Distintas inmobiliarias rosarinas confirmaron que este año notan una menor llegada de estudiantes de Brasil, y además se van muchos de los que estaban viviendo y cursando, fundamental pero no únicamente en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), la Universidad Abierta Interamericana (UAI) y el Instituto Universitario Italiano de Rosario (Iunir). La propia comunidad de jóvenes brasileños de Rosario estima la caída en un 70 %, de 2.000 ingresos anuales a 600.
"A finales de 2024 se empezó a ver de manera pronunciada la rescisión anticipada de estudiantes extranjeros, en especial los provenientes de Brasil, que son los más representativos en términos de volumen. A eso se le sumó que en noviembre y diciembre, cuando empiezan a llegar nuevos estudiantes a Rosario para buscar departamentos en alquiler, se vio una notoria baja en comparación con años anteriores", precisó Diego Ferreyra, titular de Diego Ferreyra Bienes Raíces.
No obstante, el además tesorero del Colegio de Corredores Inmobiliarios de Rosario (Cocir) dijo que "esa merma se suplió también de algún modo con la llegada de muchos estudiantes de localidades de Entre Ríos, de la provincia de Córdoba y de todo el interior del sur de Santa Fe, que siguen viendo a Rosario como una posibilidad no solamente de estudio, sino de crecimiento personal".
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Alarma
Quienes también prendieron la alarma fueron las firmas que brindan seguros de caución para personas que no pueden ofrecer garantes propietarios o salariales. Hoy el problema lo tienen empresas como Celsus, Locativa o Alucerto: a veces los estudiantes se van del país sin pintar el departamento, sin limpiar o sin hacer algún arreglo, y luego tienen que responder ellas. Pero según las fuentes consultadas, es más raro que se vayan sin pagar el alquiler o las expensas.
"Tuvimos a dos chicas brasileñas de inquilinas que usaron de garantía a una de estas firmas y se fueron a Brasil dejando el departamento sin pintar, sin firmar ni pagar nada. Ya los últimos meses no abonaban en tiempo y forma, y tampoco venían a la oficina, mandaban amigos o cadetes", contó la empleada de una inmobiliaria quien prefirió no revelar el nombre.
Pero también reconoció que tuvo otros inquilinos brasileños que, a pesar de que dijeron que el cambio ya no les convenía y que se volvían a su país, cumplieron de buena fe con todo. "Lamentablemente tuvimos que tomar la decisión de priorizar a gente con garantías locales y no estudiantes de Brasil, porque obviamente la inmobiliaria terminó pagando todo", expresaron.
"En mi inmobiliaria tenemos 26 contratos vigentes con chicos de Brasil. En lo que va de 2025, ya tuve cuatro rescisiones anticipadas, es decir que se volvieron. Ninguna conflictiva, por suerte. No estamos teniendo grandes dificultades a la hora de la salida. Siempre hay situaciones que son específicas o individuales, pero masivamente se está dando de forma bastante prolija", comentó Alejandro Bassini, coordinador del departamento de Estadística del Cocir.
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"Conflictiva" sería que dejen deudas, en cuyo caso las que las cubren son las aseguradoras (con diferentes alcances según el tipo de caución, la solvencia del que la pide y el valor del alquiler), que de todos modos cobran un importe por adelantado para hacer frente a estas situaciones. El costo suele variar entre uno y tres meses del canon locativo inicial y suelen pulsear con la inmobiliaria para saber a quién le corresponde pagar.
El costo del alquiler
Lo cierto es que vivir en la ciudad se les hizo muy caro a los que se sostienen con la plata que les mandan los padres. "La devaluación del real, seguida por la locura de los precios de los alquileres, los golpeó mucho. Antes no se sentía tanto, pero hoy el kilo de carne ya es muy caro en comparación", contó Gabriel Batista (32), nacido en Belo Horizonte, estudiante de Medicina en la UAI y dueño de un bar donde se reúne la comunidad del país vecino en la zona de la Facultad de Ciencias Médicas.
