Si bien el inicio de la temporada 2025 viene más tranquilo de lo esperado en relación al dengue, con las altas temperaturas de las últimas jornadas en muchos puntos del país, y habiéndose detectado la circulación del mosquito Aedes aegypti, no hay que bajar la guardia en cuanto a la prevención y detección precoz de esta enfermedad. El año pasado, el brote explotó en marzo, y Rosario no fue la excepción. Al no haber un tratamiento específico para el dengue, distintos grupos de investigadores siguen buscando opciones para dar con una terapia que sea eficaz para ponerle un freno a esta enfermedad infecciosa. Ahora, uno de los caminos parece venir de la mano de la piel roja del maní.
Científicos de la Universidad Nacional de Córdoba y la Universidad Nacional de Río Cuarto investigan el potencial de un extracto obtenido de la piel o tegumento del maní para inhibir el virus del dengue. Los resultados obtenidos, que fueron publicados en la revista Plants, abren la posibilidad de el futuro desarrollo de tratamientos naturales, económicos y sostenibles.
El dengue es una enfermedad viral emergente de gran impacto en la salud pública, tanto a nivel regional como mundial. Es transmitida por el mosquito Aedes aegypti. Los serotipos principales del virus del dengue son cuatro: DENV1, DENV2, DENV3 y DENV4. Aunque a nivel global se ha registrado un aumento de casos en los últimos años, no existen medicamentos antivirales efectivos y accesibles para el tratamiento.
Científicos del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Salud (Inicsa, Conicet, UNC) y del Instituto de Biotecnología Ambiental y Salud (Ibias, Conicet y UNRC) están profundizando las investigaciones sobre el potencial de un extracto obtenido de la piel roja del maní. "Tras una revisión bibliográfica exhaustiva elegimos investigar la planta de maní por sus comprobadas propiedades antiinflamatorias y antimicrobianas. Además, la provincia de Córdoba exporta grandes cantidades de esta leguminosa y su piel queda como un subproducto industrial. Nuestro estudio busca la revalorización de ese residuo a través de obtener un antiviral contra el virus del dengue, algo que no había sido probado antes”, dijo Carolina Sabini, investigadora del Conicet y líder de la investigación.
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En una etapa anterior, este equipo de profesionales obtuvo extractos de tegumento y de semilla de maní y evaluó su toxicidad en modelos experimentales sobre células (in vitro) y con ratones (in vivo). Con esa información, los especialistas establecieron con precisión concentraciones seguras de ambos productos naturales, que no dañen las células del huésped, y las utilizaron para estudiar su actividad antiviral contra el serotipo 2 del DENV en ensayos in vitro sobre cultivos celulares.
Cómo "desactivar" el virus del dengue
“El extracto de semilla tuvo muy poca actividad, ya que inhibió parcialmente al virus en las etapas intracelulares de la replicación; mientras que el extracto de tegumento, aún en bajas concentraciones, logró inactivar el virus al cien por ciento. Creemos que estos efectos se deben a diferencias en la composición de cada producto. La semilla tiene más componentes lipídicos; en tanto que la piel de maní presenta polifenoles y proantocianidinas, que son grupos de moléculas conocidos por sus propiedades antioxidantes y antivirales”, explicó la especialista en microbiología.
Además, demostraron que el extracto de tegumento inhibe el DEN2 en las diferentes etapas de su ciclo de replicación, tanto en la adsorción y penetración (cuando el virus se une a la célula para ingresar en ella) como dentro de la célula hospedadora. El compuesto también presentó acción virucida e, incluso, consiguió impedir la infección por DENV-2 cuando fue aplicado a modo de tratamiento previo de las células.
Gracias a la colaboración con especialistas en biología molecular del Instituto de Biología Ambiental y de la Salud, confirmaron que la acción del extracto se basa en inhibir la síntesis de ARN viral. Para Sabini, esta amplia actividad antiviral excedió las expectativas: “Es muy importante, porque implica que puede tener diferentes usos, como tratamiento para las personas infectadas y como preventivo o profiláctico que impida la infección”.
Actualmente, el equipo está en búsqueda de vinculaciones tecnológicas con el sector industrial para avanzar en la producción de diferentes aplicaciones.
Además de su versatilidad y potencia antiviral, el extracto de tegumento de maní tiene las ventajas propias de los productos naturales.
Elio Soria, investigador del Conicet y coautor del trabajo, señaló: “Cuando se trabaja con fitomedicina no siempre es necesario llegar a un compuesto puro. De hecho, muchas veces la mezcla de diferentes moléculas que conforman el extracto es más activa que los compuestos por separado. Esta estrategia también es más económica, una ventaja en países de bajos recursos”.
Para que el fitofármaco sea utilizado en humanos, los científicos deben testear diferentes formulaciones, realizando modificaciones que optimicen su absorción, biodisponibilidad y bioaccesibilidad. “En colaboración con colegas especialistas en nanotecnología, estamos desarrollando pequeñas partículas o vesículas que puedan estabilizar y vehiculizar los diferentes compuestos del extracto, para que lleguen a los sitios de interés”, añadió el investigador.
La otra complicación del dengue
Por otra parte, las complicaciones producidas por el dengue no solo se deben a la replicación del virus en las células, sino también a la respuesta inmune exacerbada, inflamatoria, que genera en el organismo. Sobre todo, cuando es la segunda infección con un serotipo distinto de la infección primaria.
“La palabra que engloba todo el proyecto es sostenibilidad. Desde la aplicación de un método verde de extracción con etanol, hasta la elección de los constituyentes de las nanovesículas, buscamos generar el menor impacto ambiental posible. Eso también implica que todos los elementos sean económicos y estén disponibles en Argentina, sin depender de importaciones”, dijo Soria.
La primera autora del trabajo científico es Florencia Menis Candela, quien se desempeñó como becaria doctoral del Conicet en el Instituto.