Cuarenta años han pasado del último recorrido de la Línea M de trolebuses en Rosario. Era un caluroso 3 de noviembre de 1984 y los rosarinos no podían saber que sería el último viaje de un ramal iniciado en avenida San Martín y Muñoz, en el sur, y finalizaba en boulevard Rondeau y Martín Fierro, en la zona norte. Tras varias decisiones erróneas, la segunda línea de troles de la ciudad se transformaba a combustible diésel y los tendidos eléctricos quedaron como una postal de la historia. Cuatro décadas más tarde, en el Palacio de los Leones comenzó un proceso para el retorno de los ómnibus con movilidad eléctrica.
Parece lejano el tiempo donde las calles rosarinas veían transitar varías líneas con letras en su frente. La K no era una excepción en el transporte público, era una más de los cinco trayectos que hace más de 60 años Rosario tuvo originariamente. Eran la G, la H, la J, la L y la mencionada K, la única activa en el siglo XXI. Todas a cargo de la Municipalidad entre 1958 y 1979.
En 1968, con el objetivo de optimizar recursos los ramales G y J se fusionaron y nació la M, hasta el día de hoy recordada por aquellos que peinan canas en la zona sur. La línea L se anexó a la K (única en funcionamiento en la actualidad) y el sentido este-oeste quedó conectado y la H se mantuvo para unir la zona norte con el centro.
Poco más de 10 años después, con la última dictadura cívico militar y el mandato del capitán de navío Augusto Félix Cristiani el servicio se privatizó y la empresa Martín Fierro SRL se hizo cargo de las tres líneas en 1979. Fue el primer paso para la desaparición de un servicio añorado por los rosarinos.
Un año más tarde, la H y la M unieron sus recorridos, bajo el nombre de la segunda línea, y los rosarinos podían viajar desde San Martín y Muñoz hasta Rondeau y Martín Fierro, recorrido realizado desde ese entonces por el 103 de Rosario Bus.
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Cuál era su recorrido
Aquel sábado 3 de noviembre, los choferes de la línea M realizaron su último recorrido partiendo de la zona sur. San Martín y Muñoz, en cercanías al Apeadero Sur, fue el punto de salida, su camino por la avenida llegaba hasta 27 de Febrero para girar a la izquierda, luego tomaba Corrientes hasta calle Salta (en aquellas épocas tenía sentido sur-norte). El trazado seguía por avenida Alberdi y por casi siete kilómetros seguía su marcha, ya en la reconvertida Rondeau, hasta Martín Fierro. ¿La vuelta? Boulevard Rondeau, avenida Alberdi, Catamarca (con sentido norte-sur), Paraguay, Virasoro, avenida San Martín hasta Muñoz.
Previamente, la M hacía su habitual recorrido desde el sur, pero al llegar al final de calle Jujuy giraba por San Nicolás y terminaba su recorrido en la estación de ómnibus Mariano Moreno. En tanto la H, partía desde Virasoro y San Martín, 27 de Febrero, Corrientes hasta Salta y desde allí al histórico recorrido en la zona norte.
En la actualidad, con algunas modificaciones en sus tramos finales, el recorrido es prestado por la línea 103 negra y roja.
Cómo fue su desaparición
El 22 de junio de 1979 por ordenanza municipal Nº 2370 firmada por el entonces Intendente de facto Augusto Cristiani, se dispone la privatización del servicio, otorgándole la concesión a la empresa Martín Fierro S.R.L. (por entonces operaba el transporte urbano en Villa Gobernador Gálvez). La firma se comprometía a pagar 720 millones de pesos por la compra del material de trolebuses y algunas instalaciones.
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Tras ser privatizada, Martín Fierro S.R.L. adquirió cinco coches Ziu, de origen soviético. Su gran porte, varias puertas y su capacidad de suspensión neumática llamaron la atención de los rosarinos. Tres puertas, habituales en varios omnibuses de la actualidad, era toda una novedad, pero al tiempo de implementarla se prohibió su uso. El mal y poco mantenimiento llevaron a que las unidades comiencen a presentar fallas y en 1984 dejaron de circular.
