"Rosario está situada en un territorio paradigmático: se ubica entre un humedal y está rodeada de zonas donde se desarrolla agricultura industrial, con dos arroyos que cruzan la ciudad y un enorme potencial para construir territorios sostenibles", asegura Ana Valderrama, master en Arquitectura del Paisaje de la Universidad de Illinois (UIUC) y directora de la maestría que comenzará a dictarse el año próximo en la facultad de Arquitectura Planeamiento y Diseño de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).
La Maestría en Arquitectura del Paisaje será la tercera en su tipo que se dicte en el país. La carrera está destinada a la profundización de conocimientos e investigación de las transformaciones producidas por la acción del ser humano y de la naturaleza en el paisaje, en un contexto de creciente preocupación por el cambio climático y la inequidad socio-ambiental.
El tema orbita en el centro de los debates sobre crisis climática. "Se trata de encontrar formas de articulación entre los sistemas naturales y el ambiente construido", advierte Valderrama y destaca que desde hace varios años en arquitectura se habla de las ciudades resilientes.
"Lo que proponemos es considerar en este tema dos aspectos: lo ambiental y lo social, como una forma de pensar territorios sostenibles", señala Valderrama y asegura que muchas veces estos aspectos fueron abordados por distintas disciplinas como la agronomía, las ciencias relacionadas con los recursos naturales, la agrimensura, los urbanistas o los ingenieros hidráulicos. "Pero necesitamos profesionales que puedan tener una visión multidisciplinaria para abordar el diseño del territorio", dice.
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El caso de Rosario
La profesional considera que Rosario es una ciudad que da mucho material para reflexionar sobre este tema. En su territorio conviven el humedal del tramo inferior del Paraná, los arroyos Saladillo y Ludueña cruzando su geografía y una extensa región dedicada a la agricultura intensiva.
Es una ciudad, "donde se hicieron varias cosas bien y hay otras sobre las que seguir trabajando", la describe Valderrama. Entre las primeras, suma la tradición que tiene en relación al arbolado público, las políticas para abrir la ciudad al río que permitieron sumar espacios públicos.
Pero también, destaca, el escaso manejo de la conservación del cauce de los arroyos, el crecimiento de barrios populares en sectores con muchos problemas ambientales, la escasez de políticas públicas para preservar el humedal y la autorización de urbanizaciones en espacios inconvenientes como las márgenes del arroyo Ludueña, en el noroeste de la ciudad.
"Hay muchas cosas sobre las que se puede seguir trabajando", advierte.
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Ambiente y arquitectura, un tema actual
La facultad de Arquitectura ya abrió la inscripción a la maestría que comenzará a dictarse a mediados de agosto. La carrera ofrece a los profesionales la posibilidad de construir un futuro urbano más amigable con el ambiente, pensando en el bienestar de las generaciones presentes y futuras.
Entre sus contenidos, la especialización propone la producción de herramientas científico-técnicas para reducir los impactos ambientales de las urbanizaciones a través de la preservación de estructuras ecológicas y la incorporación de flora nativa. Así, se minimizan fenómenos como la isla de calor y el riesgo de inundaciones, aspectos cruciales para mitigar el cambio climático en ciudades como Rosario, que posee una relación con el río y áreas de humedal que deben ser preservadas.
Del dictado de las materias participan docentes de la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño y la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR, lo cual permite a los estudiantes adquirir una visión amplia y especializada en temáticas ambientales y urbanísticas.
Los interesados pueden comunicarse al correo electrónico [email protected] o al teléfono (0341) 4808531/35, internos 116 o 126, para obtener más información.