Había muchas formas de recordar al Papa en el día de su muerte. Pero al arzobispo de Rosario, Eduardo Eliseo Martin, le quedó grabado un chiste. Fue en 2022, en una audiencia que le dio Francisco en el Palacio Apostólico del Vaticano. "Sobreviviste a Rosario", le dijo a modo de chascarrillo, que para el que lo recibió, significó también de algún modo un reconocimiento.
El arzobispo atendió a la prensa en un patio interno del Arzobispado, con un techo de vidrio que dejaba entrar la profusa luz del mediodía. Él mismo abrió la puerta. Portaba en el pecho una importante cruz de bronce que el papa Juan Pablo II le había dado a Monseñor Mario Picchi, quien ordenó a Martin como sacerdote en Río Cuarto. Todavía quedan algunos vestigios del baño de plata gastados por el uso. Detrás de él, se erguía -vacía- la pequeña capilla donde se celebra misa para los empleados y algunos vecinos todas las mañanas.
El clima era de funeral. Sobre un escritorio, en la entrada, había una foto de Francisco. La autoridad eclesiástica tenía los ojos irritados detrás de los gruesos lentes que usa. No era llanto, sino cansancio: tuvo que madrugar para volver manejando a toda prisa desde Buenos Aires, adonde estaba preparándose para un viaje a Tierra Santa y Roma a una reunión de obispos de todo el mundo, participación que tuvo que suspender ante la triste noticia que sacudió la agenda internacional.
La sorpresa
"Sentí que tenía que estar acá, en Rosario", explicó. Y parte de esa decisión fue dar una misa este lunes por la noche en la Catedral para despedir al Santo Padre y por el eterno descanso de su alma. También decretó el duelo en todas las escuelas católicas. Algunas no dieron clase, y en otras se aprovechó para recordar a Francisco y enseñarle a los alumnos su importancia.
La llamada lo sorprendió a las 6:15. "El Papa estaba delicado, pero venía recuperándose, y uno no esperaba que fuera tan de golpe. Es un gran dolor para toda la Iglesia. Nos deja consternados. También para la Argentina, porque fue el más importante de los argentinos en toda la historia", consideró.
A su vez, también magnificó que su fallecimiento significa una gran pérdida para el culto católico: "Él lanzó una Iglesia en salida, misionera, misericordiosa, un hospital de campaña, un lugar donde sanar heridas del alma. Un Papa que hizo de la justicia y la paz pilares de su pontificado, siempre defendiendo a los más pobres, a los descartados, a los marginados", apuntó.
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Un Papa con humor
Luego de la conferencia, Martín habló en exclusiva con La Capital y contó algunas anécdotas personales que tuvo en sus encuentros, que ayudan a construir una semblanza de quién era Jorge Bergoglio. "Fue en el Palacio Apostólico, en octubre de 2022. Yo pedí la audiencia y me la concedió. Siempre fue muy generoso. Ya me había recibido antes, en 2015, en Santa Marta donde hablamos durante una hora. En 2022 nos encontramos de nuevo y ahí fue cuando, como un chiste, me dijo: «Sobreviviste a Rosario»", se sonrió.
"Era un hombre con espontaneidad, con gran sentido del humor. Bien porteño, muy humano. Tenía una memoria extraordinaria. Pero lo más importante de eso es que estaba interiorizado con la situación de Rosario. No era un Papa ausente. Tenía la responsabilidad de todas las Iglesias del mundo y aun así se acordaba de nosotros, de la violencia, de las dificultades que vivimos. Era un hombre muy cercano, de escucha atenta, y eso no se olvida", ilustró.
¿Qué le respondió el arzobispo?: "Lo saludé, nos abrazamos, no fue más que eso. Pero fue significativo. Luego, en marzo del año pasado, nos envió un mensaje muy importante para Rosario, donde nos llamó a trabajar en comunidad, a buscar la paz y a unirnos para enfrentar la violencia. Realmente fue un gesto de una caridad enorme hacia nosotros, porque si bien somos una ciudad importante, él tenía responsabilidad a nivel mundial y tuvo la deferencia de buscar la información adecuada y enviarnos sus palabras", contó.
Martin se refiere a una declaración del Papa mientras la ciudad vivía días asolados por el terror, en el que usó frases duras sobre el narcotráfico. "Fue claro al decir que el avance no es posible sin connivencia con sectores políticos, judiciales, fuerzas de seguridad o empresariales. También mencionó el lavado de dinero en bancos. No se calló", destacó.
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El llamado de Francisco
Martín asumió como arzobispo de Rosario en 2014, desde donde llegó trasladado desde Río Cuarto, Córdoba. Sabía que no era una tarea fácil. La designación, hecha por Francisco, le llegó por medio del nuncio. Le había escrito una carta, pero no había hablado personalmente. Así que se comunicó con Roma, y por medio de un sacerdote argentino que estaba cerca del Papa, le dejó su número de celular.
Llegó un viernes, y asumía el cargo el domingo. "El sábado a la mañana, me llama un número desconocido. Atendí y pregunté quién era. Me respondieron «Jorge». «¿Qué Jorge?», pregunté. «Bergoglio», me respondió. «¡Oh, Santo Padre!», le dije, sorprendido. Y me contestó: «Me dijeron que querías hablar conmigo»", recordó.
Lleno de vergüenza, se sentó. El Papa le estaba dando su preciado tiempo, ahí, en ese mismo momento. "Le dije: «No, Santo Padre. Si el Espíritu Santo le inspira alguna palabra para decirme, se lo voy a agradecer». Y él me respondió: «Mirá, hacé lo que hacías en Río Cuarto y pacificá la Iglesia»", subrayó.
¿A qué hacía alusión ese mensaje? "Se refería a que acá (en Rosario) había algunos desórdenes. Se lo agradecí enormemente, porque me dio dos líneas de trabajo que me ayudaron muchísimo", subrayó el representante de la Iglesia Católica en la ciudad.
Por último, se refirió al impacto personal que le produjo el fallecimiento del Sumo Pontífice: "Lo vivo con serenidad. Nosotros tenemos la certeza de que la muerte no es el final del camino. A todos nos duele la partida de un ser querido, pero en el fondo, permanece una paz, una serenidad. La Iglesia perdura, la Iglesia sigue adelante. Todos, dentro de ella, somos humildes servidores, y el Papa lo ha manifestado con claridad a lo largo de estos años", cerró.
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