¿Será que los amigos se mimetizan? Porque la descripción que Joan Manuel Serrat hizo sobre Roberto Fontanarrosa es idéntica a la sensación que dejó el cantante al charlar con La Capital. Como si tuvieran la misma forma de ser.
El catalán Joan Manuel Serrat habló con La Capital en un encuentro privado horas antes de homenajear a su amigo el Negro Fontanarrosa.
¿Será que los amigos se mimetizan? Porque la descripción que Joan Manuel Serrat hizo sobre Roberto Fontanarrosa es idéntica a la sensación que dejó el cantante al charlar con La Capital. Como si tuvieran la misma forma de ser.
Calidez. El clima de la charla íntima que este viernes este diario tuvo con Serrat transmitió eso. Fue en el hotel donde está alojado durante su visita a Rosario para integrar el Festival Fontanarrosa, un acontecimiento que celebra la vida y obra del Negro, organizado por la Municipalidad, en el marco del 80º aniversario del nacimiento del escritor y humorista rosarino.
"Lo echo de menos", soltó el cantautor sobre su entrañable amigo, y se notó en cada recuerdo que compartió con un puñado de periodistas que asistieron a un alto de su jornada, agua y café mediantes.
Este encuentro sirvió para conocer algo más sobre cómo Serrat piensa y siente a su amigo fallecido el 19 de julio de 2007, a los 62 años.
>> Leer más: Rosario celebra al Negro Fontanarrosa con un gran festival e importantes invitados
"Era un señor, sabía sus límites y respetaba a la gente", dijo hasta donde el Negro se animaba a describir a alguien o plasmar un pensamiento a través de sus personajes.
Lo cierto es que el catalán siempre vuelve a Rosario y en cada regreso evoca a Fontanarrosa. "¿Cómo te topaste con su enfermedad?", se le preguntó. "Un día me llamó preocupado porque le costaba mover los dedos", respondió. Era sin dudas el comienzo de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que se le diagnosticó en 2003. Pero esa cuestión quedó ahí y luego, en la conversación, se priorizó describirlo desde otro ángulo: el de su permanente humor, su ironía y su culto a la amistad.
Todos calificativos que, dijo el español, no solo quedaron evidenciados en su remembranza sino también en múltiples mensajes entre ambos, la mayoría vía correo electrónico en épocas en que el WhatsApp no era habitual.
¿Y dónde están esos testimonios? Se perdieron seguramente. Porque, al decir del catalán, "¿quién puede creer que debe archivar todo bajo la premisa de que esa persona que te manda un correo se va a morir?". Para Serrat, los amigos se piensan eternos.
Ya cuando ambos estaban juntos, no únicamente había voces durante esos encuentros, en España o en Rosario, sino también silencios: aquellos necesarios al ver un partido de fútbol en la tele, por ejemplo.
Serrat mencionó cosas que quizás pocos conozcan de Fontanarrosa: no le gustaba el sol o ir a la playa. "Me reí mucho al verlo esperarme bajar en Rosario de una avioneta proveniente de Córdoba", contó. Es que el humorista rosarino lo aguardaba con un sombrero de ala anchísima para evitar los rayos.
En eso, ante una consulta de La Capital, el referente que participará este sábado del homenaje a su amigo reveló que "le gustaba cantar". Sí, Fontanarrosa "cantaba muy fuerte, gritando", dijo Serrat aludiendo también a que sus tonos no eran precisamente los mejores.
"¿Y qué pensás vos de la música de hoy?", quiso saber el pequeño grupo de la prensa rosarina sobre el español. Distante como intérprete de los ritmos que priman en la actualidad, la calificó como una expresión del sentir popular, que luego deriva en melodías de diverso tipo. "Eso es el reguetón, sin ir más lejos", detalló el Nano antes de dejar en claro que no iba a hacer una crítica al respecto porque, entre otras cosas, tampoco las hace de sus pares ni de los pensamientos de ellos.
Una vez más, la charla dejó de lado los juicios y los prejuicios malintencionados. En el bar del hotel primó el respeto, las historias, el recuerdo y, una y otra vez, la calidez.