El gobierno festeja y con razón. ¿Los mandriles agoreros se equivocaron otra vez? Es demasiado temprano para decirlo porque esto recién empieza. Por lo pronto, el campo se puso de pica, no solo por las desafortunadas declaraciones beligerantes respecto al tema retenciones, sino porque con el dólar en baja hay poca disposición a liquidar granos que luego se convertirán en dólares. Como estamos iniciando el tan mentado “trimestre de oro”, si no se acumulan “verdes” ahora, más difícil va a ser en la segunda parte del año. Veremos.
El acuerdo K (Kicillof-Kirchner) en desdoblar los comicios en PBA tiene dos efectos políticos sobre el gobierno. Primero, obliga a adelantar la discusión sobre una alianza con el PRO. Y segundo, acelera los tiempos para bajar la inflación y así tener un impacto electoral positivo en territorio bonaerense en septiembre. Curiosamente, al desdoblar CABA y PBA, ambos eventos electorales se convierten en las PASO de otrora, delatando cuántas fichas tiene cada jugador en la mano.
El segundo efecto político implica una decisión sobre el esquema económico. Como el gobierno no puede dejar que se dispare el valor del dólar para que no impacte en la inflación, entonces está obligado a revaluar el peso para que exista una sensación de calma económica, aunque eso luego le traiga dolores de cabeza respecto a la necesidad de recomponer reservas del Banco Central. Un nuevo capítulo de la manta corta: o enfría la inflación o mejora la competitividad de las exportaciones y así motiva liquidaciones agrícolas. La felicidad nunca es completa.
Lo cierto es que el gobierno libertario salió del laberinto donde estaba (reservas desangrándose, incertidumbre en ascenso, imagen en descenso, a la defensiva desde Davos) para resetear la agenda y recuperar el control de la discusión pública, cosa que lo caracterizó los primeros 13 meses de estos 16. Ya no estamos debatiendo tanto sobre el cepo y qué iba a pasar con el acuerdo con el FMI. De todos modos, no despejó las dudas sobre un tipo de cambio competitivo.
Objetivo: PRO
Mientras festeja en lo económico, se dedica a seguir despellejando al PRO. Esta semana logró el pase de diputados nacionales santafesinos. De alguna manera le aplica a su vecino ideológico la misma estrategia que hace en lo cambiario: bajarle el precio a algo, para así comprarlo más barato luego.
En este sentido, el golpe de gracia podría ser la elección local de la CABA si los amarillos pierden, cosa que hoy es imposible de saber. Si ese fuese el resultado, se quebraría el último dique de contención, LLA proclamaría que definitivamente ellos son el Iphone frente al Nokia, y una alianza formal o no con el partido de los Macri casi que pasaría a ser una discusión abstracta. Obviamente, el PRO entraría en un ocaso del cual sería muy difícil salir.
Mauricio está ejecutando una estrategia muy fina: elogia lo obvio (salida del cepo), alerta respecto a lo institucional, se centra en atacar a Karina (figura de imagen negativa y tiro por elevación a Javier) y le carga la responsabilidad a los libertarios sobre un eventual triunfo del peronismo porteño. Particularmente, este último punto es el más hábil. El ingeniero juega a que el electorado de la capital despierte alertado por un triunfo del sector político que la mayoría aborrece.
Si lo logra, entonces la pregunta sería ¿qué fuerza no peronista debería ganar? ¿y si además de que no gane el PJ le mandan también una advertencia a Milei por algunos de sus desvaríos? Milei salió estos días a jugar en la cancha de CABA, señal de que con Adorni, vocero y candidato, no alcanza para marcar la divisoria de aguas. Es una historia que recién empieza.
La experiencia santafesina
Una pregunta obligada para toda la clase política es sobre el nivel de participación electoral que habrá este año. ¿El bajo parámetro santafesino se extenderá a todo distrito que haya adelantado? ¿Es un signo de desinterés por lo que estaba en juego o la frialdad formó parte de una estrategia de Pullaro? ¿Poca asistencia es también una señal de la despolitización de la sociedad que pretende Milei? Si así es la respuesta ciudadana a un liderazgo que se consolida y goza de alta aprobación, como le irá al resto.
Más allá de la asistencia, la experiencia santafesina dejó claro tres cosas muy importantes: 1) la marca LLA por sí sola no fascina, 2) más aún si no tiene candidato conocido / competitivo, y 3) la LLA y Milei no son un fenómeno que se derrama sobre toda la política, sino que estarían acotados a la discusión nacional. Es altamente probable que las mismas conclusiones se apliquen en las 4 provincias que votarán el 11 de mayo.