Según la Encuesta Nacional de niñas, niños y adolescentes de UNICEF (MICS, 2019-2020), un 97% de las personas a cargo de la crianza reconoce que no debe usarse el castigo físico. Sin embargo, el 59% de las niñas, niños y adolescentes de 1 a 14 años sufrieron formas de crianza violenta como gritos, agresiones verbales o castigo físico. Y llegan al 72% de los casos, cuando se trata de chicos con alguna discapacidad.
Las consecuencias de todas estas prácticas pueden ser graves y perdurar en el tiempo. Además del daño y del dolor que causa, afecta el desarrollo cognitivo, la autoestima, y debilita las relaciones interpersonales. También puede generar dificultades en el aprendizaje, depresión, y en el peor de los casos, traer como consecuencia que se adopten comportamientos autodestructivos.
Las chicas y los chicos muchas veces no tienen canales accesibles para solicitar ayuda y recibir el apoyo necesario. La mayor cantidad de casos de maltrato y violencia contra niñas, niños y adolescentes ocurre en el hogar o con personas del círculo cercano, por lo que es responsabilidad de las personas adultas denunciar cualquier situación de la que sean testigos.
Existen diversos condicionantes sociales que generan obstáculos para que las familias puedan implementar prácticas de crianza respetuosa: la desigual distribución de las responsabilidades del cuidado, las miradas adultocentristas y la falta de tiempo y recursos para dedicar tiempo a jugar y cuidar.
Sin embargo, existen muchas prácticas propias de crianza que nos dan la posibilidad de ejercer cuidados respetuosos de las chicas y los chicos. Los vínculos afectivos y protectores desde el nacimiento son parte de los apoyos básicos que todo niño y niña necesitan para sentirse seguros y protegidos, y lograr así un crecimiento saludable y el desarrollo de todo su potencial.
La Convención de los Derechos del Niño establece la responsabilidad de padres, madres y cuidadores en brindar una crianza adecuada para garantizar el desarrollo de chicos y chicas, y brindarle todo el apoyo para que puedan progresivamente desarrollarse como sujetos de derechos. Las ideas sobre la crianza están condicionadas por nuestra propia experiencia como hijas o hijos, la cultura local o creencias en desuso. Que las familias tengan la oportunidad y el tiempo para pensarse como madres o padres permitirá revisar conductas que se aprendieron para no reproducir acciones que puedan resultar perjudiciales para las chicas y los chicos
Es importante mostrar autoridad desde un lugar de amor y ser una guía que acompañe y promueva la toma de mejores decisiones; ser claros y hablar en un lenguaje entendible para sus edades para fomentar una buena comunicación y escucha de sus opiniones; inculcar hábitos y explicar su sentido – para la comida, el baño, el juego, el descanso – que creen previsibilidad y faciliten la convivencia para toda la familia; establecer límites claros como una forma de expresar cuidado, lo que ayuda a las niñas y niños a fortalecerse emocionalmente; valorar y celebrar sus logros y esfuerzos y, sobre todo dedicar tiempo para jugar con ellos, conocerlos y valorarlos de acuerdo con sus edades, sus capacidades y sus posibilidades concretas en cada momento de su desarrollo. En ese sentido, desde UNICEF lanzamos el portal de "Crianza Cuidada ”, en el que se pueden descargar, sin límite y de forma gratuita, guías sencillas y prácticas que ayudan a criarlos desde el amor, a través de las palabras, los juegos y la construcción de vínculos saludables.
Cada familia es única y diferente entre sí, pero todas comparten, junto a sus comunidades, la responsabilidad de la crianza respetuosa y de la protección contra la violencia y los malos tratos. Los programas de apoyo a la crianza saludable, junto con la educación de calidad y todos los recursos de la seguridad social, son elementos indispensables para un abordaje integral de los cuidados de niñas y niños. Todas las personas, inclusive quienes no tienen responsabilidades de crianza, pueden poner en práctica cotidianamente el buen trato, para promover entornos libres de violencia y así lograr erradicar el maltrato.