Desde la pandemia hasta aquí, la medicina ha cambiado drásticamente en muchísimos aspectos: se han instalado nuevas dinámicas de atención, como son las consultas virtuales, y se han acelerado los procesos de investigación para desarrollar soluciones médicas de vanguardia. A su vez, ha aumentado la educación sanitaria, tomando mayor consciencia de los contagios y la necesidad de crear espacios aún más específicos que reúnan a pacientes con mismas sintomatologías. Todas esas evoluciones, más otras específicas de su rubro, fueron implementadas de forma veloz por la clínica Pilares del Rosario.
El espacio de rehabilitación integral está cumpliendo 20 años ofreciendo tratamientos médicos en en neurología, traumatología, ortopedia y en medicina física con kinesiología y terapia ocupacional. Hoy Pilares del Rosario cuenta con dos espacios propios, uno sobre Paraguay al 2000 y otro en Corrientes al 2000, con un equipo médico multidisciplinario para atender la recuperación de afecciones neurológicas, traumatológicas, respiratorias y cardiovasculares, entre otras.
El éxito de la clínica radica justamente en la innovación y el compromiso de sus miembros por implementar soluciones médicas para la ciudad y la región. Con el foco puesto repensar estratégicamente todos sus procesos y servicios para seguir mejorando la propuesta. “Desde nuestra fundación, el objetivo ha sido darle lo mejor al paciente a través de ciertos ejes. Uno, sin dudas, es la estructura edilicia para usuarios dependientes de una atención constante. Las personas, en especial durante la internación, pasan mucho tiempo aquí e incluso vienen de estadías largas en otras clínicas o sanatorios, por lo que precisan que el lugar sea moderno y acogedor”, explica Gabriel Dobkin, CEO de Pilares del Rosario.
Otros factores que considera importantes son tener “un equipamiento tecnológico de punta, especializado para estas patologías. Y, por último, contar con recursos humanos que contribuyen a que el paciente se sienta cómodo y pueda enfocarse en su recuperación”. Se refiere no sólo a los médicos, sino también a los kinesiólogos, psicólogos, terapistas ocupacionales, enfermeros y el personal de limpieza.
Clínica con veinte años de vanguardia
Cuando la clínica nació en el 2004, la intención de Dobkin junto a Karina Rajz, CEO de Pilares, fue la de ofrecer un centro de rehabilitación ambulatorio de primer nivel en la región. Algo que no existía hasta el momento pero que se perfilaba como una necesidad fundamental para contribuir a mejoras en enfermos que venían atravesando alteraciones severas, en especial aquellos que sufrían secuelas neurológicas o necesidad de implementar prótesis de todo tipo.
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Los doctores Nahuel Guadagnoli y Valeria Sbarra junto a Germán Dobkin.
Foto: Hector Río / La Capital.
“En aquel momento ni la ciudad ni la provincia tenían un espacio como éste, donde la gente pudiera acudir cuando sufría algún tipo de lesión que requiriese recuperación sostenida. Pasaban de la internación en sanatorios a su casa y se hacía lo que se podía allí”, comenta Rajz y recuerda que al poco tiempo de abrir el centro de rehabilitación en calle Paraguay, con Dobkin notaron que no era suficiente y que, en algunos casos, los asistidos precisaban continuar con esa atención en una etapa más intermedia. Es por eso que a los dos años ya tenían una clínica con esa prestación para 10 personas. Hoy Pilares del Rosario cuenta con 40 camas de internación y 6 de ellas para terapia intensiva. Además, recibe unos 3.000 pacientes al mes, de los cuales 350 se encuentran en una atención constante.
Comprendiendo que su diferencial es el seguimiento detallado de la evolución de los internados, Pilares del Rosario tiene como misión distinguirse en su trato y en el de sus familias: “Buscamos ofrecer una atención personalizada y uno de nuestros principales objetivos es mantenerlo así. Desde que entran y hacen una consulta, hasta que se van queremos que tengan una estadía cálida y humana. Por eso también cuentan con representantes administrativos asignados que se ocupan de las renovaciones de los tratamientos, el vínculo con la prepaga o la obra social para lograr autorizaciones y otras tareas”, agrega Rajz.
