Muestras tomadas y analizadas por equipos de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) determinaron que los líquidos que se desprenden de las montañas de basura que se forman en el relleno sanitario de Ricardone contienen "alta carga orgánica y metales pesados". Esos líquidos se vierten en un canal que bordea al relleno y que alimenta al canal Ibarlucea, el cual desemboca en el arroyo Ludueña. La investigación fue impulsada por la ONG Taller Ecologista, desde donde señalaron que hace dos años tomaron otra muestra que arrojó resultados similares.
La investigación de la ONG se basó en la toma de muestras de líquidos en un canal pluvial lindero al relleno sanitario de Ricardone y las mismas fueron analizadas por personal del Centro de Ingeniería Sanitaria (CIS) de la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura de la UNR. “El líquido era de color intenso y fuerte olor, lo que ya sugería que se trataba de un efluente del relleno”, explicaron, sin dejar de lado que ya observaron este tipo de situaciones. Esta ocasión tuvo como aliciente el apoyo técnico y análisis de especialistas.
De la investigación sobre las muestras se determinó, según indicaron desde el Taller Ecologista, que los líquidos vertidos desde el relleno que a través de distintos cursos de agua terminan en el Canal Ibarlucea, el cual desemboca en el arroyo Ludueña, contienen valores altos de distintos agentes que dan la pauta de que los lixiviados (líquidos resultantes de la descomposición de materia orgánica) no se tratan adecuadamente. “El relleno sanitario no debería liberar lixiviados crudos ya que corresponde que sean tratados dentro de la misma planta antes de su volcamiento”, subrayaron. En concreto, señalaron que el agua presentó "altos niveles de carga orgánica y metales, como cromo, níquel y manganeso".
Estos líquidos, a través de los canales pluviales de la zona, terminan en el Canal Ibarlucea, que desagua en el Arroyo Ludueña, el cual finalmente desemboca en el río Paraná, aguas arriba de la toma de Aguas Santafesinas (Assa) y que abastece a gran parte de la ciudad de Rosario.
En diálogo con La Capital, el referente del Taller Ecologista, Mirko Moskat, indicó que las muestras se tomaron a mediados de junio por personal del CIS, a pedido de la ONG. Y agregó: "El líquido, que sale de la montaña de basura del relleno, va arrastrando sustancias químicas y cierta carga contaminante que debería tratarse en sitios autorizados. Encontramos esos líquidos en el canal que bordea el relleno sanitario".
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Foto: gentileza Taller Ecologista
"Es una situación que veníamos observando. De hecho, ya teníamos un análisis previo a este, pero la toma de muestras la hicimos nosotros y la llevamos al CIS. Ahora, nos interesaba que fuera un tercero el que intervenga en la extracción de la muestra", explió Moskat. El Taller Ecologista tomó muestras hace dos años y las llevó a analizar, mientras que en esta ocasión el CIS se encargó de ambos procedimientos. En ambos, los resultados fueron similares en cuanto a "alta carga orgánica y ciertos metales pesados" en el agua del canal.
Desde la ONG señalaron que, actualmente, el sistema de gestión de residuos en Rosario entierra cerca de 300.000 toneladas anuales de desperdicios en Ricardone, lo que marca "un 25% más que cuando se aprobó la ordenanza Basura Cero en 2008, incumpliendo las metas de disminución allí establecidas". Y agregaron: "Si bien más de diez localidades del área metropolitana envían sus residuos a Ricardone, la ciudad de Rosario es la que más ha contribuido al crecimiento de esta montaña de basura".
Al arroyo
Los canales que se contaminan por el vertido de lixiviados terminan en el arroyo Ludueña, que está en el centro del debate desde hace meses por presentar una contaminación visible por residuos sólidos, principalmente plásticos. Estos agentes analizados y comprobados por las muestras que tomaron desde el Taller Ecologista se suman a la degradación de este curso de agua.
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Según explicaron desde la ONG, los lixiviados "contienen altas concentraciones de sustancias contaminantes y es necesario realizar un tratamiento adecuado antes de su descarga. El lugar autorizado para la descarga de los lixiviados, luego de su tratamiento, se encuentra en la zona sur de Rosario, en el punto de descarga operado por Assa, en Ayolas y Acceso Sur. Estos lixiviados sin tratar implican un peligro a la salud de las personas, de la flora y de la fauna que toma contacto con los mismos".
Con los resultados de estas muestras, desde el Taller Ecologista enviaron una nota al Ministerio de Ambiente y Cambio Climático provincial para informar la situación y solicitar una investigación. La cartera llevó adelante un estudio en conjunto con la UNR durante el primer semestre del año y todavía resta conocerse el informe final.
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Por su parte, también notificaron del hecho a la Municipalidad, a la que también le solicitaron un pedido de información "para saber el grado de conocimiento del Ejecutivo municipal al respecto".
"Estamos pidiendo a la provincia y a la Municipalidad que investiguen más sobre la situación que detectamos. Son los que pueden tener más herramientas para medir qué impacto puede tener esto", finalizó Moskat.