En la misma línea, Daiana Aguirre, creadora de Amichas, reconoció una chara diaria en el grupo y dijo: “La mayoría agradece porque no tenían con quién hablar. Se sienten acompañada porque le dan un consejo o porque no tenían con quién ir a caminar simplemente”.
Reinonas, 365 días de amistad
Hace casi un año un puñado de mujeres comenzó a formar un grupo alrededor del libro Adiós cachorra, que pone el eje en el empoderamiento y autovaloración de la mujer. Con el correr de los días, se fueron sumando muchas ajenas a la obra de Lucía Numer Bellomi y se masificó hasta generar una comunidad que ofreció contención, diversión e intensos y fuertes lazos de amistad.
Así nació Reinonas, en el grupo se comparten experiencias, día a día, salidas y apoyo. Ahora, casi ni se habla del libro y la organización llevó hasta definir un listado de reglas para una convivencia, aunque sea virtual, amena.
Las chicas que desean ingresar al grupo deben presentarse para romper el hielo. Nombre, apellido y una descripción, breve o extensa, “lo que salga en el momento algunas necesitan más tiempo para expresarse y se respeta”, dijo a La Capital Carolina Funes, fundadora del grupo que invita a todas las mujeres entendiendo la diversidad y la realidad socioeconómica distintas de cada integrante.
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El grupo tiene, con Funes, nueve moderadoras para controlar a las 500 integrantes tanto de Rosario como de localidades aledañas como Acebal, Granadero Baigorria, Arroyo Seco, San Lorenzo y hasta Puerto Genera San Martín. Uno de los pocos requisitos es tener más de 18 años.
Reinonas tiene participantes de todas las franjas etarias, gran parte se encuentra entre los 28 y los 40 años, pero hay mayores de 50. Solteras, casadas y “en algo”, todas las mujeres están invitadas. Con hijos o sin ellos, el grupo es amplio y no se cierra.
Al haber variedad de planes, los grupos comienza a encolumnarse detrás de sus gustos, siendo los encuentros en casas particulares los que más convocan. “Para mi cumpleaños éramos 85 reinonas en un quincho. Debemos ser unas 100 que estamos activas para las juntadas”, remarcó Funes.
El grupo de WhatsApp fue creado el 25 de febrero de 2024. Ese domingo comenzó a gestarse la comunidad, que rápidamente tuvo su primera salida el 2 de marzo, es decir, a los 6 días.
Siempre surgen planes. Algunos más gasoleros que otros, pero las propuestas no dejan de aparecer: mates en el parque, visita a festivales, teatro, cine, bares, bailes y hasta carnavales.
Funes reconoció crear el grupo para formar un grupo de ayuda entre mujeres, pero se sinceró ante este medio y dijo encontrar un lugar para ella misma. “A veces yo organizo, escucho o aconsejo y a veces me encuentro con historias similares, con las que me identifico, que me ayudan un montón”, planteó.
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Las chicas de Reinonas generaron lazos de amistad tan fuertes como los encontrados en escuelas, clubes o el barrio. Muchas decidieron hasta vacacionar juntas, el grupo más osado volará hasta Cancún, y otras pasaron las fiestas de fin de año en comunidad.
El boom de Amichas
Daiana Aguirre participó de algunos grupos similares a Amichas, pero un día se planteó generar uno propio con su impronta. Entonces decidió el pasado 16 de diciembre inaugurar, con cuenta de Instagram incluida, su propia comunidad.
En menos de dos meses de existencia ya logró sumar unas 430 mujeres. Aguirre se reconoce como una persona sociable y con amigos, pero “muchas veces quería hacer un plan y mis amigos estaban ocupados”.
En Amichas tampoco hay muchos requisitos, simplemente siendo mayor de edad ya se puede ingresar y si bien hay mujeres de todas las edades predominan la franja etaria entre los 25 y 40 años.
Una de las reglas es que no hay subgrupos “porque la idea es que no se excluya a nadie”, dijo Aguirre. De todas formas, existen subcomunidades por temas: “Merienda”, “Salidas nocturnas”, “Florida, camping y río”, “Picnic” o “Actividad física”, entre otros. También uno para “Noctambulas”, es decir, aquellas amichas que trasnochan con el celular en la mano.
Ese lunes 16 de diciembre comenzó el grupo con Daiana y “un par más”. Una publicidad en Instagram disparó un boom de nuevas integrantes, la mayoría de Rosario. Y todo fue escalando hasta llegar a un picnic nocturno con 47 participantes en el Parque Independencia para recibir el año o el cumpleaños de la propia creadora con 70 chicas del grupo, en el cual se tuvo que cerrar un conocido bar de Pichincha.
