Murió el periodista rosarino Carlos Gabetta, faro de la gráfica nacional de los 80. Un hombre que estuvo en el centro de la escena del oficio, que entrevistó a celebridades mundiales como Fidel Castro y García Márquez, y que trabajó con grandes de la crónica y el análisis.
El Foro de Periodismo Argentino (Fopea) lo despidió "con profunda tristeza" y lo definió como "socio esencial" y "referente del periodismo argentino".
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Una vida dedicada al periodismo
Los inicios de Gabetta como periodista fueron a los 18 años con un artículo que mandó al diario La Tribuna. “Se llamaba El Turismo 62. Salió en diciembre del 61. Mi viejo tenía una agencia de publicidad y había hecho un suplemento de verano. Le dije que quería escribir y él se lo pasó a Víctor Mainetti, que dirigía el diario y lo metió como el editorial”, dijo al periodista Hernán Lascano en una entrevista publicada en el diario La Capital en 2023, de la cual se recuperan fragmentos en este artículo.
Después empezó a colaborar con La Tierra y Agro Nuestro, publicaciones de la Federación Agraria, y con los diarios La Tribuna y Crónica. Tuvo un programa con Rafael "Negro" Ielpi entre 1972 y 1974 que se llamó “La música y la gente” en la vieja LT2, sobre los altos del bar Imperial, en Corrientes y Santa Fe. Un envío donde se pasaban discos, a veces enteros, se hacían entrevistas y se abordaban temas de actualidad política y de cultura. Tenía mucha audiencia e iba de 14 a 16.
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En 1974 se radicó en Buenos Aires. Ya militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores junto a su esposa, María Elena Amadío, que era historiadora, antropóloga y profesora en Filosofía de la UNR. No estaba Gabetta en el brazo armado sino en el Servicio de Inteligencia y debía trabajar en una revista del PRT que se llamó Discusión, en la que debía adoptar la cualidad de un periodista reaccionario. La revista captó interés porque en esa situación almorzó con Videla, antes del golpe.
Después llegó el quiebre del 24 de marzo de 1976. En la clandestinidad hubo una reunión del PRT en una quinta en Moreno junto a miembros de la conducción de otras fuerzas insurgentes como Tupamaros de Uruguay, el MIR de Chile y el ELN de Bolivia. Llegó la policía. Se produjo una desbandada y mataron a su compañera. “Me tiré al lado de ella, que me dijo 'andate Carlos’. Le tocaba las piernas, me parecía que estaba bien porque hablaba como si nada pasara. Pero le habían dado un balazo en la espalda. Saltamos un alambrado y ayudé a una compañera a pasar a su hijo de tres años por arriba del cerco. Pude escaparme y de ahí me fui al exilio”, evocó en la entrevista con La Capital.
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Conversación en París con Gabriel García Márquez, tras la obtención del Premio Nobel de Literatura del colombiano en 1982.
Gentileza Carlos Gabetta
Gabetta llegó a París, donde se puso a trabajar en un semanario llamado Politique Hebdo. Al año hablaba correctamente. Después entró a trabajar en el servicio latinoamericano de France Press. Allí estuvo hasta que ganó Alfonsín y luego volvió al país.
Al llegar nada más tuvo el histórico y protagónico privilegio de compartir con un amigo exiliado en París el regreso a la Argentina. Era Julio Cortázar, con quien se frecuentaba en París. Fue testigo de la mítica recorrida nocturna del escritor por la avenida Corrientes y del azorado descubrimiento que de él hacía la gente. Ese registro quedó en una crónica maravillosa que escribió cuando de casualidad se encontraron a la salida del cine. Los dos acababan de ver "No habrá más penas ni olvido", película de Alfredo Aristarain, sobre el libro de un común amigo de ambos, Osvaldo Soriano. Era diciembre de 1983.
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Con Julio Cortázar, en el regreso del escritor a días de la asunción de Alfonsín, frente a un cine de la Avenida Corrientes.
