Es un gesto pero que lo dice todo. Elisabet Torres se para con la frente en alto y pese a que la bandera argentina que porta casi le tapa la cara, una sonrisa se asoma en su rostro. Está al pie del escenario del salón de actos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) para recibir su diploma de egresada del secundario virtual Otra Vuelta. Tiene 42 años y obtener el título para ella representa mucho más que un papel. Dice que es " dejar de sentir miedo y vergüenza" a la hora de pedir un empleo. "Ahora me siento orgullosa", señala a La Capital Elisabet, quien además es la abanderada del curso.
Elisabet tiene 42 años, es madre soltera y vive en barrio Belgrano. "Dejé de estudiar en mi adolescencia, después retomé un montón de veces, quise terminar en una Eempa, pero no me daba ya la paciencia, por eso digo que esto momento es muy especial", cuenta la flamante egresada. En su caso el horario de trabajo para cursar en una Eempa fue el principal motivo que hizo mella en la finalización de sus estudios. Eran fines de los 90 y con el fin de siglo se iba su último intento de tener el título.
Hasta que el año pasado una vecina le contó de este plan de la UNR y decidió intentarlo una vez más. Tenía hasta segundo año finalizado y parte de tercero. En abril de 2023 se anotó y este año, con paciencia y esfuerzo logró completar el secundario virtual. "Me costó mucho, porque requiere responsabilidad, pero hoy la verdad es que me siento muy orgullosa, por mi y por mi hija, es un ejemplo para que sepa que nunca hay que bajar los brazos, y que cualquier piedra que se te meta en el camino hay que patearla y seguir", dice.
Es que Elena, su hija de 6 años, la acompañó en cada paso de este recorrido por la secundaria de la UNR. En las instancias presenciales y hasta "colándose" para saludar en cámara en las clases virtuales que seguía desde su casa, desde donde trabaja haciendo prepizzas para los comercios de la zona.
Programa de la UNR
La de Elisabet es una de las 23 historias de jóvenes y adultos que completaron su educación secundaria gracias al programa Otra Vuelta. En el acto de este martes en Ingeniería también se celebró el fin de la cursada 2024 para los 400 estudiantes del programa, una iniciativa de la UNR que comenzó a funcionar en 2022 con tres aulas y casi sesenta estudiantes. En 2023 se amplió a cinco aulas virtuales y otras siete ubicadas en distintos puntos de la ciudad. Y este año se ofrecieron aulas virtuales para estudiantes de las localidades de Villa Gobernador Gálvez, San Jorge y El Trébol.
La ahora ex alumna hace un repaso de este tiempo de cursada y dice que la historia, sobre todo la de la Revolución Industrial, fue la que más la enganchó. "Saber cómo empezó todo, lo que influyó en la explotación laboral y los derechos, todo eso me dejó muy impactada, porque son cosas que no conocía", cuenta. Pero el estudio también le permitió soltarse y ganar confianza: "Antes me juntaba con gente y cuando se ponían a hablar de algo yo me quedaba callada diciendo 'de esto no puedo opinar porque no sé nada'. Y esto me ayudó mucho a decir 'puedo opinar porque sé de lo que voy a hablar'. Por eso digo que me ayudó en lo social también".
Un logro soñado
El título es para la mujer de barrio Belgrano un logro soñado durante años, décadas. También para dejar atrás ese sentimiento de "miedo" y "vergüenza" que sentía a la hora de llevar un currículum sin la escuela media terminada. "Ahora voy a poder poner secundario completo y me siento orgullosa de eso", dice la abanderada, quien sueña en un futuro con seguir la carrera de asistente social: "Soy madre soltera y me implica mucho lo presencial, porque voy a todos lados con mi hija, pero vamos a ver si en algún momento lo puedo concretar, eso me encantaría".
Elisabet no quiere olvidarse de los profesores de la UNR que la acompañaron en este camino. Como Pablo Porporato y Soledad Nace: "Ellos me marcaron en este secundario virtual, los amo, los adoro". También pide mencionar a Facundo Tonucci, Adrián Marrocco, Carolina Morales y Agustina Bara, sus profes de este año.
>> Leer más: Terminar la secundaria después de los 17: "Estudiar transforma, a cualquier edad"
El desafío de cerrar un ciclo
Diego Castro (39 años) había hecho hasta tercer año en una secundaria de barrio Rucci y sus estudios quedaron en pausa cuando quedó libre. En realidad hizo hasta octavo y noveno, ya que cursó la escuela en tiempos de la ley federal. Por eso cuando se anotó al Otra Vuelta arrancó los dos primeros módulos obligatorios, para finalizar los años que le faltaban.
"Al año y medio de dejar volví a intentarlo en una Eempa, pero comencé a trabajar de noche en gastronomía y no pude cumplir. Y después pasaron los años", recuerda el joven, que vive en barrio Tablada. Fue su hermana, estudiante de antropología de la UNR, quien le acercó el link para anotarse a esta nueva chance que ofrece la universidad pública rosarina. En el acto de este martes fue uno de los escoltas de la bandera argentina.
"La opción virtual me pareció muy interesante, porque si bien terminar el secundario de manera virtual existe en otros lugares son privados y arancelados, y en este caso me interesaba la posibilidad de cursar desde mi casa y escuchar la clase de manera bastante autónoma", dice Castro.
La autonomía en su estudio significó para el joven egresado una ventaja pero también un desafío: "Los profesores te guían en los temas, pero la investigación es toda tuya, vos sos el encargado de leer, investigar y redactar en compañía del grupo, porque nos vamos formando entre todos".
Con el diploma en mano, para Diego Castro estudiar a esta edad significa poder cerrar un ciclo en su vida: "Está bueno que no te queden esos ciclos abiertos del 'qué hubiese pasado si...'. Y lo más interesante es que me incorporé a una comunidad como la UNR que es un lugar para nada frío, sino que que se preocupa constantemente porque vos tengas la opción de seguir avanzando. Entonces te sentís muy acompañado. Eso en lo personal es motivador, te ayuda a seguir". Con el impulso del título, el joven egresado del secundario virtual ya se anotó en dos carreras universitarias: comunicación social y el profesorado de letras, ambas de la UNR. "Por eso —agrega— digo que esto es cerrar un ciclo de la adolescencia al tener el título secundario, pero también es una llave a muchas otras cosas, entre ellas estudiar cosas que te gustan, que te llaman la atención. Por eso es un gran paso".