Estadísticas recientes del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) revelan una Argentina marcada por contrastes socioeconómicos. Aunque se observan mejoras en ciertos indicadores, la desigualdad y la pobreza persisten en niveles preocupantes, desafiando la histórica identidad de una nación de clase media y poniendo nuevamente sobre la mesa al nivel de ingresos.
El coeficiente de Gini, que mide la desigualdad en la distribución del ingreso, se situó en 0,43 puntos en el último informe del Indec. Si bien esto representa una mejora respecto al 0,47 registrado en el primer trimestre de 2024, aún dista de los 0,36 puntos alcanzados en la década de 1970, cuando la pobreza afectaba a menos del 5% de la población. Para contextualizar, países como Alemania, Canadá, España e Italia presentan actualmente índices similares a aquel pasado argentino.
El tercer indicador fue el del nivel de desempleo. Un muy buen resultado en el cuarto trimestre de 2024: el índice fue de 6,4%. Sustancialmente mejor que el pico del 24% registrado en mayo de 2002 o del 17,5% con el que Menem ganó su reelección en 1995.
Pirámide social argentina
El análisis de estos datos sugiere una transformación en la estructura social argentina. La tradicional clase media, que durante décadas fue el pilar de la identidad nacional, enfrenta desafíos que ponen en riesgo su predominancia. La creciente desigualdad y los elevados índices de pobreza evidencian una fractura que podría alterar el carácter homogéneo que caracterizó al país.
Mientras la clase alta comenzó a recuperar la capacidad de proyectar y “ponerse al día”, aunque con una mirada más atenta sobre sus gastos, la clase media alta logró estabilizar sus cuentas tras el fuerte impacto del año pasado. A pesar de tener que ajustar al máximo, hoy logra llegar a fin de mes sin sobresaltos, aunque con la certeza de que cualquier error puede desequilibrar su economía. Esa sensación de haber “cruzado” el temporal es lo que diferencia su situación del resto de los sectores sociales.
Desde la clase media baja hacia abajo, el escenario es muy diferente. Lo que predomina es la sensación de ajuste permanente, frustración e incertidumbre. Muchos hogares ya no compran primeras marcas y sienten una clara degradación en su nivel de consumo: el dinero alcanza hasta el día 20 del mes y, después, se sobrevive. En el caso de la clase baja, la prioridad es no caer en la marginalidad. La resignación se volvió parte de la rutina diaria, en un contexto que profundiza las desigualdades y donde los matices entre clases se miden, cada vez más, por lo que se deja de consumir.
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En resumen, Argentina se encuentra en una encrucijada. La resiliencia de su clase media está a prueba, y el futuro dependerá de la capacidad del país para enfrentar y superar los desafíos socioeconómicos actuales, buscando recuperar la cohesión y la identidad que históricamente la definieron.
Ingresos en Argentina
Los resultados del último trimestre de 2024 correspondientes a los 31 aglomerados urbanos que releva la EPH registraron que:
- El ingreso promedio per cápita del total de la población, que corresponde 29.783.755 personas, alcanzó los $442.596, mientras que la mediana del ingreso per cápita fue de $320.000.
- El 62,6% de la población total (18.652.800 personas) percibió algún ingreso, cuyo promedio es igual a $701.865. Analizado según escala de ingreso individual, el ingreso promedio del estrato bajo (deciles 1 a 4) fue de $243.074; el del estrato medio (deciles 5 a 8), a $663.190 y el del estrato alto (deciles 9 y 10), a $1.696.916.
- El ingreso promedio de la ocupación principal de las mujeres fue 26,2% menor al de los varones en el 2° trimestre 2024.
Asimismo, la evolución de la distribución del ingreso mostró que entre octubre y diciembre del año pasado, la brecha entre el 10% de la población con mayores y menores ingresos fue de 13 veces.
Del informe se desprende que el 10% de la población con mayor ingreso per cápita familiar concentró 32,3% del total del ingreso en el cuarto trimestre de 2024, es decir, 17 veces más que el 10% con menor ingreso.
Cuánto hay que ganar en Argentina para no ser pobre
• Clase baja: por debajo o hasta $700.000
• Clase baja superior: entre $1.060.000 y $1.750.000
• Clase media baja: entre $1.850.000 y $2.100.000
• Clase media alta: entre $3.200.000 y $4.500.000
• Clase alta: entre $6.000.000 y $9.500.000
Cabe destacar que los ingresos contemplados son del hogar en su totalidad y no por persona.
Qué es el coeficiente de Gini
El coeficiente de Gini es un indicador de la desigualdad en la distribución del ingreso.
El coeficiente toma valores comprendidos entre 0 y 1. El valor 0 corresponde al caso de "igualdad absoluta de todos los ingresos" y el valor 1, al caso extremo contrario, donde todas las personas tienen ingreso 0 y una sola persona se lleva el total. Puede calcularse con datos desagregados o agrupados; por ejemplo, en deciles. El INDEC lo calcula con los datos desagregados.
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Se lo utiliza, a veces, para comparar la distribución del ingreso entre países o para mostrar la evolución de la distribución del ingreso de un país. Para su cálculo, se toma en cuenta el conjunto de la población, lo que lo diferencia de otros indicadores, como el cociente entre los deciles 10 y 1, que toma en cuenta la diferencia entre los extremos de la distribución.