El maltrato físico, verbal o psicológico entre chicos es una preocupación creciente en las escuelas. Potenciado por el ciberacoso a través de las redes sociales y mensajes de WhatsApp, docentes y preceptores buscan distintas estrategias para concientizar a los alumnos y erradicar estas prácticas de las aulas. Este 7 de noviembre es el Día Internacional contra el Bullying, una fecha establecida por la Unesco para el primer jueves de noviembre. Especialistas consultados por La Capital advierten acerca de cómo mutó el fenómeno en los últimos años con el uso de las tecnologías, hablan del rol de las familias y brindan consejos para prevenirlo.
Bajo el tema "Proteger, educar, empoderar: los y las estudiantes exigen escuelas seguras e inclusivas", la conmemoración de 2024 propuesta por la Unesco destaca "el papel esencial de la educación para poner fin a la violencia y la importancia de la perspectiva de los y las estudiantes en la elaboración de políticas y prácticas educativas".
En el 2022, el organismo de Naciones Unidas dedicado a la educación, la ciencia y la cultura declaró el primer jueves de noviembre de cada año como el Día internacional contra el bullying —que incluye el ciberacoso— como modo de reconocer que la violencia escolar en todas sus formas constituye una violación de los derechos a la educación, salud y bienestar de los niños, niñas y adolescentes.
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Radiografía del bullying en la Argentina
Un informe publicado en 2023 por la ONG Argentinos por la Educación reveló que más de la mitad de los estudiantes del país aseguran que hay discriminación en la escuela. "¿Cómo perciben la convivencia escolar los alumnos y directores de secundaria?", fue el título del estudio, con autoría de Alejandro Castro Santander (Observatorio de la Convivencia Escolar, Universidad Católica de Cuyo), Martín Nistal y Eugenia Orlicki (Observatorio de Argentinos por la Educación).
Según el documento, para el que se utilizó la información relevada en los cuestionarios complementarios que respondieron estudiantes y directores de secundaria de todo el país en el operativo Aprender 2019, más de la mitad de los estudiantes reconocen que en la escuela suceden episodios de discriminación por aspecto físico (75,4%), discriminación por características personales o familiares —religión, nacionalidad, género, discapacidad— (67,7%), y amenazas o agresiones entre compañeros (54,5%). Con respecto a las amenazas o agresiones en redes sociales, más de la mitad de los estudiantes (52,8%) sostiene que esto no sucede nunca. Otro dato revelador es que a nivel país, el 34,6% de los estudiantes del último año de secundaria considera que en su escuela no hay buen clima de convivencia en su escuela, cifra que en Santa Fe desciende al 32,8 por ciento.
El informe señala además que ante la consulta a los directores por los problemas de convivencia entre estudiantes, solo el 2,8% considera que este es “un problema serio”. El 17% cree que es un "problema moderado" y el 41,2% considera que se trata de "un problema menor". Para 4 de cada 10 directores (39%), la convivencia entre estudiantes “no es un problema”.
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El drama en la escuela
"En el marco del Día Internacional de la lucha contra el Bullying las preocupaciones más comunes que me transmiten los docentes tiene que ver con la violencia, porque va creciendo el maltrato verbal, físico y psicológico entre los alumnos a través de las redes sociales", dijo a La Capital Arístides Álvarez, docente, exdirector de escuela y presidente de la ONG "Si nos reímos, nos reímos todxs", un espacio que desde hace más de una década brinda charlas y capacitaciones a estudiantes y profesores sobre cómo mejorar la convivencia en las escuelas.
Sin embargo, el educador alertó que con el impacto del mundo digital y los smartphones el fenómeno fue creciendo. "El uso casi descontrolado por parte de chicos que cada vez más chicos del celular, que empiezan a tener un aparato desde los 8 o 9 años, hace que se acosen entre entre ellos a través de las redes sociales, con stickers, memes o ahora incluso con la ayuda de la inteligencia artificial", apuntó.
Para el exdirector del Instituto Zona Oeste, estos nuevos fenómenos "hacen mucho daño cuando la intención es burlarse del otro y maltratarlo, porque permite hacerlo de modo cobarde, detrás de una pantalla o de un teclado". Consultado sobre la percepción de los propios chicos y chicas sobre el bullying, el especialista advierte en ellos una preocupación: "Tienen idea del fenómeno, hablan de acoso, maltrato y discriminación. Hay muchos chicos que sufren y se nota en sus caritas cuando uno habla de este tema, porque es algo que pasa de forma presencial dentro del aula y por fuera en las redes sociales".
"Por eso siempre recomendamos a los chicos que se involucren, que no se queden callados cuando son víctimas y cuando presencian que otros chicos están padeciendo esto también hablen, pero que nunca miren para otro lado ni sean indiferentes. En una sociedad donde va ganando terreno el individualismo frente a la empatía y la solidaridad es muy importante registrar al otro, respetarlo, mirarlo, escucharlo. Esa es la mejor forma de combatir el bullying", agregó Álvarez.
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La ONG suele brindar charlas en escuelas y clubes sobre convivencia y responsabilidad en el mundo digital.
El rol de los docentes y las familias
Santiago Resset es doctor en psicología, investigador del Conicet y autor de "Aulas peligrosas: qué es el bullying, el ciberbullying y qué podemos hacer" (Editorial Logos). Capacitador y especialista en la temática, Resset dijo a La Capital que la mayor preocupación que advierte en los docentes es sobre cómo lidiar y prevenir estos casos, sobre todo en la escuela secundaria.
Convocado por escuelas para dar talleres sobre el bullying, dice que los profesores suelen admitir que les falta formación para enfrentar estas nuevas dinámicas que se dan en las aulas: "Algunos me dicen que los chicos de antes eran más tranquilos, seguían las órdenes, aceptaban los límites, y que ahora tienen un alumno distinto, que viene con otras problemáticas de la familia y del barrio que no saben cómo manejar".
"Pero además de las herramientas —describió el especialista— para muchos la falta de apoyo de los progenitores es el principal problema, porque a veces los propios padres de los alumnos que hacen bullying minimizan las conductas de sus hijos. O tenemos padres que dicen 'no sabemos cómo ponerle límites' y le pasan toda la responsabilidad a la institución".
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El acoso como espectáculo
Desde hace 15 años que Resett trabaja con esta problemática, cuando la palabra bullying no era tan difundida en el país. Y aclaró: "El bullying es un acoso, una agresión intencional reiterada donde el alumno que la sufre por parte de otro no se puede defender fácilmente. No cualquier hecho de violencia es bullying. La sociedad está más violenta y esto se refleja en la escuela, entonces se ven casos de bullying más graves, incluso con alumnos que terminan llevando un arma. O familias que golpean e insultan a un chico que acosa a su hijo".
Respecto del ciberbullying, surgido a raíz de la explosión en el uso de las nuevas tecnologías de la información, dice que muchas escuelas admiten no saber cómo abordarlo. "La escuela se puede ocupar de dar talleres y prevenir, pero del uso que hacen los niños y adolescentes de las redes sociales se tiene que ocupar también la familia", apuntó.
"Cuando charlo con alumnos les digo que los principales responsables de detener el bullying son los adultos pero los chicos también pueden colaborar, informando a sus padres o a los docentes de alguna situación. Porque el bullying también se produce por los espectadores, los qué filman, alientan, aplauden o miran pasivamente un hecho. Sin público no hay espectáculo, por eso ellos también pueden ayudar en la disminución del bullying".