El mundo del cromado, o del niquelado, es bien específico: se colocan piezas sobre un bastidor y se sumergen en cubas con cobre o níquel y allí comienza un proceso que se llama electrolítico. Bien hecha, esa cobertura logra hacer un producto de calidad, con un brillo especial, que tiene una gran demanda de la industria automotriz, de electrodomésticos, de grifería y de iluminación. Para tener una idea, esos son los cromados que se usan los aros externos de los lavarropas o en los paragolpes de los autos. Pero lo importante de todo esto es que hay una empresa rosarina que lidera este mercado a nivel nacional y que estrenará una planta en 2024 para automatizar y aumentar producción. Esta industria es una empresa familiar llamada Perosino Galvanoplastía y está emplazada a metros de circunvalación y Ovidio Lagos.
El fundador de la empresa es Alberto Perosino, fue en 1967 cuando se sumergió en el mundo del cromado y nunca más lo abandonó. Pasó todas las crisis y no le teme a ninguna que pueda llegar porque tiene el know how para hacerle frente a todo. Ha tenido cintura para timonear en los peores momentos económicos de los últimos cincuenta años y ver de cada crisis una oportunidad. Como en la situación económica actual, que lejos de achicarse ya tienen todo listo para estrenar la planta en cuanto la marea baje y el dólar se estabilice. A la hora de pensar qué es lo que más disfruta de esta industria, Alberto define en esta entrevista con el suplemento Negocios de La Capital: “Me gusta todo de la empresa, hay que hacer de todo acá, esto es una pyme donde trabajan 30 personas. A mí no me gusta lo fácil, yo siempre busco nichos en todas las crisis”.
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Germán Perosino, presidente de la industria junto al fundador, Alberto Perosino.
Foto: Sebastián López Meccia / La Capital
En la empresa hoy ya opera fuerte la segunda generación, con su hijo Germán en la presidencia y su hija Elisabet, contadora, a cargo de los números de esta industria. Pero no sólo están ellos, la mujer de Alberto, Lucía Bogado es directora de Perosino y su otro hijo Cristian tiene su estudio de abogados que asesora a la industria. Hoy son dos las noticias más importantes que tienen: por un lado, haber logrado certificar ISO 14001:2015, una norma que los pone en el estándar internacional de gestión ambiental y, por el otro lado, haber desarrollado un primer producto 100% propio que hará ruido en el mercado.
Los primeros del país
La idea de tener un producto propio fue de Germán, quién imaginó una forma de tener trabajo asegurado al margen de la demanda. Porque el proceso de cromado siempre está ligado a los clientes que piden el servicio, pero en cambio si ellos mismos desarrollan una pieza desde cero, fabricando también la parte plástica, no dependen de esa demanda. El nuevo producto se llama Xper crom y se trata de cubre tuercas para ruedas de camiones que pueden utilizarse en todas las marcas y modelos tanto para transportes nacionales como importados. Germán explica que ellos desarrollan tanto la inyección de plástico como el cromado con una capacidad de alcanzar hasta 200.000 cubretuercas mensuales. Explica a Negocios que “este producto está pensado para ser comercializado en el mercado de accesorios para camiones, para venderlo a negocios, distribuidoras, asesores, compitiendo directamente con proveedores de Brasil”. Es que hasta el momento no había en el país otra empresa que desarrolle estos cubretuercas, por lo cual ahora salen a competir con los brasileros.
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El brillo del cromado en las tapas de los lavarropas.
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
Cromar hasta para Harley Davidson
La historia de los Perosino es de larga data y han trabajado para muchas industrias de distintos sectores siendo elegidos por marcas nacionales e internacionales. Incluso lideran desde hace más de 25 años su rubro en el país, por ejemplo, en la vitrina de la oficina se pueden ver cilindros cromados para marcas como Harley Davidson o Peugeot. No siempre son pedidos directos de esas marcas porque muchas veces ellos trabajan para proveedores de las multinacionales. Los buscan desde todos lados, incluso los coleccionistas que quieren dejar a punto vehículos de los más diversos.
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Elizabet Perosino tiene a cargo los números de la industria.
Foto: Sebastián Suarez Meccia / La Capital
“Hacemos algunas restauraciones porque nos busca el cliente directo para motos, autos incluso bicicletas antiguas. A veces los pedidos vienen desde muy lejos, por lo cual mandan primero la foto por mail, luego envían el trabajo y nosotros lo hacemos y despachamos”, explica Alberto. Aunque ese es un nicho menor para ellos porque su fuerte es atender trabajos en serie, por ejemplo, responden a la demanda de marcas como Drean o Longvie. El universo de sus clientes es muy amplio porque hacen cromados en partes de lavarropas, ventiladores de techo, carcazas de planchas, aparatos de gimnasia y lámparas. En lo que respecta a la industria automotriz para reposición, hacen paragolpes, barras antivuelco, defensas, estribos, grillas, caños de escape para motos y partes de motores, entre otros. Y, para entendidos, en lo que respecta a los procesos que hacen dentro de la industria, está el cromado clásico, pero también los llamados: cromo duro, cromo mate, níquel químico y niquelado.
Materia prima de Canadá y Finlandia
La industria ha cambiado mucho en los últimos años, porque en lo que respecta a las piezas que deben procesar antes se hacía sobre hierro, pero hoy la mayoría de las piezas se hacen de plástico. Si hablamos de porcentajes, el 80% es plástico y el 20% hierro. Otro dato clave de esta industria es que utiliza mucha materia prima importada, porque el níquel lo importan desde Canadá y el cobre se importa desde Finlandia.
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Más de 30 personas trabajan en la industria ubicada Circunvalación y Ovidio Lagos.
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
Para lograr liderar el mercado, tienen en el gran Buenos Aires dos depósitos para responder en tiempo y forma a la demanda. Uno ubicado en zona sur, en Lanús, y el otro en zona norte en Villa Martelli más una flota de camiones propios, aunque también trabajan con terceros para garantizar llegar desde Ushuaia a La Quiaca.