Crece la preocupación en Rosario por el incremento del vandalismo callejero contra los tótems de publicidad que están en los refugios de colectivo y otros espacios. Por mes, se destruyen entre unas 15 y 20 estructuras recubiertas en vidrio en todos los sectores de la ciudad, lo que afea el paisaje urbano en muchos barrios y representa un peligro para los transeúntes.
Metrópoli, la empresa concesionaria que tiene por licitación 320 "dispositivos transiluminados doble faz" en los refugios de transporte urbano de pasajeros (TUP) y en los parques junto con bicicleteros, denuncia pérdidas millonarias por los trabajos de reposición. Volver a instalar cada uno de los dispositivos cuesta unos $140.000, y los registros indican que se destruyen a razón de uno cada dos días.
El daño se comete de sur a norte de la ciudad. Los lugares más afectados son, en primer lugar la costa central, desde el Planetario hasta Puerto Norte, con una importante concentración a la altura de los silos Davis. También cerca del shopping Alto Rosario, donde desde octubre a diciembre se produjeron muchos hechos ligados a los jóvenes que salen alcoholizados de graduaciones de colegios y despedidas del complejo Metropolitano y el boliche Lotus.
Otro sector muy afectado es bulevar Oroño, entre 27 de Febrero y bulevar Seguí, y bulevar Rondeau, desde su inicio hasta el llamado Control. Casi todas son grandes arterias, con mucho movimiento, y los incidentes se producen cerca de dispositivos de policía asentados en la calle, y en lugares donde hay cámaras de seguridad municipales, sin que hasta el momento haya aparecido ninguna filmación qué individualice responsables a pesar de los requerimientos de Metrópoli.
Si bien hay otras amplias zonas donde hay tótems pero no se registran roturas, en el resto los ataques intencionales son desmedidos y han aumentado fuerte en los últimos tiempos, al igual que sucede en otros objetivos del espacio público. Particularmente, a principios de 2023 se empezaron a incrementar, y el fenómeno se fue agravando cada vez más hasta llegar a los 15 y 20 hechos por mes, sin distinguir días: los destrozos se mantienen constantes durante toda la semana.
Desde la empresa detallaron que en un principio estaba planificada una cantidad de reposición determinada por vandalización, que nunca llegaba a completarse. En tanto, hoy está excedida en 20%. Calculan que el costo de reposición completo con materiales y mano de obra, llega a $140.000 por unidad. El mismo queda 100% a cargo del privado.
Demoras
Además, la reposición no es inmediata. Cada vez que llegan los 20 vidrios solicitados en un mes, aparecen rotos 20 más. Desde que se piden hasta que llega pasan 45 días, ya que se trata de cristales cortados a medida y determinadas características especiales. Por ejemplo, tienen 1,5 centímetro de espesor. Si bien hicieron una prueba piloto con plásticos de mayor resistencia a los golpes, que también eran más caros, desistieron de su uso porque se los robaban enteros.
Las agresiones siempre se cometen con piedras de gran tamaño. Y son vidrios que no se rompen de un golpe, sino que deben ser impactados tres o cuatro veces. Además, son cristales que cuando se dañan se granulan, para que el que lo golpea intencionalmente o por accidente, y cualquiera que pase luego por la zona, no corra peligro de sufrir un corte.
En el mismo sentido, cada vez que se detecta una estructura destrozada, la firma debe retirar los cristales que quedan rotos dentro del dispositivo para que nadie se hiera. Después, se limpia todo y se retiran los vidrios. Por las dudas, se encinta el marco para que nadie se siente ni lo toque. Finalmente, en la empresa proceden a la reposición del cristal y los elementos de electricidad internos.
En este marco, desde la firma consideraron necesaria la prevención de este tipo de actos que, además de provocar pérdidas económicas innecesarias, contribuyen a un empeoramiento del espacio público y cierto peligro para las personas que lo utilizan.