El Flaco Celiberti tira la casa por la ventana. Pero literalmente. El artista, bailarín, cantor, músico y productor rosarino de 60 años -pero funense por adopción- Rubén Celiberti construye un centro cultural en su casa paterna de Funes.
El artista, bailarín, músico y productor rosarino demolió la mitad de su casa paterna en Funes con el objetivo de levantar allí el Centro Cultural La Casita de mis Viejos
Por Miguel Pisano
El Flaco Celiberti tira la casa por la ventana. Pero literalmente. El artista, bailarín, cantor, músico y productor rosarino de 60 años -pero funense por adopción- Rubén Celiberti construye un centro cultural en su casa paterna de Funes.
https://www.lacapital.com.ar/funes-y-roldan/un-artista-funes-de-pibe-me-trepaba-al-tocadiscos-ver-si-estaban-los-musicos-adentro-n10159099.htmlhttps://www.lacapital.com.ar/funes-y-roldan/un-artista-funes-de-pibe-me-trepaba-al-tocadiscos-ver-si-estaban-los-musicos-adentro-n10159099.htmlLa casa de los padres de Rubén Celiberti, una típica construcción funense de los 70, situada en Los Claveles 1853, del centro histórico, parece dinamitada: la pileta de natación que ocupaba casi todo el terreno delantero y un vestuario lateral fueron reducidos a una montaña de escombros en la que trabajan dos albañiles y sólo se salvó la construcción original del fondo, que será remodelada para albergar los talleres del Centro Cultural La Casita de mis Viejos, que proyecto el artista y productor rosarino.
Traje celeste grisáceo, camisa al tono y ojotas propias de la obra, Rubén -de jóvenes 60 años- recorre el terreno y cuenta sin parar el sueño de su vida a La Capital, como si se tratara de la última travesura de aquel niño terrible que a los 15 años se fue solo a rendir y entró al Ballet del Teatro Colón, en el comienzo de una carrera artística con la que recorrió el mundo y de la que hoy vuelve a la casita de los viejos a devolver algo de todo lo aprendido.
“A los nueve años me vine a vivir acá porque nací en Rosario, en la calle Rubén Darío, del barrio de Arroyito, donde como se llamaba Rubén decía que la calle era mía. Vine a los nueve años y ya tenía sueños: estaba bailando, tocando el piano, cantando. Mi papá, el mecánico de heladeras Juan Domingo Celiberti, había comprado dos terrenos y, con mucho sacrificio, construyó esta casa en el año 73. La hizo con dos albañiles, que tardaron como ocho meses. No veíamos la hora de venir a vivir porque vivíamos alquilando en Rosario de un lado para otro, nos mudamos tres o cuatro veces porque mi papá era muy humilde y hacía lo que podía” recuerda Rubén origen de La Casita de mis Viejos.
-¿Cuándo tuviste tu primer piano?
-El piano por primera vez lo tuve acá, a los nueve años, en esa habitación.
-¿Cómo era Funes entonces?
-Acá venía el lechero con una jardinera y nos traía la leche, la mermelada, la miel, el pan con chicharrón. Acá estamos a una cuadra de la estación del tren. Me acuerdo que cuando estudiaba en Rosario, el tren no paraba en esta estación sino que ralentaba la marcha y yo con la mochila me tiraba y mi viejo me agarraba en el aire. Iba a la escuela primaria, a patín en el Club Echesortu y estudiaba piano. Viví acá desde los nueve años hasta los 15, cuando me fui al Teatro Colón.
-¿Cómo surgió la idea de hacer esto?
-La idea surgió porque un mes antes yo había dicho que jamás en mi vida iba a hacer una escuela o un teatro porque es una responsabilidad enorme. Y cuando mi hermana, Patricia Celiberti, se fue con su hijo y me dijo: “Rubén, yo te doy toda la propiedad, hacé lo que quieras”, dije: “¿Qué mierda hago acá? Yo no voy a vivir”. Y automáticamente dije: “Acá hago un teatro, acá hago unos talleres, acá hago todo lo que había dicho que no iba a hacer”. Eso fue hace 20 días y tengo ganas de llorar.
-¿Y a qué se debe semejante cambio de opinión?
-Porque el espacio te la creatividad. ¿Qué hacés con esta casa: vivís acá o la alquilás? Y yo no la alquilo un carajo: quiero que esto produzca. Voy a armar una fundación, una cooperativa, para que la gente pueda hacer cosas no sólo a nivel regional sino a nivel internacional. Quiero estar en la corona del proyecto, pero quiero que cada uno trabaje en lo suyo.
-¿Contás con el apoyo de artistas reconocidos?
