Les quedan por delante dos años de capacitación que, una vez finalizada, los habilitará para asumir diversas funciones consulares y diplomáticas en representación de Argentina.
Sueños de adolescente
Bruno Rossi Pizzi tiene 28 años, se presenta como rosarino y como "hincha y socio" de Rosario Central, y asegura que desde la adolescencia quiere ser diplomático. Por eso, ni bien terminó la secundaria, en el colegio Dante Alighieri se anotó en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la UNR. "Siempre fui un apasionado por la historia, la geografía y, sobre todo, muy amante de mi país", dice.
Terminó la facultad en plena pandemia, hace cuatro años. Y durante tres llamados seguidos se anotó en el concurso para ingresar al Isen. La tercera fue la vencida, como marca el dicho, y hace unas semanas le comunicaron que había superado los exámenes de ingreso. Esa perseverancia, dice, "fue clave para reafirmar lo que quería".
"Nadie en mi familia está relacionado con la diplomacia, son médicos e ingenieros, pero siempre me apoyaron en mi decisión, gracias a ellos pude seguir mi vocación. Nunca me presionaron", agradece.
Una vez en carrera, dice, lo que vienen son dos años "de profundizar conocimientos útiles para la vida diplomática" y el "gran" desafío "de estar a la altura de aquello para lo que nos han elegido". Y conjuga los verbos en plural porque, señala, cree que los logros siempre son colectivos.
"Sin duda, esto habla de la formación que recibimos en la facultad. La UNR es la universidad que más graduados tiene en esta selección. Comparadas con otras facultades, la de Ciencia Política y Relaciones Internacionales es muy pequeña, tiene pocos alumnos. Por eso, el logro es más grande y, creo, se relaciona con la excelencia de la formación que recibimos no sólo para enfrentar este examen sino también para desempeñarnos el el ámbito privado o en el público", señala.
La importancia de la pública
Eloísa Escalante tiene 31 años y nació en Resistencia (Chaco), donde vivió hasta los 18 cuando decidió venir a vivir a Rosario para estudiar la carrera de Relaciones Internacionales. "Ni siquiera conocía la ciudad, pero me decidí porque quería estudiar en la universidad pública", cuenta.
En la secundaria, Eloísa participó de las actividades del programa de Naciones Unidas, donde descubrió que la política internacional era lo suyo. "Mi fuente de inspiración fue mi mamá, asistente social, quien me acercó al mundo del Estado, al mundo de las políticas públicas. Cuando entré en la facultad, una de las primeras actividades en las que participé fueron las charlas de ingreso al Isen, donde algún becario o funcionario diplomático dan una charla sobre los exámenes y de qué se trata la carrera. Ahí ves que es algo más cercano de lo que alguien puede imaginar. Y eso fue lo que me terminó de decidir", recuerda.
La joven se recibió en 2018, a los 25 años, y al poco tiempo rindió su primer examen de ingreso al Isen. Pero no logró el promedio adecuado. Probó otra vez y otra, hasta que el año pasado pudo ubicarse entre los primeros 22 promedios. En el medio, a través de la facultad participó de un intercambio en Francia, hizo prácticas en el consulado de Uruguay e ingresó a trabajar en una empresa multinacional.
Ahora, dice, tiene "altas" expectativas por lo que viene. "Espero terminar de conocer cabalmente la amplitud de funciones que tiene un diplomático, las áreas en donde se puede trabajar en Cancillería y "poner en práctica no solo lo que aprendí en la carrera, lo que aprende en el curso de formación, y a partir de ahí empezar a devolver la formación que uno recibe en trabajo para mi país".
Por ahora hay poco tiempo para pensar en todo eso. En la agenda están las despedidas de compañeros de trabajo y amistades, conseguir una nueva vivienda, la mudanza. ¿Es más difícil para una mujer hacer una carrera diplomática? "Depende del destino, en la región no sería un problema pero hay países donde no es lo mismo una funcionaria que un funcionario. Después está el tema de la maternidad, entiendo que cuando uno comparte la crianza es más fácil pero tiene que estar charlado con la pareja, y el tema del empleo de la pareja, porque socialmente está más aceptado que sean las mujeres quienes no trabajen o se adapten al trabajo de sus parejas. Pero todo se puede conversar", afirma Eloísa.