En tiempos de retorno de la democracia en vigencia, el Concejo Municipal de la intendencia de Horacio Uzandizaga dispuso en 1984 un año de prórroga para este servicio. El trayecto iba a ser cubierto por unidades a diésel y la empresa se comprometía a reestablecer los trole para 1985. Nada de esto sucedió, la M eléctrica dejó de pasar, la unidad viajó a combustible y en 1989 se formalizó el servicio del 103.
A lo largo de los años hubo intentos para reestablecer el servicio de las dos líneas caídas en el ostracismo, sin embargo, fueron meras intenciones.
¿Vuelve la M?
En la actualidad, el gobierno municipal lleva adelante un plan de reconversión de las unidades de la Línea K, el único trolebús vigente en la ciudad. Se trata de unidades que pasaron de motores diésel a ser impulsados por el tendido electricidad, por medio de una iniciativa articulada entre el municipio, la empresa Movi, Inventu y la Universidad Nacional de Rosario (UNR).
El jefe de Gabinete de Rosario, Rogelio Biazzi, le confió a La Capital que ya son cinco los coches renovados en la línea K, además recientemente se adjudicó la última licitación a la empresa Inventu para sumar 10 coches reconvertidos. Estas unidades estarán en los galpones de la Municipalidad a partir de enero y se entregarán una cada 21 días. Con estos 15 coches, la K completaría su flota.
“Si seguimos con el ritmo previsto, se entregan a tiempo y se decide encarar otra línea habrá un nuevo proceso licitatorio”, dijo Biazzi. En este sentido, el tendido eléctrico de las líneas de trole aún sigue instalado porque “tiene valor histórico y sirven para cualquier proyecto que surja”.
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El intendente, a principios de 2024, ya había anticipado este proceso y se animó plantear: “Si todo sale bien como hasta ahora, queremos recuperar la línea M”.
“Si el proyecto funciona bien como hasta ahora, se abre la perspectiva para buscar financiamiento privado y fabricar estos coches, no sólo para nuestro servicio público de transporte sino también desarrollar la industria para proveer a otras ciudades”, había comentado Javkin.
La actualización de los trolebuses implica la reconversión de colectivos urbanos a diésel, que hayan superado los 10 años de antigüedad, y transformarlos en ómnibus eléctricos, utilizando su chasis con el montaje de motor eléctrico y sistema de control.
Desde la Municipalidad destacan que los trabajos de reconversión de las unidades representan aproximadamente el 30% del valor de un coche nuevo. Mariano Antenore, referente de Amigos del Riel, le confió a este medio que el costo de un nuevo trolebús ronda los 500 mil dólares con una vida útil entre 15 y 30 años, dependiendo la casa automotriz. En contrapunto, señaló, un ómnibus cuesta 250 mil dólares y suele funcionar sin fallas menos de 10 años.
Ventajas de los trolebuses
El sistema de transporte mediante vías eléctricas presenta beneficios en lo económico, el cuidado del medioambiente, la producción local y el recurso humano.
- Económico: requiere de una baja inversión y un bajo costo de mantenimiento con relación a la flota actual. Utiliza componentes de fácil acceso en el mercado, a diferencia de lo que sucede con los coches actuales. Además, cuenta con mayor vida útil que los vehículos convencionales prolongando su utilización.
- Ecológico: no emite emisiones por lo que no produce impactos en el ambiente. Al tratarse de motores eléctricos, genera menos ruido que los de combustión.
- Social: genera trabajo local y resulta estratégico fomentar una industria innovadora que comienza a ser una tendencia en el mundo.
- Un beneficio adicional de esta renovación es la capacidad de desarrollar este tipo de vehículos con mano de obra local y calificada.