El poder no solo hay que tenerlo, sino que también hay que mostrarlo para que el resto de los actores no se olviden de que se lo posee y saquen conclusiones adecuadas a ese dato de la realidad. Cuánto más poder se cuenta, más barato sale incrementarlo u obtener beneficios del mismo. Varias lecciones de poder está dando en estas semanas Cristina Kirchner, aún en un marco de desgaste de su imagen personal y de su rol preponderante dentro del peronismo. O “no está muerto quien pelea”.
La primera lección son sus movidas respecto al tema Lijo – Corte Suprema de Justicia. Es muy probable que ella esté de acuerdo con la nominación del juez federal. De hecho, su pliego ya tiene dictamen de comisión. Pero… los jugadores avezados cuidan sus fichas lo mejor que pueden. La pregunta subyacente de “la doctora” al presidente es: ¿a cambio de qué? Que ella coincida con la utilidad de Lijo en el máximo tribunal, no significa que le va a facilitar las cosas al oficialismo. Porque en esta nueva Corte, ¿quién sería de Cristina? Nadie específicamente. Solo podrían llegar a tener dos piezas eventualmente funcionales (Lijo y Lorenzetti) pero no un operador propio.
La expresidenta le plantea al presidente un precio alto, dada la debilidad de la tropa libertaria más aliados en el Senado, al menos hasta noviembre. ¿Qué pasaría con la necesidad de que haya una mujer en el tribunal supremo?; ¿y con agrandar el número de miembros?; ¿y con los jueces y fiscales federales pendientes?; ¿y con el Procurador General?; ¿y con Ficha Limpia? Demasiadas cosas en juego para que la negociación sea rápida y sencilla. Dado que el presidente, al verse acorralado por la falta de avance en la Cámara Alta, emitió el nombramiento en comisión de los dos jueces, con la amenaza de prorrogarlo ad infinitum, entonces los bloques UP decidieron volverse republicanos y profesar un límite fuerte a la doctrina “comisionista” (sin referencia a prácticas corruptas), para evitar la tentación de condicionar al sistema judicial por decreto. El jueves pasado, la “nueva mayoría” en la Corte, le facilitó a la jefa ponerle precio al pliego de Lijo: si Milei lo quiere, deberá negociar sí o sí con sus soldados.
Aplicar la lapicera
La segunda lección de poder la empezó a dar desde la presidencia del PJ. Mantuvo las intervenciones a Jujuy y Corrientes, y sumó las de Salta y Misiones. Estos son dos distritos en donde hay gobernadores filo peronistas, pero que son dialoguistas respecto al gobierno nacional, y promueven perfiles localistas, alejándose de la discusión a nivel país. Recuérdese que ella asumió el denostado Justicialismo porque estaba “desordenado”. La lógica es tener la lapicera para armar listas pejotistas controladas por ella, y que eso pudiese complicarle la vida a los respectivos gobernadores, absorbiendo votos peronistas (teóricamente) y complicarlos en sus cálculos electorales. Ambas provincias tienen elecciones locales adelantadas y sus mandamases estarían en condiciones de imponerse.
¿Interviene para joderlos o para obligarlos a una negociación con ella? Como la propia CFK se encargó de mostrarlo en 2017 con Unidad Ciudadana en la poderosa provincia de Buenos Aires, la sigla partidaria importa poco o nada si no hay liderazgo fuerte que la explique.
La tercera lección es la relativa a su puja con Kicillof y “los renovadores” que exigen una nueva canción. Todos saben que desunidos pierden. En el mejor de los casos, podría haber una “interna abierta” en la general, como la de Cafiero vs. los ortodoxos en 1985. El que más votos sacó se quedó con el futuro. Lo más probable es que se caigan las PASO provinciales (¿quién dijo que eso no le conviene a Cristina si su hijo tiene la lapicera del PJ provincial?). El eventual desdoblamiento será otra dura negociación en función de cómo se compondrían las listas (porque de eso se está hablando en el fondo, no?).
El que sea visto como rupturista pagará el precio de haberle facilitado el triunfo a la LLA. Todo esto es un juego complejo porque a Milei le conviene que se desdoble para debilitar a CFK, ¿o eso también entraría dentro de la mega negociación por la Corte y derivados?
Casi nada de todo esto tiene incidencia en la opinión pública, cuya enorme mayoría sigue observando la evolución de su primer metro cuadrado. Sin embargo, muchas de las cosas que experimente la sociedad de acá a 2027 estará condicionado por estos juegos que se desarrollan en los tableros de la política.