La educación superior es un bien público, social y un derecho humano. El concepto se repitió una y otra vez en varias conferencias y talleres que se realizaron durante los dos días que se desarrolló en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) el Congreso Internacional de Universidades Públicas (Ciup 2022), organizado de manera conjunta por la UNC, el Ministerio de Educación de la Nación y el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN). Quizás el necesario énfasis en esta mirada sobre la universidad pública responda a los desafíos que enfrentan las instituciones del nivel superior frente a posturas más mercantilistas, que proponen que la educación sea declarada como un servicio comercial más.
Por eso los valores de la equidad, la innovación y la calidad se hicieron fuertes en el encuentro realizado el 30 de junio y el 1º de julio. Pero con una advertencia que lanzó en la apertura el académico Marco Antonio Rodrígues Días: “La universidad no puede ser de calidad si no responde a las necesidades de la sociedad”.
Más de 1800 inscriptos —entre ellos rectores, decanos, estudiantes y académicos de América Latina y el Caribe— participaron de un cónclave convocado para debatir políticas y acciones concretas de integración entre las universidades públicas y ratificar la necesidad de que la educación superior sea accesible para todos y todas. Innovación, integración y agenda 2030 fueron ejes de los debates, donde además se retomaron los objetivos planteados en la Cres 2018 (Conferencia Regional de Educación Superior), realizada hace cuatro años también en La Docta, cuando se cumplieron cien años de la Reforma Universitaria.
“Teníamos necesidad las universidades públicas de juntarnos una vez más, no solo para reafirmar los principios de la universidad pública para América Latina, sino para ver pasos inmediatos de integración académica y científico tecnológica entre las universidades públicas latinoamericanas”, dijo en la apertura el rector saliente de la UNC, Hugo Juri. Más adelante, dijo que era obligación salir de esta reunión con acciones en conjunto de integración latinoamericana, algo que se terminó materializando con la firma para la conformación de un consorcio internacional de universidades públicas, del que participa la UNR.
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“Este es un momento donde necesitamos, como dijo Paulo Freire, hacer un trabajo de pedagogía de la escucha. Ese ejercicio de escucha, tan necesario y tan difícil”, dijo por su parte la brasileña Sandra Goulart Almeida, presidenta de la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM). Y la escucha se hizo presente a lo largo de las dos jornadas que se desarrollaron en distintas salas de la Ciudad Universitaria de la capital cordobesa. Hubo debate, intercambio de experiencias y hasta varios contrapuntos. Una atmósfera que varios remarcaron como muy saludable y a la vez distinta a la que se respiró en la Conferencia Mundial de Educación Superior, que se realizó en mayo pasado en Barcelona. “Allá hubo un show bien montado, acá hubo un plenario”, celebró Telémaco Talavera Siles, rector emérito de la Universidad Nacional Agraria (UNA) de Nicaragua.
Integración e innovación, la vinculación de la academia y el hábitat, internacionalización, desarrollo sostenible, trabajo decente y políticas de género fueron algunos de los ejes abordados en los paneles. También se habló de “romper el aula” (tal como funciona hoy en día) y de la necesidad de readecuar el currículum a las nuevas demandas sociales. En las próximas semanas los organizadores darán a conocer el documento final, con las conclusiones y aportes del trabajo de estos dos días.
Durante el foro académico también se debatió acerca de la agenda de los pueblos indígenas y afrodescendientes en el acceso y permanencia en la educación superior. En el espacio del taller, coordinado entre otros por el investigador Daniel Mato, se alertó que “continúan reproduciéndose el colonialismo, el racismo, el patriarcado y diversas inequidades estructurales que afectan especialmente a las personas afrodescendientes, de los pueblos indígenas, migrantes y diversos sectores populares”. Sobre todo teniendo en cuenta que la personas de estos colectivos representan el 30 por ciento de la población latinoamericana. “El reconocimiento de estas inequidades —plantearon— nos compromete a saldar la deudas que nuestras universidades, monoculturales y monolingües, tienen con grandes sectores de nuestros pueblos”.
Consorcio internacional
Parte de ese ir de la palabras a lo hechos se concretó en el segundo día del encuentro, cuando un conjunto de instituciones públicas latinoamericanas —entre ellas, la Universidad Nacional de Rosario (UNR)— firmaron un acuerdo para conformar un consorcio internacional de universidades públicas.
El acuerdo, rubricado además por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), la del Litoral (UNL) y la Universidad de la República de Uruguay (Udelar), apunta a ampliar el acceso y garantizar la permanencia de estudiantes, promover el desarrollo de acciones de cooperación en áreas de ciencia y tecnología, innovación, transferencia tecnológica y social, entre otros objetivos. Pero quizás uno de los ejes de trabajo más destacados del consorcio internacional es el reconocimiento recíproco de trayectos de formación o créditos obtenidos por los alumnos universitarios, a fin de facilitar la movilidad estudiantil entre instituciones, una demanda histórica de las casas de altos estudios. En el acto de la firma, el rector de la UNR, Franco Bartolacci, recordó el mandato de los jóvenes reformistas del 18 de vincular a las universidades con la sociedad: “Se trata de un mandato más vigente que nunca, que nos exige creatividad e inteligencia para reflexionar qué estamos haciendo desde aquí para hacer aportes significativos a la región y cómo coordinar para aprovechar los recursos y empujar hacia un mismo objetivo”.
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El rector de la UNR, Franco Bartolacci, presente en el encuentro en la UNC.
Foto: gentileza CIUP 2022.
En ese camino de ratificar el carácter social y público de la educación superior, el especialista mexicano Axel Didriksson (Universidad Nacional Autónoma de México) dijo que si América Latina es un continente desigual, la universidad tiene la obligación de poner en el centro del debate el combate a la desigualdad en todas sus formas, desde la violencia, la pobreza, el hambre y el hábitat. Una institución pública que, como sostuvo Rodrigues Dias, “responda a los intereses de la sociedad”. Durante una de las charlas, una de las asistentes recuperó el concepto de “cualquieridad” esgrimido por el educador argentino Carlos Skliar, y en ese camino propuso dejar atrás la frase de que “la universidad no es para cualquiera”, para abrazar el desafío de prepararse para recibir “a cualquiera que quiera estudiar”.
Congreso Internacional de Universidades Públicas CIUP