-Tengo el apoyo de artistas porque mi único techo es el cielo.
-¿Quiénes te apoyan?
-Estuve hablando con Edgardo Travalón, primer bailarín del Colón; ya les mandé la notificación a Hernán Piquín, a Eleonora Cassano, a Maximiliano Guerra, quien me escribió un mensajito hermoso; a Johana Copes, la hija de Juan Carlos Copes, el más grande bailarín de tangos, a quien quiero invitar con su pareja porque están considerados unos de los mejores bailarines de tango, y me voy a poner en contacto con la Compañía Nacional de Folclore, que me gustaría que estuvieran acá, y músicos de primer nivel. Quisiera traer a los músicos que están tocando en la Fundación de Astor Piazzola, dirigida por la viuda, Laura Escalada Piazzola.
-¿En qué consiste el proyecto?
-En generar algo que en Santa Fe no hay. Yo me puse loco porque estaba aburrido y dije: “Tengo que hacer algo para salir de esta depresión”. Y me metí en este quilombo porque sé que hay 200 mil barreras y voy a tener que confrontar, pero esto es como en el fútbol: tenés que hacer goles y tenés que evitar que te los hagan.
-¿Cómo te imaginás el centro cultural?
-Este es un espacio para que estudien músicos como violinistas, clarinetistas, pianistas y todos los istas, que tengan sus maestros y puedan hacer música. En teatro: que puedan venir a recitar, a leer un libro, a ensayar escenas y otras actividades. Y lo mismo con el mundo de la danza y la expresión corporal. ¿Y la comedia musical qué es? Es eso: actoral, musical y bailable. Son las tres cosas. Y eso reúne lo que era mi sueño: quiero que la gente venga acá como me pasó con este espacio. Que venga a crear y a crecer con la propia identidad de la persona.
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-¿En algún sentido tu idea es que el pibe o la piba con inquietudes artísticas no se tenga que ir a los 15 años solo al Teatro Colón, como te pasó?
-Eso ya es una elección. A mí me fue bien y si una persona se pone testaruda y tiene a los padres que la apoyan para irse, que se vaya, pero al menos acá sabe que tiene un espacio, que lo voy a hacer a un costo bajísimo porque también a la gente que tiene talento puede venir gratis a través de un intercambio. Yo era recontrapobre: no tenía plata ni para comer, vivía en la calle en Buenos Aires.
-¿Cómo hiciste para abrirte camino en el mundo del arte?
-Cuando me vieron con ese talento todos me abrieron las puertas del teatro, de las casas, de los hogares y de las familias de los artistas.
-¿Qué van hacer desde el centro cultural?
-Si hay alguien de talento, hay que apuntalarlo y decirle: “Muy bien, vos podés, y seguí por acá”.
-¿Cómo va a ser la obra del centro cultural?
-El escenario va a ser de cinco metros por 12, pero se puede alargar hasta 14 por siete metros, con más de 200 butacas, en una letra C invertida. Es mucho. Y donde estaban el baño y la parrilla voy a hacer un palco, donde entran 25 butacas. Y voy a armar un mástil de más de 11 metros de altura con la bandera argentina para que cuando digan: “¿Y dónde es La Casita de mis Viejos?” ¿Viste donde está la bandera? Ahí. Porque acá decíamos: “¿Dónde es la casa?”. ¿Viste el pino alto? Ahí.
-¿Con qué soñás ahora?
-La inauguración la quiero hacer con un video con saludos enviados por personas reconocidas a nivel internacional, con artistas muy talentosos -algunos conocidos y otros no- y quiero armar una platea con periodistas de distintos medios, empezar a invitar a todo el mundo para que vengan a mi casa.
-¿Vas a invitar a los profesores de música, danza y teatro a sumarse?
-Por supuesto porque sin el maestro esto no funciona. Los maestros tienen que estar acá en el orden de la música, en el conocimiento que tengan para trabajar con los chicos y no solamente los chicos: quiero que vengan las personas adultas. Yo no quiero abandonar a la gente de la tercera edad ni a los gordos ni a los negros ni a los bajos. Yo los amo a todos. Esto será para todos.
-¿Abrís las puertas de La Casita de mis Viejos?
-La Casita de mis Viejos para que vengan a hacer realmente lo que ellos deseen.
-¿Este es el sueño del pibe?
-Este es el sueño de una persona de 60 años, que sabe lo que no quiere y lo que desea, pero eso se demuestra porque a la palabra se la lleva el viento.
-¿Cuando hiciste las fotos fue la primera vez que agarraste un pico?
-Sí.. Y ahí me puse a bailar para (el fotoperiodista) Sebastián (Suárez Meccia) y todos los lectores de La Capital.