Los diputados nacionales del PRO Alejandro Bongiovanni y Daiana Fernández Molero presentaron un proyecto on el fin de derogar la Ley N° 27.642, más conocida como Ley de etiquetado frontal de alimentos, que advierte a los consumidores sobre los excesos de componentes como azúcares, sodio, grasas saturadas, grasas totales y calorías. La iniciativa de los legisladores macristas, que por ahora solo tiene el rango de proyecto, recibió el rechazo de especialistas en nutrición.
Con un video publicado en la red social X, Bongiovanni y Fernández Molero anunciaron en las últimas horas: "Vamos a derogar la Ley de Etiquetado Frontal. Es una mala ley, excesivamente paternalista que no sirve, no te informa. Porque si todo tiene sello, es como si nada tuviera sello. Este es el Estado tratando al consumidor no solo como un niño, sino como un niño medio idiota».
El proyecto señala que el objetivo es “la restitución de la libertad de productores y consumidores de alimentos, mediante la derogación del Régimen de Etiquetado Frontal Ley N° 27.642, cuyos objetivos se cumplen de modo más eficaz con la normativa ya vigente en el Código Alimentario en relación a rotulado, comercialización e información”.
En contra de la derogación del etiquetado frontal de alimentos
De esa forma, la polémica en torno a la ley de etiquetado frontal se reedita teniendo en cuenta que al momento de ser impulsada en el Congreso Nacional fue virtualmente “cajoneada” durante más de un año hasta que fue sancionada como ley en noviembre de 2021. Y esta nueva iniciativa del PRO por derogarla, ya obtuvo el primer pulgar hacia abajo.
Y una de las voces que se levantaron en contra del proyecto es la de Ignacio Porras, licenciado en Nutrición de la UNR y director ejecutivo de la Fundación Sanar. Dijo que la ley de etiquetado frontal “es una herramienta utilizada por los consumidores que permite elegir libremente”.
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La ley de etiquetado frontal se aprobó con 200 a favor, 22 en contra y 16 abstenciones.
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En declaraciones a LT8, Porrás sostuvo: “No hay que eliminar la ley de etiquetado frontal. Y estaría bueno que estos diputados puedan respaldar lo que dicen con hechos concretos. No existe evidencia, libre de conflictos de intereses, que pueda respaldar las barbaridades que dicen. Es todo lo contrario. La evidencia muestra que los consumidores están eligiendo en función del etiquetado. Se llevan productos dentro de una misma línea con menos cantidad de sellos. Que han pensado más de una vez si se llevan un producto justamente por la información que se les brinda”.
“A la vez, vemos cómo las empresas se están reformulando y hacen publicidad en medios masivos, jactándose de ser productos libres de sellos. No entiendo donde ven los problemas. Por otro lado, el argumento de que esto pone obstáculo al comercio internacional es un error garrafal. No entienden cómo es la cuestión del mercado. Cuando sos productor de alfajores y querés venderle a Uruguay, tenés que cumplir con la normativa uruguaya. Lo mismo si exportás a Brasil. Tenés que adaptarte a leyes del país donde vendés.”
En ese sentido, agregó: “Argentina puede tener sus leyes para cuidar la salud de los argentinos, pero cuando una empresa vende a otro país lo hace en función de las normas de los países a los cuales le vende”.
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Porrás remarcó también que “la Organización Panamericana de Salud se encargó de desmentir otra falacia. Desde la industria se decía que el 85 por ciento de los alimentos tienen sellos. Y eso es el universo de los supermercados que tienen el 75 por ciento de sus superficies tiene productos ultraprocesados. Cuando abrís el espectro y pensás en todo el abanico de alimentos, independientemente del grado de procesamiento, solo el 10 por ciento se ve alcanzado por el etiquetado. Los alimentos naturales de verdad no se ven alcanzados por el etiquetado frontal. Lo que te dice el etiquetado es que estás frente a un alimento procesado o ultraprocesado”.
“Otra confusión es pensar que un producto light es necesariamente saludable. Por definición, un alimento light tiene un 25 por ciento menos, en comparación con su versión original, de sodio o de grasas o calorías. Si la versión original es super grasosas, aunque reduzcas un 25 por ciento, no necesariamente se convierte en saludable o para consumo frecuente. Es una falacia pensar que un alimento, por el solo hecho de ser catalogado como ligth es saludable”, subrayó.
A favor de la derogación del etiquetado frontal
En la vereda de enfrente, la diputada Daiana Fernández Molero, una de las autoras de la iniciativa que busca la derogación de la ley de etiquetado frontal, argumentó: “La ley de etiquetado no es una ley que ayude a informar mejor. Y eso pasó porque los criterios que los criterios que se definen para poner un sello negro o no son muy distintos a los que se utilizan en el resto de mundo”.
“A veces hay dos productos que tienen la misma cantidad de azúcares, pero como tienen más calorías se produce una confusión. Además, el hecho de que los umbrales sean tan restrictivos no hacen que las empresas tengan incentivos para mejorar sus productos porque es muy difícil de sacar el sello de encima. La actual ley no sirve para informar ni para que las empresas hagan productos más saludables. Porque si al fin y al cabo siempre tendrá un sello, no hay incentivos para mejorarlo", sostuvo Fernández Molero.
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La legisladora oriunda de la ciudad de Buenos Aires mencionó “un tercer punto muy importante. La ley de etiquetado le resta competitividad a nuestros alimentos. Argentina es productora de alimentos. Es un área donde Argentina debería tener ventajas comparativas y todos deberíamos impulsar esos sectores, y en realidad siempre se les pone una pata encima”.
“En este caso, al no haber coordinado una ley de etiquetado con nuestros principales países socios comerciales, principalmente con los del Mercosur, hace que las empresas tengan que tener distintas líneas de producción para adaptarse a las regulaciones y a las exigencias de otros mercados. Si los requisitos para tener un sello en Argentina son distintos a los Chile, Brasil, Uruguay y Paraguay. Para sacarte de encima el sello de Brasil tenés que hacer una cosa, en Chile otra. Para venderles tenés que tener diferentes líneas de producción para venderles”.
“Nuestro proyecto impulsa que debería armonizarse la regulación con el Mercosur. Como salí la ley las negociaciones se cerraron. Debe haber una regla común con el Mercosur como ocurre en Europa. Se le ponen trabas a las exportaciones y a la generación de valor sin resolver la cuestión de fondo que es la información”, destacó Fernández Molero.