Inversión en ideas
Con un mundo tecnológico que va a toda velocidad, las innovaciones están dispuestas para quien sepa aprovecharlas. En ese sentido, esta clínica ha sabido moverse dentro de la industria médica para ir ofreciendo mejoras continúas en sus servicios y equipamiento para ofrecer intervenciones más veloces y eficientes. Justamente han sido visionarios en la incorporación del sector de internación en un contexto donde otros espacios no veían ese potencial para la recuperación.
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Instalaciones para la rehabilitación de pacientes en la clínica Pilares del Rosario.
Foto: Hector Río / La Capital.
“Continuar el tratamiento internados aquí, les permite a las personas ingresar en una etapa más precoz de lo que lo hacían antes. Más rápido reciben rehabilitación, mejores son los resultados”, explica el director médico de internación, el doctor Nahuel Guadagnoli. Para comprenderlo fácilmente, ejemplifica con una patología: “La etapa aguda, como podría ser la de un ACV, el paciente la atraviesa en un hospital o sanatorio donde se cumplen ciertos objetivos. De allí, pasan a un proceso de recuperación que, debido a algunas características, algunos pueden requerir seguir en internación para que se pueda iniciar una readecuación de las actividades de su vida diaria. Esta etapa puede durar semanas o meses y luego pasan a una atención ambulatoria”.
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Entre otras ideas desarrolladas por la institución se encuentra la rehabilitación con tecnología digital. “Se hace mediante un dispositivo de pantalla, con sensores donde los movimientos de la persona son reproducidos en una imagen. El paciente debe imitarlo, esto abona a lo que es la motricidad, la coordinación y todo lo que es la destreza motora”, comenta la doctora Valeria Sbarra, directora de tratamientos ambulatorios.
Rehabilitación de primer nivel
Otro punto que tienen en cuenta es que cada rincón de los 3.000 mt2 de las dos sedes esté en perfectas condiciones para los pacientes y sus familiares. “Tenemos personas que están meses internados o en proceso terapéutico. A veces, incluso pueden ver pasar el invierno y llegar al verano, por eso hemos hecho un patio verde para que tengan un contacto con el sol, los pájaros, factores que contribuyen a su estado anímico y su recuperación”, agrega el Guadagnoli. A su vez están perfeccionando una sala multisensorial con elementos de inteligencia artificial y domótica para estimular los sentidos: “Es para un grupo de personas con deterioro cognitivo moderado a severo. Es la primera en adultos. A partir de cuestiones sensoriales, justamente visuales, táctiles, auditivas olfatorias y más, se busca generar la capacidad de readecuar estímulos cognitivos”, explica.
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Equipos para trabajar la recuperación en personas que sufrieron algún problema de salud.
Foto: Hector Río / La Capital
En conclusión, los 20 años de Pilares del Rosario llegan en un contexto de gran crecimiento y evolución para el equipo compuesto por 170 profesionales. La institución, que planea seguir invirtiendo en la infraestructura, equipamiento y desarrollo intelectual, vuelve a reafirmar su compromiso con la atención integral y humana, algo que se ve reflejado en las historias que los mismos médicos comparten con orgullo. “La escucha atenta a las necesidades de los pacientes y sus familias es clave y se vuelve parte del plan terapéutico. Tenemos una joven amputada, que venimos siguiendo desde niña y hace poco llegaron sus 15 años y requería un cambio de prótesis para que se sintiera cómoda a la hora de bailar en su fiesta. Eso no es un proyecto terapéutico convencional, son casos puntuales que llevan la rehabilitación a un punto intrafamiliar donde podemos hacer un verdadero cambio en la vida del paciente”, concluye la doctora Sbarra.