Los centennials, nacidos entre mediados de la década de 1990 y 2010, son la primera generación nativa digital, pero a pesar de que tienen un teléfono inteligente todo el tiempo entre las manos desde la adolescencia sufren una fobia: a hablar por teléfono.
Los centennials, integrantes de la llamada generación Z, se mueven como pez en el agua con los mensajes y audios de WhatsApp, los privados en redes sociales, el correo electrónico, o incluso las videollamadas. Pero jamás se les ocurriría hacer un llamado telefónico "como en los viejos tiempos", y cuando el celular empieza a sonar entran en pánico. Uno de cada cuatro ni siquiera atiende jamás una llamada telefónica tradicional.
Según cuenta el portal Xataka, una encuesta de Uswitch reveló que el 23 por ciento de los jóvenes de entre 18 y 34 años de Reino Unido nunca atiende llamadas telefónicas. ¿El motivo? Porque —según analizaron los encuestados— la gran mayoría de los llamados responden a alguno de estos tres motivos: spam, fraudes o malas noticias. Entonces, ¿para qué atender?
Ayuda experta
Es por esto que una universidad del Reino Unido ahora tiene una clase para ayudar a sus jóvenes estudiantes a no desesperarse cuando suena el ringtone o ante la insistente vibración de su celular.
Nottingham College trabaja con sus alumnos en combatir la telefobia. Buscan mejorar la confianza en realizar un diálogo fluido y ajustar el protocolo durante las llamadas telefónicas. Una enseñanza que hace un par de décadas hubiese sido una rareza inimaginable.
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"Los jóvenes simplemente no tienen confianza" para usar el teléfono como lo hacían sus padres o abuelos, y eso les deja en una clara desventaja laboral, explicó a la BBC Liz Baxter, asesora de la universidad. Y aseguró: "La ansiedad relacionada con el teléfono es algo con lo que nos encontramos a menudo".
Según indican los expertos, los jóvenes se sienten más seguros con la comunicación escrita. Así pueden controlar mejor cómo responden, editar los mensajes para transmitir el mensaje sin demostrar dudas e incluso buscar información antes de contestar para evitar errores incómodos.
Teoría y práctica
En la clase de telefobia, los alumnos practican los roles de cada interlocutor simulando llamadas telefónicas para ganar la confianza y así desenvolverse con soltura en las conversaciones "instantáneas". Aprenden a planificar llamadas, a escuchar activamente, a responder preguntas de manera clara y concisa, y a manejar situaciones difíciles o inesperadas.
Uno de los ejercicios prácticos es llamar a restaurantes para obtener información sobre los horarios o preguntar por disponibilidad de productos.
Casey Halloran, director ejecutivo y cofundador de la agencia de viajes Namu Travel, cree que los jóvenes deben trabajar intensamente para superar la telefobia, a la que no considera un problema menor en el desempeño laboral. "Nunca vi nada parecido", dijo al referirse a la brecha generacional entre los mayores y los más jóvenes.
Incluso asegura que prácticamente es una lucha perdida. "Estamos casi a punto de rendirnos y adoptar SMS y WebChat en lugar de seguir luchando contra viento y marea", lamenta.