El negocio de la movilidad está cambiando velozmente en Rosario. El ingreso por fuera de la normativa de las aplicaciones para despacho de viajes, como Uber o Didi, no solo generó una batalla tarifaria por quedarse con el mercado de pasajeros sino que pone en retrospectiva cómo la rentabilidad de los taxis viene cayendo estrepitosamente. Hace más de un lustro, se llegaba a pagar una chapa unos 50 mil dólares, luego se acomodó en 35 mil, pero en la actualidad los titulares de licencias admiten que se piden 2 mil dólares. "Te las tiran por la cabeza, hay chapas en oferta y no hay quien las compre", advierten para insistir en una "profunda crisis terminal del sistema". Como prueba basta un dato: hay 800 coches circulando como taxis con una prórroga a la antigüedad tope de 10 años.
Renovar o transferir la chapa del servicio tiene un valor en el orden de los 3.340.000 pesos. Esto es lo que debe abonar un titular de licencia para renovar los derechos de explotación y de transferencia de unidad en un pago. Se trata del sistema aplicado desde 2013 del que incluso varias asociaciones de taxistas vienen solicitando al Concejo que se reduzca su valor a la mitad, o directamente quede sin efecto. Un tema de fuerte debate porque no son pocas las voces que exigen su derogación sobre la base de un argumento: "El canon termina siendo más caro que la licencia".
Mario Cesca, de la Asociación Titulares de Taxis Independiente (Atti), recordó en una reciente reunión con concejales de la comisión de Servicios Públicos que la imposición de la tasa municipal “no tiene ningún sentido”. El referente recordó que casi una década atrás, una chapa "valía 50.000 dólares, pero hoy ponen un cartelito que dice: «vendo auto, regalo chapa»”.
Esta "situación terminal" que graficó Cesca hizo que impere la precariedad laboral para sumarse al pedido de una flexibilización en el pago del canon a los dueños de chapas.
Otros que aportaron una "radiografía" de la situación fueron los titulares de licencias. "Esto de los valores en el pasado, y algunas variaciones ya no existe. La situación es muy crítica, somos una especie en extinción", insistió el vocero de la Cámara de Titulares de Licencias de Taxis de Rosario (Catiltar), José Iantosca. La ecuación quedó hecha añicos por la escasa rentabilidad, la caída en la cantidad de viajes y la penetración de las aplicaciones ilegales que le disputan los viajes. "Hay chapas en oferta, pero no hay quien las compre", repitió con alerta el referente del sector.
Cabe recordar que las transacciones son acuerdos entre privados, deben ser ratificados en el municipio a través de la gestión de la transferencia de la titularidad de la licencia, una vez que se vende.
Devaluados
Iantosca repasó algunos números. "Hoy se pueden pedir unos 2 mil dólares de la chapa. Después está el valor del auto; por ejemplo para un modelo 2015 con 400 mil kilómetros piden 4 millones de pesos y lo dan a pagar en cuotas. Antes los coches costaban unos 10 a 14 mil dólares y cuando el negocio era rentable se pedían 35 mil a 40 mil dólares por la chapa. Hoy todo cambió y un cero kilómetros cuesta 26 mil dólares", razonó para concluir: "Si en la actualidad el taxi fuese rentable entre chapa y auto pedirían 65 mil dólares, algo impensado".
"La única esperanza es que vengan otros y tomen la posta. Todo esto es producto de la falta de rentabilidad, el ataque piraña que nos hacen Uber y Didi, que destruyen el mercado, y la situación económica. A eso agregale que siguen aumentando los repuestos y el mecánico. No podemos poner un chofer de noche, todo revienta la rentabilidad. A este cóctel sumale la falta de controles", enumeró Iantosca.
Desde el Sindicato de Peones de Taxis, Horacio Yannotti, dijo que en los últimos 8 años se perdieron de 1.200 a 1.500 choferes por baja rentabilidad, y la pandemia sumada al "flagelo de Uber". "La mayoría de los taxis cubre un solo turno, por este motivo tienen tanto apogeo las aplicaciones ilegales", concluyó.
Autosustentable
En otro orden, Catiltar insiste hace semanas en el Concejo Municipal con la aprobación de un proyecto presentado por el sector para, a través de un fondo compensador, afrontar el costo de tercerizar el control de aplicaciones ilegales en el servicio público de pasajeros.
"Les damos soluciones prácticas, como dónde sacar la plata e incluso pedimos que se amplíe la cantidad de inspectores que tengan potestad para remitir autos ilegales al corralón. Hoy solo lo pueden hacer los pocos inspectores de Fiscalización del Transporte, y podría ampliarse a otras áreas de Control. El tema no solo es económico, sino demostrar límites", prosiguió Iantosca al recordar que pese a estas deficiencias se logró hacer infracciones a unos 70 coches no habilitados.
En este contexto, los taxistas denuncian que si van a un boliche, deben quedarse esperando en la parada habilitad, pero "Uber o Didi van hasta la puerta dejan pasajeros y se van, sin que les pase nada", remarcaron.
"No podemos hacer oídos sordos, las app ilegales nos pasan por arriba. Se están devolviendo chapas, vendiendo autos”, indicaron semanas atrás en el propio Concejo Municipal tanto titulares como peones. Allí insistieron en la falta de controles, por lo que solicitaron que se tercericen a “entes idóneos” para detectar el trasporte ilegal y las aplicaciones ilegales. ¿Cómo se sostendría? Con la recaudación de multas a empresas ilegales.
Coches viejos
Otro referente consultado por La Capital aportó un nuevo síntoma de la crítica situación del sistema. "Entre los 126 autos modelo 2012 con prórroga por 6 meses y otros 500 de modelos 2013 y 2014 con extensión por un año, hay unos 800 taxis de más de 10 años de antigüedad dando vueltas por las calles", se sinceró. Es un 20 por ciento del total de la flota que envejeció y tiene unos 7 a 8 años en promedio de antigüedad.
Controles en paradas
Otro rasgo singular serán los anunciados "controles espontáneos" que los propios taxistas tienen pensados llevar adelante en paradas estratégicas de alta circulación de pasajeros, y aquellas que también son céntricas con alta visibilidad.
La idea de un grupo de trabajadores del volante es ir al aeropuerto, a la estación de ómnibus y al shopping de Refinería a "persuadir a los coches de las aplicaciones" a que se retiren de las paradas. Vemos que nos hacen infracciones por doble fila o mal estacionamiento pero muchos agentes no tienen autorización para frenar a Uber o Didi", finalizó Iantosca.