Que el grupo sea exclusivo para mujeres está pensado. Aguirre no quiere que se desvirtúe el objetivo principal de hacer amigas y aunque se respetan las orientaciones sexuales de todas, se evita el ingreso de parejas. “Tampoco se habla de política, religión o fútbol porque son temas que generan conflictos”, aclaró.
Amichas va camino a cumplir dos meses y se convirtió en un espacio para cientos de mujeres. Muchas pudieron generar vínculos más allá de la comunidad y decidieron retirarse: “Me escribieron chicas que habían encontrado un grupo de amigas y que preferían seguir por afuera. Eso significa que cumplimos el objetivo”, reconoció Aguirre, de 29 años. En este sentido, invitó a más mujeres a sumarse porque “no van a estar más solas”.
Las amistades en el siglo XXI
Tiempo atrás, el laboratorio social Quepa, integrado por comunicadoras y politólogas, lanzó los resultados de su trabajo Amistades para (des)armar, con el objetivo de conocer cómo las relaciones afectivas y los modos en los que se tejen los vínculos impactan en la vida política y comunitaria. La publicación fue el resultado de una encuesta que respondieron más de 500 personas, la mayoría se encontraban en el segmento de 31 a 40 años, la franja etaria predominante en los grupos como Reinonas.
La Capital dialogó con Florencia Bottazzi, integrante de Quepa, y el primer rasgo que marcó es la diferencia entre el “qué es una amistad” y el “por qué hacemos amistades”. Mientras el primero recibía respuestas flexibles como “vínculos sin estructuras, que soporta la distancia y las diferencias”, el segundo apuntaba a una idea de parecidos: gustos, pensamientos, intereses o historias en común. En este sentido, Bottazzi reconoció: “En la práctica afectiva estamos más sujeto por lo homogéneo”.
A la hora de analizar estos grupos formados a partir de una comunidad o grupo de WhatsApp, la integrante de Quepa destacó la “búsqueda por salir de lo conocido”, pero sin negar el control de los algoritmos se preguntó: “¿Qué pasa con la alteridad?".
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En esa línea planteó un cambio de paradigma en las relaciones, siendo que a partir de comunidades como Reinonas y otras tantas generadas en red “autogestionamos los espacios de pertenencia” que antes están regidos por instituciones más clásicas como familias, barrio, escuelas, clubes, iglesias o universidades, que en la actualidad son “hostiles y crueles cuando surge un conflicto”, remarcó Bottazzi.
Apostar al afecto es otro de los propósitos que se encuentran en este tipo de comunidad generada a partir de un gusto en común, pero que escala hasta llegar a encuentros y salidas grupales.
La novedad es el dispositivo. Tener en tu mano el control de un grupo de amigos y la particularidad de una comunidad íntegramente de mujeres también dice. Así lo analizó, Bottazzi: “Antes las mujeres no teníamos dominio del espacio público. Hacíamos amistades o nos encontrábamos en lugares con una connotación ligada a la obligatoriedad como puede ser el grupo de mamás de un club, pero el que iba al bar a jugar a las cartas por ocio era el hombre”.
“Que sean identidades feminizadas dice mucho también, porque siempre estuvieron ligadas a lo afectivo, pero nos costaba encontrar espacios de pertenencia y con esta novedad se alejan de espacios tradicionales”, agregó la integrante de Quepa.
Repensar la amistad
Otra arista interesante señalada por Bottazzi es el “blanqueamiento” sobre la amistada como vínculo “que se trabaja”. En los últimos años la sociedad puso sobre la mesa los vínculos generados, mayormente sexoafectivos, pero la tendencia llevó también a pensar sobre las amistades. En esta línea se podría afirmar que: no todas las amistades tienen que ser para toda la vida; es difícil pensar en amistades sin conflictos y es importante diferenciar vínculos de grupos de pertenencia.
Para Bottazzi es “alentador” que un grupo de mujeres se junte “para pasarla bien”, ya que, en contrapunto, los varones históricamente apuntaban a ese objetivo como un motivo para encontrarse.
Sin embargo, puso reparos sobre la tecnologización de estas comunidades. “El dispositivo guarda una ilusión de salvaguarda”, esgrimió Bottazzi. Anticiparse al otro y, aunque es potente por lo incognito, se puede perder la adrenalina de conocer la otredad del otro, del que está enfrente.