Gentileza Carlos Gabetta
Comenzó meses después la aventura de El periodista de Buenos Aires, un faro del periodismo argentino, impresionante éxito editorial que se extendió desde 1984 a 1988. “Yo escribía en la revista Humor gracias a un contacto, Sergio Joselovsky, notas que no eran comprometidas políticamente. Con él escribimos después una serie que se llamó Miseria de la prensa del Proceso. Al inicio del alfonsinismo le propusimos con Osvaldo Soriano al director de Humor, Andrés Cascioli, hacer un semanario político. Y quedamos en hacerlo”, recordaría Gabetta.
Soriano iba a ser el director y Gabetta el jefe de Redacción. “Cascioli cumplió un rol contra la dictadura que no le voy a negar. Pero era arbitrario y bravo de carácter. En la primera reunión lo trató mal a Soriano sin ninguna razón. Y el gordo se levantó y se fue. Yo atrás de él. Pero Soriano me convenció de que me quedara, porque él tenía otras opciones y yo recién llegaba de Francia”.
Así lo hizo. Para comandar en los hechos un impresionante plantel de periodistas en una misma publicación: Osvaldo Soriano, José María Pasquini Durán, Horacio Verbitsky, Marcelo Zlotogwiazda, Rogelio García Lupo, María Seoane, Carlos Ulanovsky, Marcelo Figueras, Gabriela Cerrutti, Luis Majul. Con colaboradores notables como Tomás Eloy Martínez, Osvaldo Bayer, Ricardo Piglia y David Viñas. A todos ellos los dirigió Gabetta en los hechos, aunque quien aparecía como director era Cascioli, un gran dibujante que no cumplía un rol periodístico.
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Una rueda de café con el escritor Osvaldo Soriano, Raúl Alfonsín y el senador Hipólito Solari Yrigoyen.
Gentileza Carlos Gabetta
“Dirigir no era difícil porque eran todos profesionales excelentes, de gran sagacidad y mucho compromiso. Parado en la Redacción a veces miraba a ese plantel y no lo podía creer. Las reuniones de contenido eran inolvidables. El jefe de Política era Luis Sicilia; el de Economía Carlos Abalo; el de Cultura Carlos Alfieri. La revista era un éxito descomunal, llegó a vender 140 mil ejemplares por semana. Quisimos ampliarla y conseguí un inversor español, José Miguel Juárez, que compró el 51 por ciento de Ediciones de La Urraca. Juárez me colocó como director y Cascioli, que necesitaba la plata, aceptó”, era el recuerdo de Gabetta.
“La línea editorial era de apoyo incondicional a la democracia, que era muy frágil. Todos los sectores políticos nos golpeaban. Los radicales que gobernaban decían que los atacábamos y nos cancelaban los avisos oficiales. La izquierda nos criticaba porque nos juzgaba pro alfonsinistas”. En ese tiempo de emoción e incertidumbre El periodista publicó antes que nadie la lista con los nombres de los represores compilados por la Conadep e incluyó en ella al nuncio apostólico Pío Laghi como colaborador, lo que causó una tremenda reacción de sectores conservadores. En el siguiente número la revista ratificó lo publicado y anunció en tapa como respaldo: "No mentimos, no juzgamos: informamos"
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Una entrevista con Fidel Castro en La Habana, a fines de los 80. A la izquierda de Gabetta está su esposa de entonces, la actriz española Charo López.
Gentileza Carlos Gabetta
La crisis económica que arrinconó al alfonsinismo se empezó a hacer sentir. En ese momento Gabetta conoció a la actriz española Charo López, que era furor en Argentina con obras en el teatro Cervantes junto a Víctor Laplace. Estuvo casado años. Renunció a El periodista y se fue a vivir a Madrid, donde fue columnista del diario El País. Luego volvió a Buenos Aires y fundó y dirigió Le Monde Diplomatique en castellano. Y hasta hace poco siguió publicando en Perfil y colaborando en radios del exterior.
Carlos Gabetta fue autor de más de una decena de libros y cada tanto era invitado a algún programa de televisión para hablar de su pasión, el periodismo.