"La salud es un derecho inalienable de todos los habitantes, que debe ser garantizado por el Estado". "Estamos convencidos de que el ejercicio de la profesión médica no puede realizarse de manera aislada del contexto en el cual vive el pueblo". Estas son frases incluidas en algunos de los tantos discursos que Raúl Rivero ofreció desde sus épocas de estudiante de Medicina, como secretario de Salud municipal y en sus diferentes roles en la Asociación Médica de Rosario (AMR) y que resumen el pensamiento y las acciones de un hombre que se destacó por su personalidad, y por haber sido parte del diseño de las políticas sanitarias de la ciudad a fines de la década del 80 y principios de los 90.
Su muerte, ocurrida el 26 de noviembre, provocó manifestaciones de dolor entre sus colegas y compañeros de la red gremial, quienes destacaron su desempeño en distintos cargos en la comisión directiva de AMR, en distintas instituciones de la entidad y en los equipos técnicos de salud en Rosario cuando, representando a la asociación, tuvo un papel importante en la intendencia de Héctor Cavallero e incluso llegó a ser secretario de Salud pública en esa gestión.
Ernesto Taboada, médico epidemiólogo, secretario adjunto de AMR, quien conoció a Raúl "Ticho" Rivero desde sus épocas de estudiante y compartió con él diversas actividades en AMR durante décadas, habló con La Capital del recorrido profesional, el compromiso y las características de la figura de este hombre "que enfrentó una enfermedad compleja y difícil en los últimos años y aún así estuvo con nosotros, acompañando y guiándonos con serenidad y fortaleza, hasta los últimos momentos".
"A Ticho lo conozco en la facultad de medicina, promediando la década del 60. No estábamos en las mismas comisiones sino que lo escuché por primera vez en una asamblea. En aquellos años se habían tomado ciertas medidas y controles respecto a los planes de estudio y muchos estudiantes nos habíamos organizado para debatir esto. Siendo muy jóvenes me impactó su oratoria, su retórica discursiva, su claridad. Me impresionó cómo lograba comunicar los objetivos que teníamos los estudiantes", rememora Taboada.
Rivero "fue un portavoz de nuestros intereses desde entonces", señala el médico.
Cuando pasaron los años, Taboada ingresó a la Asociación Médica de Rosario y fue delegado del Hospital Carrasco, y allí se reencontró con Raúl Rivero, que había hecho su residencia en el Hospital Centenario y "nunca había dejado la lucha por nuestras ideas, de las que había sido un precursor".
En AMR fue convocado para formar parte de la comisión directiva "por su visión política, tanto en los aspectos generales del país, como en la defensa de los intereses profesionales".
Un rol clave en la salud pública
En 1989, Horacio Usandizaga renuncia a la intendencia de Rosario. A las próximas elecciones las gana Héctor Cavallero, "quien convoca a AMR para participar de las políticas públicas, y además conocía bien a Ticho".
"Nosotros teníamos históricamente una posición contraria a ocupar cargos públicos, y en un primer momento dijimos que no. Sin embargo, cuando (Hermes) Binner era secretario de Salud, gana las elecciones para concejal y deja la Secretaría, ya había hecho una excelente gestión en esos dos primeros años y abierto un gran espacio de discusión para que los cuerpos técnicos participaran en el diseño de políticas en salud. Estaban dadas las condiciones para la participación de AMR, que tenía un centro de estudios sanitarios y sociales y sostenía una publicación en salud de excelencia en la que Ticho participaba en forma activa".
Rivero fue secretario de Salud de Rosario entre 1993 y finales de 1995. "Las políticas que habíamos diseñado con Binner requerían una profundización y eso se hizo en esa gestión", recordó Taboada.
"Ticho, como persona orgánica, tenía un enorme respeto por los principios de la institución. Él pensaba que nuestra profesión era un servicio para la población, sin restricciones, y en especial era una servicio para los sectores más vulnerables. Tenía muy claro que la relación médico paciente era la base y la clave de nuestro trabajo, practicaba la escucha, que para él era esencial junto al examen clínico al paciente".
Un hombre "dedicado, primero como residente, luego en el consultorio y durante años en su actividad al servicio de AMR (representándonos en la mesa de negociaciones con el sector financiador, formando parte de distintas federaciones y agrupaciones), y en la esfera pública".
Taboada destacó, con emoción: "Sin dudas su partida deja un enorme vacío; quedan sus enseñanzas, su bonanza, su firmeza y la excelente llegada que tenía con todos los compañeros".