El descenso de la tasa de inflación fue clave para que la confianza en el gobierno se sostenga, tras doce meses de tribulaciones. Pero nuevos desafíos quedan a la vista. Para las empresas urge ganar en competitividad; para la población, calidad de vida, luego de una durísima recesión. El gobierno espera avanzar hacia un escenario de estabilidad redituable en términos políticos y para eso necesita asegurar el balance cambiario con un complejo panorama en el sector externo. El acuerdo con el FMI que inyecte fondos frescos al BCRA es la clave.
El análisis corresponde a un documento elaborado hacia fin del año pasado por el instituto de investigaciones de la Fundación Mediterránea pero es común a la mirada que tienen los distintos centros de estudios económicos.
Las cuatro anclas
El Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso) resaltó en su último informe de coyuntura la relativa estabilidad macro y la atribuyó al efecto de las “cuatro anclas” del plan Milei-Caputo: “Un desmedido ajuste fiscal, un ancla salarial especialmente fuerte en el sector público, un ancla cambiaria y un ancla monetaria-financiera llevada a cabo en los primeros meses del año”. Esto dio lugar a “un proceso económico con claros ganadores y perdedores y con caídas en los ingresos salariales y previsionales, el consumo y la actividad”.
También destacó que el blanqueo sirvió como “puente” para llegar a 2025 sin sobresaltos cambiarios pero no alcanzó para eliminar las restricciones cambiarias ni para aumentar las reservas netas. Con un abultado cronograma de vencimientos de deuda y una demanda de dólares que aumentará si se recuperan la economía y los ingresos, la clave será “la negociación de un acuerdo con el FMI en 2025”. Si los nuevos acuerdos alcanzan desembolsos por u$s 10.000 millones (una cifra cercana lo que quedó pendiente del acuerdo firmado en 2018) “podrían alcanzar para que el gobierno llegue a las elecciones legislativas con los objetivos cumplidos y, por tanto, con altas chances de lograr buenos resultados”.
Negociación compleja
En ese sentido, la Fundación Mediterránea advirtió que la negociación con el Fondo será compleja, debido “al elevado endeudamiento ya existente”. Por otra parte, las señales que trasciendan “alimentarán conjeturas sobre la fecha de salida del cepo y también sobre las características del nuevo régimen monetario-cambiario”. En este marco, “no puede desecharse el escenario en el que las restricciones cambiarias persistan hasta después de las elecciones”.
En su juicio, el régimen monetario-cambiario definitivo no atañe sólo a cuestiones financieras sino que “es clave también para guiar decisiones de producción e inversión. Sobre todo, a las destinadas a la exportación y/o la competencia con los productos importados. Es que para sostener el bimonetarismo “la industria, el agro, y la minería y pesca deberían expandir su participación del PBI más allá del actual 25%”.
La marcha de la actividad
Los economistas del Ieral consideran que la economía tocó piso en el segundo trimestre de 2024, rebotó fuerte en el tercero y entró en una meseta desde octubre. También también saben que la profundidad de la caída “aparece disimulada” por una suba excepcional del sector agropecuario. Sin este efecto, el PBI cayó 6% el año pasado, en lugar del 3% que se estima.
Sobre este nivel, las expectativas oficiales de un rebote del 4,7% para 2025 “están atadas al consumo, que a su vez está atado al poder adquisitivo de la masa salarial”. Una variable cuya recuperación, entienden, “será gradual y despareja”. Por el lado de la inversión, la perspectiva “es positiva" para minería, gas y petróleo pero está “condicionada a la rentabilidad” en agro, construcción e industria.
Y si la economía creciera al ritmo esperado, las importaciones no energéticas subirían 22%, alertan los mediterráneos. Y estiman que para financiar esta dinámica debería “sostenerse en todo 2025” la entrada de capitales que se verificó en la última parte de 2024. Esto en un contexto externo complejo por el impacto global de los cambios de política impulsados por Trump, una desaceleración en la baja de tasas por parte de la FED y la devaluación del real.
Tres escenarios
Al respecto, el Ceso trazó tres escenarios para 2025. En el más optimista, el gobierno llega a las elecciones de medio término con los dólares necesarios para hacer frente a los vencimientos de deuda y, al mismo tiempo, sostener una recuperación económica.
En el intermedio, que es el que consideran “más probable”, los dólares conseguidos por el nuevo acuerdo con el FMI no son suficientes para concretar estos dos objetivos planteados en simultáneo. "Esto tendría efectos negativos en la recuperación, en la desaceleración de la inflación y/o en la disminución de la brecha cambiaria”, prevén.
Un escenario pesimista incluye en el análisis un “cisne negro”, sumado a la negativa del FMI a otorgar fondos frescos. En este caso, el gobierno llegaría a los comicios “sin recuperación económica, con más inflación, aumento de la brecha cambiaria y/o pérdida de reservas”. Esto en un contexto en el que los vencimientos de deuda de los próximos tres años suman u$s 50.000 millones.
Las deudas de 2025
Suramericana Visión, la consultora que conduce el ex ministro de Economía Martín Guzmán, estimó en u$s 21.506 millones el total de vencimientos en moneda extranjera para 2025. Dentro de esta cifra están los más de u$s 4 mil millones pagados en la última semana.
En base a sus proyecciones sobre la evolución de la balanza cambiaria, la consultora estimó que, aún sin acceso al mercado de crédito internacional, Argentina “tiene capacidad” para hacer frente a los vencimientos de este año.
El cálculo asume que los organismos internacionales desembolsarán nuevos créditos por un importe ligeramente superior a las obligaciones a pagar (u$s 7.924 millones), que las provincias pagarán el 75% de los vencimientos del año (u$s 1.978 millones) con dólares que deberán adquirir al BCRA y que el gobierno utilizará parte del superávit fiscal primario para pagar u$s 8.706 millones de vencimientos de capital e interés de los bonos locales e internacionales, así como los u$s 2.339 millones de los Bopreal.
El supuesto incluye la renovación total de los pagos en moneda extranjera por obligaciones del sector privado. “El importante incremento de los depósitos en dólares producto del blanqueo ha producido ya una emisión de deuda en el mercado local por cerca de u$s 7.500 millones en los últimos tres meses”, alerta el estudio.
Desde el lado de la oferta, Suramericana ve una reducción de u$s 5.256 millones en el saldo positivo de la balanza de bienes y servicios pero también un menor deterioro de la cuenta de intereses y utilidades (u$s 341 millones), debido al impacto de la reforma de la política de cargos y sobrecargos en el FMI.
“Bajo estas condiciones, las necesidades de dólares de la economía pueden ser solventadas sin producir una tensión sobre la evolución de las reservas”, aclaró. El panorama será más holgado, agregaron, si el gobierno suspende el dólar blend y acuerda un nuevo programa con el FMI.
En cualquier caso, la "tutela del FMI" es “el mejor escenario posible para el gobierno". Una experiencia que, como concluye el Ceso en su informe de coyuntura, "suele terminar, como tantas veces ha ocurrido, con crisis externas que borran de un plumazo los supuestos éxitos conseguidos a inicios del mandato”.