La versión 2025 de Central dejó de ser aquel equipo que sumaba poco cada vez que salía a jugar fuera del Gigante. Los números hablan por sí solos. Con Ariel Holan en el banco, solo perdió una vez cuando salió del Arroyito. Un número que está muy lejos de la cosecha auriazul como visitante luego de la pandemia. Allí hay que buscar, inexorablemente, uno de los puntos fuertes de la actual campaña, en la que (no es un dato menor) logró la clasificación a octavos de final cuatro fechas antes de la finalización de la fase de grupos.
Está el recuerdo más inmediato de lo que fue el pálido empate en la cancha de Platense, el martes, que sirvió únicamente para no volverse con las manos vacías desde Vicente López. No es poco.
Es que este Central puede jugar bien, regular o mal, pero hay algo que se acostumbró a cumplir a rajatabla y es meterse algo en la valija para traerse a Rosario, de la cancha que sea.
En paralelo viaja el tremendo rendimiento del Central de Holan en Arroyito, donde el equipo cosechó hasta aquí el ciento por ciento de los puntos (venció a Lanús, Atlético Tucumán, Sarmiento, Gimnasia y Esgrima La Plata y Vélez).
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En cancha de Platense a Central no le sobró nada, pero igual se las arregló para traerse un punto.
Marcelo Bustamante / La Capital
En realidad, es el punto más fuerte del Canalla en lo que va del año. Sin embargo, la cosecha de puntos en la campaña de visitante es un ladrillo que apuntala su gran presente.
Este análisis se basa no solamente en la forma en la que se desenvolvió hasta aquí Central en el torneo, sino también en los enormes problemas que venía teniendo en ese rubro, los partidos fuera de casa, incluso en el proceso de Miguel Ángel Russo, que fue el entrenador que lo saco campeón.
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Algunos ejemplos del Canalla
Por citar ejemplos, en la Copa de la Liga en la que el Canalla dio la vuelta olímpica en Santiago del Estero perdió tres de los seis partidos que disputó fuera del Gigante de Arroyito.
¿Hay más? Por supuesto. En la Copa de la Liga Profesional 2024 (todavía con Russo al frente del equipo) tropezó en seis de los ocho partidos que jugó fuera de casa. Y en la Liga Profesional de ese mismo año perdió también la mitad de los partidos que disputó como visitante: 7 de 14.
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El triunfo en el clásico fue el más resonante del semestre que logró Central fuera del Gigante de Arroyito.
Celina Mutti Lovera / La Capital
Indudablemente hubo un cambio de chip en ese sentido, aunque la variación no obedece pura y exclusivamente a una cuestión emocional, de cabeza o de fe, sino que hay un anclaje futbolístico que mejora la ecuación.
Una clara sensación
La sensación que predomina con este Central es que se trata de un equipo difícil de llevar por delante. Indudablemente hay algo desde el juego que cambió y potenció la competitividad del equipo. Los resultados hablan por sí solos.
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Todo se realza porque la tiranía del fixture hizo que en este torneo (en el Clausura será a la inversa), el equipo de Holan jugó muchos más partidos como visitante que en el Gigante de Arroyito: 8 contra 5.
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La única derrota como visitante en el año, Central la sufrió en La Bombonera frente a Boca.
Marcelo Bustamante / La Capital
Aquel arranque contra Godoy Cruz pareció ser no sólo un debut. También fue el punto de partida de una seguidilla de partidos fuera del Gigante en los que el equipo se hizo fuerte. El punto sobresaliente fue, a todas luces, el triunfo en el clásico ante Newell’s.
Después de muchas excursiones, Central finalmente pudo consolidar una buena campaña lejos de Arroyito y aún le queda un partido en la fase regular, ante San Lorenzo. Lo que logró hasta aquí en su cancha lo refrendó claramente fuera de ella.