Poco menos de un año atrás Ezequiel Lo Cane confirmó ante La Capital que Rosario tendrá una Casa Justina, un proyecto en honor a su hija Justina fallecida en 2017 mientras esperaba un trasplante de corazón. A pesar de estar en pie, el proyecto se retrasa por la dificultad de encontrar un espacio adecuado.
El fallecimiento de la niña motivó a la Ley Justina, impulsada por su padre y por la cual toda persona mayor de 18 años es donante de órganos a menos que manifieste lo contrario. Además, nació la Casa Justina, un espacio colaborativo para resolver dentro de la comunidad trasplantadora diferentes desafíos enfrentados por los pacientes en espera o luego de recibir un órgano, entre otras actividades. Sin embargo, hallar lugar en la ciudad está costando.
De la comunicación constante con el equipo de Pablo Javkin, Lo Cane pudo analizar cinco puntos, pero ninguno terminó cumpliendo con el total de los requisitos que una Casa Justina solicita. Sin lugar a duda, la cantidad de metros cuadrados es el más importante. “El compromiso del municipio está y están muy entusiasmados, pero seguimos tratando de encontrar el lugar que se adecue más al proyecto integral”, explicó Lo Cane ante un nuevo llamado de La Capital.
La Casa Justina, agregó, “no es sólo alojamiento y cuidado de personas que esperan un trasplante a varios kilómetros de su hogar, si no que es un espacio de innovación, investigación, explotación y de difusión de donación y trasplante”.
En el país existen tres Casas y una cuarta en proceso. Buenos Aires, Salta y Mendoza ya tienen su punto, La Plata lo construye sin prisa ni pausa. Para contextualizar la búsqueda rosarina se tiene en cuenta estas experiencias con espacios que van desde los 505 hasta los 1441 metros cuadrados y una demora en hallarlos entre 3 y 9 meses (a excepción de La Plata, donde solo se tardó 45 días en aprobar el lugar).
¿Qué debe tener una Casa Justina?
Lo Cane detalló los ítems a completar para lograr la definitiva llegada de La Casa Justina a Rosario. En primer lugar, la organización apuesta por inmuebles “en los barrios de menos recursos” para que la Casa “no solo estén relacionadas con la donación y trasplante, porque además enseñamos oficios o damos atención odontológica, por ejemplo”, explicó el papá de Justina.
Son salones muy espaciosos, los metros cuadrados no se escatiman y se precisa salón de usos múltiples, lugar para el alojamiento a las personas en tratamiento, habitaciones para jugar o entretenerse, un comedor y una cocina. También una habitación especial para arte con actividades de pintura, cerámica o música.
Si bien Rosario es la ciudad que mayor trabajo le está dando para encontrar un lugar, Lo Cane rescató la “circunstancia y situación de cada ciudad” y valoró “las intenciones y el compromiso de la Municipalidad". Asimismo, aseguró tener "charlas semanalmente” con el Ejecutivo local.
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Ezequiel Lo Cane fue, junto a su esposa Palola, un gran impulsor de la "Ley Justina" sobre donación de órganos.
Beneficio para Rosario
La llegada de una Casa Justina a Rosario beneficiaría a las ONGs o personas sin personería jurídica que ayudan a personas relacionadas a cuestiones de donación y trasplante, explicó Lo Cane. Sería un lugar único, centralizado e integral para investigar y atender cuestiones relacionadas a trasplantes y ablaciones. Por otro lado, estas instituciones también se prestan para preparación y capacitación de profesionales. Además, “como lo hacemos con las otras casas se permite interactuar con otras situaciones o patologías” que son el preludio a un posible trasplante.
En otro orden, el proyecto de la Casa Justina propone capacitaciones en oficios de costurero o huertero. Como saldo, en todo el territorio nacional, la organización ya entregó unas 500 máquinas de coser.
Lo Cane se esperanza pronto conseguir un espacio en Rosario y remarcó el compromiso del Municipio “porque Pablo Javkin manifestó una visión de la salud relacionada con proyectos como estos, es decir, entidades privadas en conjunto con públicas y ONGs para mejorar la sociedad".
Ley Justina
Mientras proyecta los pasos en Rosario, Lo Cane sigue peleando por el concreto cumplimiento de la Ley Justina aprobada en 2018. “Si se cumpliera en su totalidad hay un montón de cuestiones en la donación y trasplante pediátricos funcionaría mucho mejor”, planteó el papá de Justina.
En esta línea puso el foco en las terapias intensivas que no informan debidamente los fallecimientos pediátricos: “Si un menor de 18 años muere, no nos enteramos”, aseguró.
Argentina tiene un universo de 200 mil personas que esperan un trasplante, el 10% son menores de 18 años. Una persona fallecida puede donar hasta siete órganos, es decir, mejorar la calidad de vida de siete personas, de ahí nace Multiplicatex7, la campaña permanente de Lo Cane para concientizar sobre estas intervenciones, punto fundamental para mejorar un sistema, todavía tabú.