Camilo superó la segunda noche después del trasplante de hígado, y si bien surgieron complicaciones, propias de estas cirugías tan delicadas, el injerto "está funcionando", lo que alienta a los médicos. De todos modos, los especialistas siguen siendo prudentes en cuanto a la evolución del bebé de 9 meses, que tiene por delante "días difíciles".
El equipo profesional de terapia intensiva del Sanatorio de Niños de Rosario, donde se realizó la compleja intervención que duró más de 8 horas, sigue minuto a minuto la situación del pequeño paciente y están atentos a cualquier mínimo obstáculo que pueda presentarse. "Fue una cirugía de magnitud que se suma a que el bebé está inmunosuprimido. Lo importante es estar atentos y resolver, cuanto antes, cualquier dificultad que aparezca", dijo este jueves a La Capital el médico Alejandro Costaguta, jefe de la Unidad de Hepatología y Trasplante Hepático del sanatorio, que estuvo a cargo del operativo.
La familia del bebé permanece todo el tiempo en la institución y ha recibido el apoyo de muchísimos rosarinos e incluso la visita y llamados de otros padres que han atravesado situaciones similares con sus hijos.
El de Camilo es el tercer trasplante de hígado que los expertos del Sanatorio de Niños realizaron en el año, y hay otros dos chicos que serán intervenidos en poco tiempo. El equipo lleva realizados 72 trasplantes desde 2007 cuando iniciaron estos procedimientos y se convirtieron en referentes de la región y el país.
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Costaguta habló de la complejidad de estos casos, tanto en el diagnóstico como en la posibilidad de resolver la delicada situación, ya que se trata de una enfermedad severa e infrecuente: "Es muy importante la difusión para que las familias la conozcan y los profesionales estén más atentos para sospecharla".
El bebé, oriundo de Las Parejas, fue diagnosticado con atresia biliar, un trastorno de las vías biliares, crónico y progresivo, que suele manifestarse en los primeros días de vida y cuyos signos más contundentes son el color amarillo de la piel del bebé y las deposiciones muy claras. Si bien existe una cirugía denominada de Kasai que puede realizarse para posponer el trasplante, el cambio del órgano es necesario en algún momento.
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El hepatólogo explicó que la incidencia es de 1 en 15 mil recién nacidos. En Rosario, aproximadamente nace un solo bebé con este patología por año y a lo sumo tres en todo Santa Fe. "Se suma a la dificultad del diagnóstico que la ictericia (que los chicos se pongan amarillos) es un síntoma común pero responde a otro motivo que es la bilirrubina indirecta, que no es un problema hepático, por eso lo que tienen que llamar mucho la atención son las cacas claras, eso requiere poner en marcha otros estudios por parte de un hepatólogo". De 500 ictericias que se presentan, una sola es atresia biliar.
Cómo sigue Camilo
"Las complicaciones de los primeros días luego del trasplante de hígado están relacionadas con el sangrado y la pérdida de líquido. A partir de la primera y segunda semana, hay que estar alertas a un posible rechazo y luego las infecciones a causa de las bajas defensas por la inmunospuresión. Todo esto conforma un cuadro complejo pero puede superarse. Siempre que el injerto funcione nos da la pauta de un mejor pronóstico, y en este caso está funcionando", relató Costaguta.
"Sí, el hígado funciona -remarcó- y se están corrigiendo algunas complicaciones. Hay un gran trabajo de terapia intensiva. El estado es crítico y el riesgo existe pero mientras pasan las horas el panorama es mejor".
La importancia de la donación
El lunes, la mamá de Camilo, Juliana Pochiero, hizo público el caso de su hijo y pidió a la población que tome conciencia de la importancia de la donación de órganos, y en especial, cuando se trata de bebés o niños, una situación sumamente dura ya que nadie quiere pensar en esto. "Hay que charlarlo en familia porque cuando ocurre, en el medio de tanto dolor, es difícil tomar la decisión que puede salvarle la vida a otra criatura", dijo.
A las pocas horas, apareció el hígado para Camilo. Los cirujanos del sanatorio viajaron de inmediato a Córdoba donde estaba el donante cadavérico, realizaron la ablación del hígado y retornaron con el órgano para comenzar con el complejo procedimiento en Rosario.
El cirujano a cargo fue Lisandro Bitteti, del Sanatorio Parque, quien tiene una amplia trayectoria en este tipo de trasplantes tanto en adultos como en pacientes pediátricos.
Acceso para todos los pacientes
Alejandro Costaguta se refirió al "enorme operativo" que se pone en marcha (desde lo administrativo, los enfermeros, los técnicos, los especialistas) cuando el Incucai informa que hay un órgano compatible para alguien que está en lista de espera, y destacó el trabajo del Cudaio (el organismo de Salud provincial que se encarga de conseguir la medicación, de estar en el seguimiento del paciente por cualquier cosa que necesite) "y que siempre acompaña con dedicación".
El médico comentó que el 50% de los pacientes que requieren trasplante y que son atendidos en la Unidad de Trasplante del Sanatorio de Niños, de Grupo Oroño, no tienen ni obra social ni prepaga y sin embargo "se cubre la totalidad del procedimiento por parte del Estado: la familia no pone un centavo", remarcó.
"Sentimos un gran orgullo por todo lo que logramos uniendo los esfuerzos del sector público y privado", enfatizó.