipos de hogar
Esta estimación contempla diferencias asociadas al ciclo de vida, la existencia de economías de escala y el régimen de tenencia de la vivienda. Así, mientras la CBT de los hogares mostró en marzo de 2025 una variación mensual promedio del 3,6 %, y un crecimiento interanual de entre el 28,9 % y el 30,5 %, un hogar monoparental encabezado por una mujer joven con dos hijxs y sin propiedad de la vivienda requirió $973.835 en marzo de 2025 para no ser pobre, lo que implicó un aumento de casi $34.000 con respecto al mes anterior.
A su vez, una familia de cuatro personas con vivienda propia presenta la CBT más elevada entre los casos analizados ($1.198.405), producto del tamaño del hogar, aunque moderado por las economías de escala y la propiedad de la vivienda. En tanto, un hogar unipersonal de un varón de 40 años, propietario, requirió $337.403, una suba de 3,7 % mensual, mientras que uno compuesto por un varón de 74 años y una mujer de 70 años, propietarios, necesitó 583.477, con una suba de3,6 % y otro compuesto por dos varones, uno de 24 y otro de 25, no propietarios, eleva el costo de la CBT a $915.966, un 3,6 % más que en febrero.
En el caso de la línea de indigencia, la variación interanual de la CBA alcanzó el 29,9 %. Este aumento estuvo impulsado por fuertes subas en productos frescos como raíces y tubérculos (63,7 %) y verduras y hortalizas (37 %).
“El mes de marzo estuvo marcado por un aumento generalizado en los precios de alimentos frescos, lo que impulsó fuertemente la CBA. A pesar de que el ICE general bajó levemente, el impacto sobre la CBT fue significativo. Esto indica que el peso de los alimentos en el consumo total aumentó, fenómeno que suele observarse en contextos inflacionarios, especialmente en los hogares de menores ingresos”, señalaron los investigadores de la Usina de Datos Agustín Prospitti, Paula Durán, Lucía Andreozzi, Mariana Díaz, Federico Fabbioneri, Magali Reviglione, Agustina Barman.