"Las diferencias entre los videos pornográficos y la sexualidad real abarcan tanto aspectos físicos como emocionales, sociales y psicológicos", dice la médica psiquiatra Yoana Camerano, quien tiene experiencia profesional en sexología clínica. La Capital consultó a esta especialista por uno de los temas más sensibles y complejos que trajo el nuevo paradigma digital y de innovación en las comunicaciones, y que entre muchos otros aspectos permite el acceso ilimitado a material pornográfico en distintas plataformas. Incluso, no pone obstáculos para que lo consuman personas de todas las edades, incluyendo niños, niñas y adolescentes.
"El acceso fácil a la pornografía tiene implicancias tanto para adolescentes y jóvenes como para adultos, aunque las consecuencias varían dependiendo de la etapa de desarrollo, el contexto social y el uso que se le dé al contenido. En adolescentes y jóvenes, debido a que se encuentran en pleno desarrollo y conocimiento (y aún no han explorado en totalidad su sexualidad) puede generar distintos impactos: desinformación sexual, ya que la pornografía transmite ideas distorsionadas sobre la sexualidad, presentando generalmente una visión idealizada y poco realista del sexo; expectativas poco saludables sobre lo que debe ser el placer sexual, la intimidad y el cuerpo humano, pudiendo generar confusión sobre lo que es un comportamiento sexual saludable", señala la médica.
Según la Asociación Save The Children, casi 7 de cada 10 adolescentes consumen pornografía y la mayoría accede a partir de los 12 años.
Lo que puede parecer por momentos un "juego inofensivo", incluso en adultos, no lo es tanto. "El impacto en la autoestima y el cuerpo puede provocar inseguridades ya que la pornografía a menudo muestra cuerpos idealizados que no corresponden a la diversidad de cuerpos reales lo que puede contribuir a trastornos de la imagen corporal. Incluso, el consumo frecuente de pornografía puede llevar a una desensibilización hacia la estimulación sexual, lo que significa que con el paso del tiempo la persona puede necesitar material cada vez más explícito o extremo para lograr la misma respuesta de excitación, dificultando la experiencia de relaciones sexuales saludables y satisfactorias en la vida real".
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¿Cuáles son las diferencias entre el porno y el sexo real?
Camerano señaló las principales diferencias entre el material pornográfico al que se accede de manera virtual en distintas plataformas y la sexualidad real.
1) El contexto emocional y relacional no se muestra en la pornografia ya que los personajes representan un acto sexual que es meramente físico y carente de conexión emocional o afectiva real. Las interacciones previas o posteriores al sexo suelen estar ausentes o son mínimas, y si existen, se presentan de forma muy superficial. En la sexualidad real el sexo saludable en una relación suele implicar una conexión emocional, comunicación y cuidado mutuo.
2) Las escenas pornográficas tienden a estar altamente estilizadas, con iluminación y ángulos de cámara que buscan resaltar ciertas partes del cuerpo o las acciones de los actores de manera casi inhumana. Los cuerpos de los actores son generalmente "idealizados", y no representan la diversidad de cuerpos reales. Además, el rendimiento sexual de los actores está cuidadosamente editado para que todo parezca perfectamente coordinado.
3) En la sexualidad real los cuerpos son diversos. Los ruidos, las posturas o los detalles que a veces parecen torpes y descoordinados en la vida real son parte de la intimidad y la conexión genuina. Las imperfecciones, como la sudoración, las fluctuaciones en la excitación y la necesidad de comunicación constante, son comunes. El placer sexual en la pornografía se presenta casi siempre como inmediato y visual, centrado en la excitación física y la gratificación rápida.
4) El orgasmo es a menudo el objetivo final en el material pornográfico y el clímax se retrata de manera exagerada. En la vida real, el placer sexual es mucho más complejo y subjetivo y no siempre se trata de un solo clímax. El sexo real involucra la comunicación constante con la pareja sobre lo que se disfruta, lo que no, y cómo mejorar esta experiencia. Además, el sexo no siempre termina en orgasmo, y eso no lo hace menos satisfactorio. Las experiencias de placer varían dependiendo de la conexión emocional y física con la pareja.
5) Las escenas pornográficas suelen ser muy largas y perfectamente sincronizadas, sin los descansos o las interrupciones naturales que pueden ocurrir en el sexo real. También presentan una frecuencia de actividad sexual poco realista donde las personas tienen sexo varias veces en una sesión, sin necesidad de descansar o variar el ritmo. Las relaciones sexuales en la vida real varían en duración y frecuencia. La excitación puede decaer, se necesitan pausas, y no siempre se tiene sexo con la misma intensidad o frecuencia. La vida sexual real está influenciada por el cansancio, el estrés y otros factores emocionales y físicos.
6) El propósito principal del sexo en la pornografía es mostrar escenas de excitación física para un público que busca satisfacción visual y erótica. No se abordan las motivaciones emocionales o afectivas detrás del acto sexual, pero en una relación real puede tener diversos propósitos como reproducción, conexión afectiva, o incluso diversión compartida.
7) A menudo, la pornografía se enfoca en ciertos actos sexuales muy específicos y repetitivos, como la penetración, sin explorar la riqueza y diversidad de prácticas y preferencias que existen en la sexualidad humana. La sexualidad humana es diversa y personalizada. Las preferencias y deseos varían enormemente entre las personas. En una relación de pareja, las personas pueden explorar una amplia gama de prácticas, desde el afecto físico no sexual hasta diferentes tipos de juegos eróticos, siempre dentro de un marco de consentimiento y comunicación.
8) La pornografía crea una versión exagerada, idealizada y descontextualizada de la sexualidad, que puede distorsionar las expectativas y percepciones de las personas, especialmente si se consume sin una educación sexual adecuada. La sexualidad real, por otro lado, está mucho más enfocada en la comunicación, la conexión emocional, el respeto mutuo y la adaptación a las necesidades de los involucrados. A pesar de que la pornografía puede ser una forma de exploración y entretenimiento para algunas personas, no debe ser confundida con lo que constituye una sexualidad sana, ética y consensuada en la vida real.
Adultos adictos a la pornografía y con problemas sexuales
Si bien preocupa y mucho el impacto que el acceso ilimitado a la pornografía puede traer en edades más tempranas los adultos no están exentos de sufrir las consecuencias.
Camerano señaló que en personas mayores de edad "puede generar aislamiento emocional y disminución de la intimidad afectiva con su pareja. Si este consumo se mantiene desde la adolescencia tiene la capacidad de generar una adicción o dependencia y la persona necesita ver pornografía con frecuencia para alcanzar excitación sexual, lo que puede interferir con su vida diaria, su trabajo y sus relaciones. Este patrón de consumo puede ser difícil de controlar y generar sentimientos de culpa o vergüenza".
Se evidencian, además, problemas de erección o disfunción sexual , en su mayoría en hombres que están acostumbrados a una estimulación visual constante. "El cerebro se acostumbra a una estimulación más intensa y rápida lo que dificulta la excitación en situaciones sexuales reales con una pareja", remarcó.
El consumo de pornografía no es problemático en si mismo pero su acceso fácil e ilimitado y la falta de educación sexual generan efectos negativos, "especialmente si se convierte en un hábito excesivo o se utiliza para construir expectativas poco realistas. Es esencial la educación para poder reflexionar sobre la relación con la pornografía, buscando equilibrarla con relaciones sexuales saludables y respetuosas", enfatizó la médica psiquiatra.