La ayuda alimentaria no se toma vacaciones. Después de un año en el que los comedores comunitarios vieron explotar el número de comensales, la demanda se mantiene alta en los barrios más vulnerables de Rosario. Con un agravante: el alto precio de los alimentos y la falta de fondos obligó a muchos merenderos a suspender el servicio, lo que aumenta la presión para aquellos que continúan con sus puertas abiertas.
De acuerdo a un informe de la provincia, durante el año que pasó se invirtieron más de 31 mil millones de pesos en los tres programas alimentarios que maneja el Ministerio de Igualdad y Desarrollo Humano: la Tarjeta Institucional, ProSoNut y Tarjeta Única de Ciudadanía.
Casi un tercio de ese monto, $ 11.703.553.284, se destinó a sostener el funcionamiento de comedores y merenderos. Respecto al 2023, según datos de la provincia, esta partida creció un ciento por ciento, en un año en que la demanda no dio tregua y la asistencia del gobierno nacional estuvo ausente.
"Seguimos entregando la misma cantidad de alimentos que a principios del año pasado", dice Sol Aseguín, referente de la organización La Poderosa y alma máter del comedor que la entidad sostiene en el barrio Los Pumitas, en el noroeste rosarino.
En el vecindario, en un radio de pocas cuadras, varias organizaciones sociales y centros comunitarios se ocupaban de entregar el almuerzo, la merienda o la cena para los vecinos del barrio. Si embargo, señala Sol, este año muchos comedores cerraron porque no les alcanzaba "para sostener la olla".
En el centro comunitario de Cabal y Ottone la realidad no es muy distinta. En enero pasado, la gente concurría a buscar sus raciones de comida cuatro días a la semana, pero en los últimos meses tuvieron que achicarse. Ahora sólo entregan los lunes la merienda y los miércoles la cena.
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Las cifras de la pobreza
Hace poco menos de un mes, desde el gobierno nacional se distribuyó un comunicado de prensa con el título "La pobreza sigue disminuyendo en la Argentina" y destacaba la reducción de 12 puntos en el número de personas bajo la línea de pobreza en el tercer trimestre del año, de acuerdo a una proyección del Ministerio de Capital Humano. Aun así, de acuerdo al trabajo, casi cuatro de cada diez argentinos permanecen en la pobreza.
Según el último dato del Instituto de Estadística y Censos (Indec), en noviembre de 2024 un hogar de cuatro integrantes necesitó ingresos por $ 439.240 para hacer frente a la canasta básica alimentaria, que marca la línea de la indigencia. En tanto, la misma familia necesitó $1.001.466 para no ser pobre.
De acuerdo al organismo, la canasta básica alimentaria acumuló en el último año un incremento del 82,5%, un poco por debajo de la canasta básica total (que suma otros servicios, por fuera de lo alimentario) que subió 102,0%.
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Imaginación y fondos
Estas cifras se hacen palpables en el número de comensales que llegan a los comedores comunitarios. Norma Cardozo está al frente del merendero de barrio Godoy, que hace unos cuatro años abrió en Rivarola al 7300. "Cada vez vienen más familias, se necesitan muchas cosas", cuenta y, como Sol, asegura que "en el barrio muchos comedores cerraron y muchas personas vienen porque saben que nosotros seguimos".
Sostener las raciones de comida, dice, demanda imaginación y trabajo. "Estamos haciendo más ventas de cosas caseras para comprar la carne, el pollo, las verduras o recargar las garrafas", explica. Donaciones de particulares y del Movimiento Solidario de Rosario hacen el resto.
En promedio, cada tarde se preparan unas 150 raciones. "Siempre hacemos un poco de más porque llegan personas que no están anotadas y no las podemos dejar sin nada", cuenta.
La inversión provincial
Sobre el fin de la semana pasada, el gobierno provincial difundió un informe sobre la inversión realizada en materia alimentaria en todo el territorio santafesino. Desde la provincia se asiste a unos 958 comedores, a través de la tarjeta institucional, además de los beneficios directos que reciben las familias alcanzadas por el Programa Social Nutricional (Prosonut), destinado a niños y niñas entre 2 y 12 años de edad, y la Tarjeta Única de Ciudadanía, que alcanza a grupos familiares cuyos ingresos no superan el salario mínimo vital y móvil.
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En total, a esos tres programas se destinó un total de $ 31.126.237.325 durante el año 2024. El monto aplicado a comedores y copas de leche representó una inversión anual de $ 11.703.553.284 con un incremento del 100 % del monto a lo largo del año (50 % en febrero, 25 % en mayo y 25 % en agosto).
En el caso del Programa Social Nutricional, la inversión anual del gobierno provincial para este programa es de 6.130.860.407, con un incremento del 160 % durante el año.
En cuanto a la Tarjeta Única de Ciudadanía, con 64.386 beneficiarios, demandó una inversión anual de $ 9.896.266.500. A lo largo del 2024, el monto percibido se incrementó en un 180 %.
De esta forma, en algunos programas se superaron los efectos de la inflación del año.
Además, durante el mes de las infancias se realizaron entregas de módulos de alimentos para copas de leches que contenían 19.600 kilos de leche en polvo, 10.000 kilos de cacao, 10.000 kilos de azúcar y 200.000 alfajores por un monto de 107.933.000.
Por otro lado, durante los meses de invierno se llevaron adelante aportes para personas en situación de calle, esto demandó un total de 60.979.180 en la provincia.
Y en el mes de diciembre se llevaron adelante refuerzos para los distintos programas, con el objetivo que se pudieran adquirir alimentos para las Fiestas. En este sentido, se realizó un refuerzo navideño por un monto de $ 1.980.362.394 y se entregaron 144.000 módulos navideños a organizaciones e instituciones que no están incluidas en los programas que demandó a nivel provincial una inversión de $ 1.222.282.560.