Especialistas en nutrición que llevan años trabajando en el seguimiento de pacientes han determinado que se pueden subir entre tres y cinco kilos en las últimas semanas del año por la cantidad enorme de comida que se ingiere, tanto dulce como salada, más las bebidas azucaradas como las gaseosas, y los tragos, el vino, el champagne y la cerveza, entre otros apertitivos.
Si se suman las emociones fuertes, ya sea por los encuentros, la nostalgia, las peleas familiares, y la falta de descanso (tan habitual en estos tiempos) el combo es realmente explosivo.
El corazón y el estómago son dos de los órganos que más sufren la acumulación de alimentos no saludables y el estrés.
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Cómo ser más conscientes y moderar el consumo
En los últimos años, hay una tendencia a comer de manera consciente y responsable para cuidar la salud y eso incluye a las Fiestas. La licenciada en Nutrición Marilina Borrás, presidenta del Colegio de Graduados en Nutrición de Rosario habló con La Capital sobre este tema. "Es, sin dudas, una época de excesos, pero no son solo Navidad y Año Nuevo sino que comienzan antes con las despedidas del trabajo, del gimnasio, de los ex compañeros del colegio, de amigos y amigas", reflexiona.
"En diciembre hay muchas reuniones, las Fiestas en realidad son como la frutilla del postre. Entonces hay que pensar en todo lo que se come de más desde que arrancan estos encuentros y sumarle la semana entre Navidad y fin de año. Si evaluamos el impacto en el peso de todas estas comidas copiosas, tranquilamente se pueden subir varios kilos. Es una época en la que nos habilitamos a comer de más. Son fechas atravesadas por cuestiones familiares, religiosas, culturales, pero más allá de la particularidad de cada uno o cada grupo, se come mucho más y una variedad enorme de cosas al alcance de la mano", sostiene.
"No hay un control en relación a cuándo me lleno, cuándo paro. Es típico que la mesa esté repleta de platos y uno va charlando y picando de uno de otro sin saber la cantidad de lo que se ingirió", menciona la nutricionista, y agrega: "Generalmente hay entrada, plato principal, postre y en ocasiones se suma una mesa fría y todo lo que viene con el brindis que son cosas calóricas, con chocolate, mucha azúcar".
Algunos tips de Marilina Borrás para tener en cuenta:
No acumular hambre. "Las deudas de hambre se pagan con comida". No sirve saltearse desayuno, o almuerzo o merienda para hacerle "espacio" al estómago para la noche. "Si se opta por este camino la persona va a comer mucho más de lo que pensaba comer". Durante el día hay que hacer las ingestas normales del día, lo más saludables posible. Si no, "es imposible tener en la cena autocontrol".
No cocinar de más. Hay una tendencia a preparar muchas cosas ya sea para consumir en casa o llevar a lo de un familiar. "Es importante cocinar lo justo".
Controlar las porciones. "Comer de todo no es comerse todo". Se pueden probar los distintos platos u opciones dulces, manejando las cantidades. "Darse los gustos, algo en la entrada, algo en el plato principal y algo en la mesa dulce. No es todo de todo". Se puede "negociar" con uno mismo, esto es: "si me gusta más lo dulce no comer la entrada y sumar otro poco de cositas navideñas al final de la cena". "O no comer tanto dulce a la noche y dejar algo para el día siguiente, donde se siguen comiendo las sobras". Lo importante: la moderación.
Hidratarse. Si bien el consumo de agua es importantísimo todo el año en esta época es fundamental una buena cantidad de líquido diario ya que las temperaturas son más elevadas. Y ayuda a controlar el apetito.
Poner el foco en disfrutar. "Creo que es fundamental prestar atención a lo que ocurre alrededor de la mesa, a las charlas, el encuentro, a la alegría que pueden generar estas reuniones, sin que toda la atención esté puesta en lo que comemos o en la oferta de alimentos y bebidas".
Compartir sin atracones
Sofía Alurralde, licenciada en Nutrición, propone fijar prioridades a la hora de sentarse a la mesa en la noches festivas. "La combinación de comidas y bebidas típica de estas fechas debe hacernos pensar y tener cierto resguardo porque es alto el consumo de alcohol sumado al exceso de grasas en fiambres, en carnes, sumado a otra lista grande de alimentos". Por eso, la especialista propone elegir algunas comidas de acuerdo a los gustos de cada persona.
"Todo junto no: carnes, postres, helados, aderezos, más todas las cosas de la mesa dulce es demasiado. Propongo priorizar algunos alimentos y tener en cuenta los reemplazos, por ejemplo, helado por frutas, o sacar los quesos si queremos algún postre, utilizar más verduras, elegir pavo o pollo que son más magros".
Es importante "que cada persona pueda reconocer lo que va a comer de modo consciente porque luego aparecen las indigestiones producto de esas mezclas".
"La celebración es para compartir, no para darnos atracones de comidas" que pueden hacernos daño, enfatizó la nutricionista.
Qué es el síndrome del corazón festivo
Un pico súbito de estrés emocional causado por una gran pena o shock emocional puede desatar cardiopatías y hasta terminar en un infarto o ACV. Lo mismo si se trata de un contexto de gran alegría, sorpresas y celebraciones a "todo o nada".
Un trabajo publicado por la revista científica British Medical Journal, desarrollado por un grupo de médicos suecos observó que, durante la fiestas de Navidad y año nuevo, el riesgo de sufrir un infarto se elevaba en forma significativa. A esa situación la cardiología la denomina Holiday Heart Syndrome o “Síndrome del corazón festivo”.
Los días posteriores a las fiestas tradicionales llegan más personas a las guardias por descomposturas estomacales y cardíacas. En especial si se trata de pacientes con enfermedades previas o de la tercera edad.