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Cambio de vida
"Lo que pasó en estos exámenes es un montón. Hace mucho tiempo que no ingresan tres graduados de la UNR al Isen. Siempre eran uno o ninguno. Además, si bien teníamos muchos inscriptos, la Universidad de Buenos Aires o la de La Pata tenían muchísimos más. Y creo que el gran mérito está relacionado con la formación que nos dio la facultad", señala Juan Gentiletti, rosarino, de 25 años, también ex alumno de la Dante y recién egresado de Ciencia Política y Relaciones Internacionales.
"Me recibí el año pasado y es la primera vez que me presenté al examen del instituto. Lo normal es rendir varias veces, pero creo que me jugó a favor el hecho de que tenía la carrera aún fresca, porque cada una de las evaluaciones que uno rinde en el concurso se relacionan con alguna materia de la facultad. Eso me facilitó las cosas", afirma.
Dice que desde los trece años quiere entrar al servicio exterior, por eso buscó "la carrera que estuviera más cerca de las exigencias del concurso" y así llegó hasta la facultad de la Siberia.
Para Juan, lo que viene será seguramente "un punto de inflexión" en su vida. "Todavía no llegué a procesar todo lo que me está pasando, no termino de caer en la cuenta. Creo que una vez que entre al instituto me voy a dar cuenta de que el viejo Juan no existe más, que esa vida se terminó, que en dos años voy a estar trabajando en la Cancillería o empezando los primeros pasos de mi carrera". Todo suena a mucho.
Igual, ya tiene pensado su primer destino. "Como soy joven creo que seria un buen momento para experimentar destinos más complicados, quizás Africa o alguna región de Asia periférica, siento que es el momento para ir a estos lugares. Después ya será tiempo de buscar ciertas comodidades", considera, aunque no se olvida que la historia recién está empezando.
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Un mundo por descubrir
El Isen es la institución argentina encargada de formar a los miembros del Servicio Exterior de la Nación. Esto implica no sólo la selección de los aspirantes a la carrera diplomática, sino también su formación intensiva durante un ciclo inicial de dos años y su actualización profesional a lo largo de la carrera.
La selección del ingreso a la carrera es rigurosa. Cada año, se abre un concurso que consta de tres etapas: una evaluación psicológica, un conjunto de exámenes escritos y un coloquio de aptitud diplomática.
Los exámenes escritos abarcan conocimientos de seis materias: teoría política, derecho constitucional, historia argentina, derecho internacional público, historia de las relaciones internacionales y economía. La evaluación se completa con otras dos instancias escritas: un ensayo sobre temas de actualidad y una prueba de conocimientos de cultura general y sobre la realidad nacional e internacional.
Según los números difundidos por el Isen, a la convocatoria 2024 se presentaron 373 personas, lo que se considera una inscripción récord en la historia del instituto. El año anterior, 2023, la cantidad de anotados estuvo casi un 50 % por debajo de esa cifra.
En cuanto a géneros, la representación fue más o menos pareja: el 52,3 % fueron varones y el 47,7 mujeres.
La diferencia lo marcó la procedencia de los candidatos: 124 fueron de la ciudad de Buenos Aires y otros 107 de la provincia de Buenos Aires. Por fuera de los límites de esos territorios, Córdoba, Mendoza y Santa Fe fueron los otros distritos que más aspirantes aportaron, respectivamente, 22, 16 y 14.
Un tercio de los inscriptos se graduaron en la misma universidad: las aulas de la Universidad de Buenos Aires aportaron casi 120 inscriptos.
Con estas cifras, las historias de Eloísa Escalante, Bruno Rossi Pizzi y Juan Gentiletti cobran otra relevancia.