Hasta hace algunos años, Cristian Jerez trabajaba como licenciado en Gestión de Calidad y Seguridad Industrial y su compañera Sol Pipkin se dedicaba a su profesión: artista plástica. Por curiosidad, Cristián empezó a adentrarse en el mundo de la fermentación, investigando sus procesos en libros, foros y videos. Un día en su casa, mientras cuidaba a su hijo recién nacido, se animó a hacer su propio pan de masa madre sin imaginar que, años después, esa experiencia haría que la vida de su familia diese un giro completo.
“Siempre fui fanático de la panadería. De chico cocinaba con mi abuela y, aunque no vengo de una familia de panaderos, siempre sentí un apego por el oficio”, recuerda Cristian sobre esas primeras inquietudes. Lo que nació en su cocina en 2016 fue creciendo y llegó Providencia, una panadería de masa madre con una variedad de cinco panes, surtido de facturas, galletas, focaccias y pizzas. Hace tres años, además, abrieron un local en avenida Francia al 200 y desde allí, junto a un equipo de 8 personas abastecen con sus productos a las principales cafeterías de especialidad de la ciudad.
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En la panadería producen una variedad de cinco panes, surtido de facturas, galletas, focaccias y pizzas. Ahora para las fiestas agregaron el pan dulce.
Foto gentileza Providencia
Productos orgánicos con trazabilidad completa
Desde que la pareja, oriunda de Villa Constitución, comenzó con su proyecto siempre buscó reinterpretar las recetas tradicionales argentinas utilizando la masa madre como base. También se propusieron usar ingredientes orgánicos y agroecológicos a los cuales se les pueda realizar una trazabilidad completa: "Para nosotros, las materias primas son muy importantes. Nos importa saber de dónde vienen, cómo se producen y qué calidad tienen. Vamos forjando un vínculo con los productores en busca de asegurarnos conocer el paso a paso de la creación de ese ingrediente. Queremos que todo lo que hacemos tenga calidad, desde el origen hasta la mesa del cliente", afirma Cristian.
En su red se encuentran proyectos independientes de todo el país que producen harinas integrales, frutas y miel: “Un vigilante nuestro, por ejemplo, está hecho con pastelera de huevo orgánico y membrillo de una familia productora en la Patagonia”, ejemplifica.
Hoy, Providencia opera desde una casona de 85 m² con un mostrador al frente y un área de producción en la parte trasera, equipada con hornos, fermentadoras y espacio para trabajar grandes volúmenes de masa. Además de la venta de productos, ofrece cafetería al paso para una experiencia más completa: “Queríamos un lugar que combinara la producción a la vista con la venta directa al público. Es fundamental que nuestros clientes sepan que están comprando un producto fresco y de calidad, además de poder disfrutar las creaciones ahí mismo, con un café”, dice Cristian sobre su espacio.
Actualmente, producen alrededor de 200 piezas diarias en todas sus variedades. Los precios comienzan en $2000 una baguette, mientras que un pan rústico de 800 gramos compuesto por tres harinas (trigo - centeno - integral) sale $5000. El más premium, el de 100% centeno, ronda los $7000. A su vez, las medialunas gigantes de manteca hecha con huevos de campo, salen $2000. Ahora lo que se vienen para las fiestas es un Pan Dulce de fermentación Natural de 500 gramos a $18000.
Cristian considera que la tendencia hacia lo integral y orgánico llegó para quedarse: “El cliente exige cada vez más calidad y productos con trazabilidad”, afirma. Desde que Providencia nació, su visión se refuerza porque la clientela de consumidores finales crece, como también dietéticas, comercios y mercaditos que comercializan sus productos: “La gente que disfruta comer rico y bien se aferra al proyecto porque ve que lo central es ofrecer algo saludable y fresco”, reflexiona.