Argentina fue una furia de fútbol y goleó sin piedad 6 a 0 a Bolivia. Tuvo una trilogía incontenible en sus delanteros, que jugaron un partido bárbaro, consagratorio, en especial Lionel Messi como el director de una orquesta que sonó a todo trapo.
La selección argentina goleó 6 a 0 a Bolivia con un Messi imparable y una actuación colectiva memorable. La Scaloneta es más campeón que nunca.
Por Lucas Vitantonio
Argentina fue una furia de fútbol y goleó sin piedad 6 a 0 a Bolivia. Tuvo una trilogía incontenible en sus delanteros, que jugaron un partido bárbaro, consagratorio, en especial Lionel Messi como el director de una orquesta que sonó a todo trapo.
Con tres gritos de Leo, Lautaro Martínez, Julián Alvarez y el ingresado Thiago Almada, la albiceleste despachó al equipo del altiplano y le regaló una función de gala a los hinchas, que celebraron extasiados de fútbol en las tribunas del Monumental. Con el crack rosarino como el gran rey de la noche.
Argentina siempre con la pelota y la iniciativa. Bolivia, toda en su campo, replegada, achicando espacios hacia atrás. Nada de lo que no se hubiera imaginado en la previa. Y el dilema era saber cuánto tiempo tardaría la albiceleste en romper la telaraña verde.
El tridente ofensivo que dispuso Scaloni en varios momentos fue con Messi bien de nueve, incluso más adelantado que los nueves clásicos, Julián y Lautaro, que debían replegarse y ponerse el overol en la presión.
Pasado el cuarto de hora, justamente el rey, el Dios, tras la buena presión de Lautaro, se encontró con la pelota del frente al área y no perdonó. Messi apeló a una definición de manual para un sabio de la redonda. Leo ubicó el tiro abajo contra el palo y a cobrar. Toda la resistencia boliviana se borró de un plumazo con la categoría del máximo genio del fútbol mundial.
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Y el tridente volvió a rugir. Con un gesto de Messi que lo hace más grande todavía. Pase profundo de Julián a Leo y cuando el diez se preparaba para definir porque tenía tiro, le cedió el balón a Lautaro, para que se meta con pelota y todo adentro del arco.
Un símbolo de que la selección es un equipazo, donde hasta Messi predica el ejemplo de que lo colectivo está por encima de todos. Otro golazo argentino para sacarse el sobrero. 2 a 0 inapelable.
Pero había más antes del cierre del primer tiempo soñado. Porque llegó el tercero. Messi profundo a Julián y definición de sobre pique del ex River, para poner en un cuadrito al trío mágico.
Bolivia, que ya de entrada parecía que vino a perder por la menor cantidad de goles posibles, estaba herida para toda la cuenta. No podía contener las andanzas de Messi y sus compinches. Había una distancia abismal con el campeón del mundo. Al descanso y con una ovación sostenida.
El complemento mantuvo la misma partitura. Con Argentina dueña de todo y Bolivia hecho un lamento como dice la canción. Llegó el cuarto con el pase atrás de Nahuel Molina y la arremetida goleadora del recién ingresado Thiago Almada. Otro grito en base a pases, juego y fútbol total.
Eso es la Scaloneta una máquina de jugar al fútbol en serio, con goles armados con categoría, pero también mordiendo en todos los sectores y buscando el arco de enfrente del minuto uno al noventa.
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Y el cierre fue con un regalo de Messi para todos. Derechazo y adentro. Zurdazo y adentro. Dos perlas fantásticas para desatar el carnaval total en River.
Ante Bolivia la selección dio otra exhibición de fútbol de alta gama. Jugó con la chapa de campeón del mundo, pero no se quedó con eso y siempre fue por más. Este triunfo fue otra muestra de que el ciclo de Lionel Scaloni es uno de los mejores de la historia para ser generosos con otros procesos.
Es un gran placer ver jugar a Argentina. Y el 6 a 0 ante Bolivia no tuvo nada de fortuito ni de casualidad, al contrario, fue producto de otra actuación sobresaliente del equipo que parece ser invencible Messi y la Scaloneta otra vez dieron cátedra.