Batista llegó a Rosario a estudiar para ser médico, y para costear la carrera se dedicó a la gastronomía. Ese doble rol (este año se recibe) hace que conozca bien a la mayoría de los jóvenes de la república federativa que viven en Rosario. Con esa información, aclara que los brasileños pagan mucho más que los argentinos por los alquileres: "Hoy solo para entrar a un departamento, gastamos en promedio 1,5 millón de pesos en garantía, sellado, mes de adelanto y depósito. Por un monoambiente, te pueden pedir 500 o 600 mil pesos por mes", detalla.
En ese marco, dice que son una buena cantidad los que empiezan a mirar otros rumbos: "Antes ingresaban más de 2.000 brasileños por año a Medicina entre la UNR, la UAI y el Iunir. Hoy son alrededor de 600. Muchos se están pegando la vuelta o yéndose a Paraguay (Asunción, San Lorenzo, Ciudad del Este) a terminar la carrera. Allá es casi todo privado, pero es mucho más barato comer y alquilar: por 700 reales viven en un departamento que en Rosario cuesta arriba de 2.000", subraya.
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"Obviamente hay casos en los que la gente no se adapta a la grandiosa enseñanza que proporciona Argentina en la parte de medicina, que no puede avanzar y meter muchas materias, y en Paraguay por ahí es un poco más fácil. Se encuentra de todo, pero el principal motivo para irse no es por la parte académica, sino económica. Hay universidades privadas de Rosario que cobran 600 mil pesos de cuota y aumentan todos los meses", aclara.
Cristiany (26) llegó en 2017 a Rosario para inscribirse en Medicina. Primero alquiló con otros compañeros de la facultad, y ella y sus amigos vivían con los reales que les enviaban sus padres desde Brasil. Pero, poco a poco, la situación económica comenzó a complicarse: "Las cosas empeoraron para todos. Los alquileres subieron muchísimo. Tuve que empezar a trabajar como camarera o cuidando ancianos, porque la plata que mi papá me enviaba ya no alcanzaba", contó.
En algún momento comenzó a convivir con su pareja, otro estudiante brasileño que manejaba un remís. Pero finalmente, los gastos fueron demasiado para ellos. "Llegó un momento en el que los costos de vivir se volvieron insostenibles. Ya no nos alcanzaba la plata sumando los sueldos más lo que mandaba la familia. Por eso, decidimos volvernos", contó. El 28 de febrero dejaron el departamento que alquilaban en Zeballos al 500, donde la actualización del contratoarrojaba 500 mil pesos entre alquiler y expensas, y retornaron al norte de Brasil.
Impacto
¿Es bueno o malo para Rosario este fenómeno? Algunos dirán que el Estado ahorra dinero. Otros sostendrán que los extranjeros ingresan divisas al país como si fueran turistas permanentes. Pero más allá del debate sobre la gratuidad de la educación superior para extranjeros, hay un impacto muy palpable: la economía privada que mueven alrededor es la que se va a ver afectada.
"Desde el punto de vista inmobiliario, la locación universitaria no es un volumen mayoritario, pero claramente es un semáforo que pone en evidencia una realidad. Cuando hubo dificultades de contratación por parte de gente de las inmediaciones de Rosario, producto de la recesión económica, la aparición de familias que contrataban para sus hijos que venían de Brasil fue un escenario favorable para la ocupación, en un marco de pocas unidades disponibles", aclaró Bassini.
Hoy, con una gran alternativa de oferta, que desde lo interno se está cubriendo y está equilibrada, el corredor dice que llama mucho la atención lo que está pasando, que afecta al secto,r pero no gravemente. "Antes venía un brasileño y ni te preguntaba cuánto valía el departamento. Sacaba la plata y reservaba. Hoy te pregunta qué es el ICL, qué es el IPC, con cuál contratás. Es un termómetro", expresó.
Sectores como alquileres, supermercados, universidad privadas y restaurantes, seguramente notarán el golpe en mayor o menor medida. En la zona de la Terminal de Ómnibus y el Mercado del Patio, en los últimos años aparecieron muchos locales que venden gastronomía brasilera, justamente por la demanda que había. También otros prestadores de servicios como gestorías de documentación y hasta gimnasios de esa comunidad. Es un misterio lo que pasará con esos comercios si este éxodo se sostiene.