La comunidad de Soldini se congregó el sábado último para rendir un emotivo homenaje a Julieta Lavaggi de Ginocchio, en el año del 65º aniversario de su fallecimiento y en el marco de la celebración del 133º aniversario de la localidad. Ginocchio es recordada como la primera mujer elegida democráticamente para ocupar un cargo público en Argentina, y posiblemente en toda Latinoamérica. Este evento no solo celebró su legado, sino que también destacó su impacto duradero en la historia de la democracia y los derechos de las mujeres.
La Constitución de Santa Fe de 1921 fue un texto progresista fundamental para permitir que las mujeres pudieran votar y ser elegidas para cargos de gobierno locales, lo que habilitó a Julieta a postularse y ganar la presidencia de la comisión de fomento con un contundente 73% de los votos. Su elección marcó un hito en la lucha por los derechos civiles y políticos de las mujeres en la región.
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Reconocimiento a una pionera
El homenaje incluyó una serie de eventos significativos que resaltaron su vida y legado. La presentación del libro “La Constitución de 1921, la verdadera Constitución Progresista de Santa Fe”, del docente de la Universidad Nacional de Rosario, Oscar Blando, se llevó a cabo en la escuela secundaria de Soldini. En su trabajo se destacó la importancia de la Constitución de 1921 en la historia de los derechos civiles y políticos de las mujeres. Esta presentación contó con la participación de figuras destacadas del ámbito del derecho y familiares directos de Julieta.
En la comuna de Soldini, se descubrió una placa en honor a Julieta Lavaggi de Ginocchio. La obra, diseñada por los artistas locales Leonardo y Ladislao Guerrero, presenta no solo el rostro de Julieta, sino también elementos significativos de su vida política y personal. Este monumento se encuentra en un lugar prominente frente a la comuna, invitando a todos los visitantes a conocer y reflexionar sobre su legado.
El acto contó con la presencia de numerosas personalidades, incluyendo al presidente comunal Leonardo Marconcini, miembros de la subcomisión organizadora, y familiares directos de Julieta. Marconcini destacó la importancia de recordar y honrar a quienes contribuyeron significativamente al desarrollo de la comunidad.
Durante el evento, se leyó el acta de la Comisión de Fomento de Soldini, fechada el 2 de abril de 1934. Este documento histórico detalla la transmisión del mando comunal a Julieta Lavaggi de Ginocchio, quien asumió el cargo con 42 años. El acta también menciona su nacimiento en Rosario el 21 de enero de 1892 y su bautismo en la Iglesia Santa Rosa. Este acto de transmisión de mando fue un momento significativo, ya que Julieta fue la primera mujer en dirigir los destinos de un pueblo en Argentina.
Marconcini, expresó su alegría y emoción por estar al frente de la comuna 90 años después de que Julieta dirigiera los destinos de Soldini. Agradeció la presencia de expresidentes comunales, funcionarios provinciales y municipales, y la familia de Julieta, quienes se movilizaron desde lejos para participar en este homenaje. También destacó el trabajo de la comisión organizadora de los eventos en honor a Julieta.
La corresponsal de La Capital
César Marconcini, uno de los principales organizadores del homenaje, explicó que “la inspiración para este evento surgió de los trabajos realizados en los años 90 con motivo del centenario del pueblo. Gracias a los avances en comunicación, se pudo obtener más información de los familiares de Julieta que no residen en Soldini”. César destacó el legado de Julieta en la educación y su papel en la inclusión de las mujeres en la vida social del pueblo. También mencionó su relación con el diario La Capital, donde Julieta se desempeñó como corresponsal y fundó una biblioteca en la comuna.
Durante su mandato, Julieta se comprometió con la gestión responsable y honesta de la cosa pública. Entre sus logros más destacados se encuentran la construcción del edificio comunal y el cementerio San José. Su administración fue reconocida por los diarios de la época como un ejemplo de integridad y eficiencia en la gestión pública.
El homenaje a Julieta Lavaggi de Ginocchio no solo celebró su vida y logros, sino que también invitó a la comunidad a reflexionar sobre el pasado y a valorar el camino recorrido en la lucha por los derechos civiles y políticos. "Este evento es un recordatorio de la importancia de la memoria histórica y de cómo las acciones del pasado pueden inspirar el futuro", destacó Marconcini.
El monumento y las actividades realizadas en su honor son un testimonio del respeto y la admiración que la comunidad de Soldini siente por Julieta, una verdadera pionera en la historia de la democracia y los derechos de las mujeres en Argentina y Latinoamérica.
La fuerza del sufragio
Cuando en la Nación aún no estaba regulado el sufragio femenino, en la provincia de Santa Fe, en el corto periodo de vigencia de la Constitución de 1921 votaron y hasta pudieron ser electas las mujeres.
La reforma de ese año fue progresista para su época. Estableció un Estado laico, derechos de los trabajadores y de los más necesitados y un régimen económico y laboral vanguardista. Fijó la autonomía de los municipios más poblados, incorporó normas del constitucionalismo social, que protegían a los sectores de menores recursos, garantizaba el ejercicio de cualquier culto y la Legislatura no podía dictar leyes que lo restringieran o protegieran. También incluyó el habeas corpus y la Corte Suprema de Justicia.
Esta Carta Magna, que se derogó 12 años después, reconoció los derechos políticos de las mujeres, aunque limitados al ámbito municipal. En este punto, autorizaba a modificar la ley de municipios y comunas. Dichos cambios permitieron que en las elecciones de marzo de 1934 y con un padrón suplementario de mujeres, Julieta Lavaggi de Ginocchio fuera electa presidenta comunal al obtener el 73% de los sufragios afianzando a través de los comicios el prestigio y la popularidad de la organización democrática que incluía su lista.
El triunfo electoral de esta mujer conmovió a la sociedad argentina de aquella época. Las publicaciones periodísticas demostraron que su actitud no fue denostada, sino que recibió muestras de solidaridad. Al ser derogada la constitución que la habilitaba a postularse, Julieta sólo cubrió el cargo en el período 1934-1935. Cuando asumió tenía 42 años.
También ejerció como docente y mantuvo en su casa quinta una escuela de apoyo para los hijos de los trabajadores rurales. Según testimonios de vecinos de Soldini, “era madrina de todos. La elegían por su belleza, su inteligencia y por su encanto personal”. Parte de esta historia hoy se expone dentro del salón comunal, a través de documentación oficial, privada y material fotográfico.
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