En cinco días se activará la campaña en territorio santafesino para las elecciones a convencional constituyente y las Paso locales del 13 de abril. Un período sumamente acotado en el cual el oficialismo, que afrontará su primer test en las urnas desde la aplastante victoria de 2023, reforzará las murallas defensivas de su administración, a la par de un arco opositor que proyecta —entre otros— a libertarios confiados en hacer valer el sello que los depositó en la Casa Rosada y a justicialistas focalizados en no emular la pobre performance de dos años atrás y, a su vez, en alumbrar un nuevo liderazgo.
La coalición gobernante Unidos ya trazó su hoja de ruta: no otorgar margen de error alguno y mostrar gestión si pausa a través de postulantes con sólida impronta técnica (seguridad y equilibrio fiscal son tópicos que ya se amplifican casi como un mantra) que acompañan a Maximiliano Pullaro, cabeza de la lista a convencional por distrito único. El otro mandamiento es eludir cualquier contingencia con la administración nacional de Javier Milei para no debilitar el imán de respaldos que tiene el jefe de la Casa Gris.
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“Todos tratarán de polarizar con nosotros, llevarnos al barro”, deslizaron a La Capital en la alianza, donde estiman que la mayor intensidad se dará en los últimos 15 días de actividad proselitista.
El peronismo en su laberinto
Frente a un oficialismo plantado en el centro de la escena, y surfeando una crisis de largo arrastre (¿a revertir a partir del 13 de abril?), los principales componentes del menú del peronismo santafesino afinan sus narrativas para la contienda electoral. En un marco en el cual un triunfo luce lejano, Marcelo Lewandowski y Juan Monteverde asoman como potenciales conductores del ajado PJ provincial.
Bajo el paraguas de Activemos, por fuera del partido, el senador nacional mantiene abiertos los interrogantes respecto de si se recostará sobre el electorado peronista o potenciará la vastedad que le imprimió al lanzamiento de su oferta (junto a Rubén Giustiniani, referente de Igualdad), que incluso soslayó el mensaje de la expresidenta Cristina Kirchner (jefa del PJ nacional), quien lo promovió como el candidato de unidad.
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Monteverde ya empezó a recorrer los caminos de la provincia con la estructura formal del justicialismo y su aliados como movilidad. Su apuesta es centralizar la discusión en la reforma constitucional, a la sazón, un cambio que regirá la vida de los santafesinos en las próximas décadas. Y marcar contrastes con el oficialismo —machacando con que Pullaro sólo busca la reelección—, pero también con La Libertad Avanza (LLA) y Amalia Granata (Somos Vida), atribuyéndoles el mero objetivo de bloquear las enmiendas a la Carta Magna.
A las puertas de una campaña a corto plazo, el concejal rosarino y líder de Ciudad Futura apela al peso territorial del PJ en la provincia. Es que la cosecha de votos dependerá de ahora en más del crecimiento del conocimiento de su figura a lo largo y ancho de la bota santafesina.
El sello de los libertarios
Los libertarios, en tanto, irán por el desarrollo del espacio de Milei en la provincia. Y confían en aumentar poder en su bautismo en las urnas de Santa Fe, donde jugarán con marca propia.
Tallar con vigor en la reforma de la Constitución provincial y medir fuerzas en municipios y comunas, es la tarea de LLA. Tras tomar nota de la estrategia del oficialismo, con el que comparte votantes, y los sondeos que reflejan que el gobierno nacional todavía capitaliza respaldos en Santa Fe, el mileísmo se escudó en su intención de frenar la reelección de Pullaro con aspirantes de escaso conocimiento, excepto el exconductor de TV Juan Pedro Aleart. Habrá que ver si Granata, quien pesca en la misma pecera que los libertarios, termina interfiriendo el plan.
Inquietud en la Casa Rosada
Si bien la tropa santafesina de La Libertad Avanza se muestra segura de poder sortear las esquirlas del criptogate, a las turbulencias que podrían llegar desde Estados Unidos por el caso $LIBRA se suma la Justicia argentina, que avanzó con el allanamiento a la casa del empresario Mauricio Novelli y también a Sergio Morales, funcionario que el viernes pasado dejó el gobierno.
Hoy por hoy, el affaire que envuelve a Milei provoca más daños en lo político que en lo penal, afectando valores clave como la credibilidad y la honestidad. Se trata de la segunda crisis que causa una caída de imagen del presidente. La anterior fue en septiembre de 2024, con el sector universitario y los jubilados como arietes del conflicto. A priori, en Balcarce 50 parecen apostar al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) como una vía de escape del trance.
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En ese sentido, y fiel a su estilo, el jefe del Estado pasó de anunciar (en menos de una semana) el envío de un proyecto al Congreso nacional a firmar un DNU por las negociaciones con el Fondo Monetario, una medida de dudosa legalidad que poda las potestades parlamentarias.
Por otro andarivel primó el desconcierto en el gobierno cuando la Corte Suprema nacional, al negarle a Ariel Lijo la licencia como juez federal para que asumiera en el máximo tribunal, dio una nueva prueba de defensa de la ley.
Sobre todo porque Manuel García-Mansilla, en su primera decisión en la Corte, falló en contra de los intereses de Milei (su promotor) al negarle la licencia a Lijo, colega de decreto. Acerca del debutante en el tribunal supremo, la oposición presentó dos dictámenes en su contra y podría rechazar su pliego en el Senado.
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La foto de Bullrich, Petri y Kicillof en Bahía Blanca detonó controversia.
Foto: Archivo / La Capital.
Paralelamente, la pregonada batalla cultural escribió un nuevo capítulo de incierta racionalidad. Todo comenzó con la foto que unió a la ministra de Seguridad Nacional, Patricia Bullrich (quien viene de marcar un quiebre definitivo con Mauricio Macri y su propio pasado en el PRO), con su par de Defensa, Luis Petri, y el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, en Bahía Blanca. En principio, un mensaje de sensatez en medio de la catástrofe.
Sin embargo, la difusión de la instantánea detonó ruido político ya que los dos funcionarios de Milei evitaron mostrarse con el mandatario provincial del PJ. La urgencia del presente en la ciudad bonaerense, golpeada por un mortal temporal, demandaba una mínima señal de tolerancia institucional.