Así como en las buenas suele hacerse referencia a la solvencia y el aporte de cada un de las patas que hacen a un proyecto, en las malas son esas mismas partes la que la sufren. En el último partido de Central en esta temporada para el olvido lo que se necesita en Arroyito es un resultado. El escenario ideal sería que fuera como consecuencia de un juego pulcro y lúcido, pero nadie se arrancaría los pelos si llegara de casualidad, después de un mal funcionamiento. Lo que se pone en tela de juicio acá no es la reacción futbolística que debiera mostrar el equipo tras la goleada frente a River, sino la enorme necesidad de despedir el año con una alegría que, cuanto menos, calme un poco semejante desazón.
Claro que ya es tarde para remedios y no habrá nada que pueda cambiar el parecer del hincha canalla, que soportó el transcurrir de un año muy malo desde lo futbolístico, pero a ellos no les vendría nada mal un pequeño respiro. Ahora, para el resto, para los protagonistas con real incidencia en los resultados, una buena despedida sería lo máximo. Es cierto, de inmediato llegará el momento de bajar revoluciones, de apuntar a la pretemporada y todas esas cuestiones, pero no será lo mismo bajarle el telón al torneo con una mueca de sonrisa que con otro magullón en el rostro producto de un nuevo golpe.
¿Cuál es el orden de prioridades respecto a la necesidad que se plantea?:
Ariel Holan
Es rara la situación del entrenador, porque es sin dudas quien menos injerencia tiene en este mal presente, pero quien también la padece. Ya desde los números, en los poquitos partidos dirigidos en Arroyito, necesitaría equipararlos. Es que en los cuatro encuentros que lleva al frente del Canalla, el equipo ganó uno (Central Córdoba), empató uno (Estudiantes) y perdió los dos restantes (Racing y River).
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Ariel Holan llegó a Central en un contexto complicado, sobre el final y con apenas cinco partidos por delante.
Sebastián Suárez Meccia / La Capital
Pero vaya paradoja, en esos escasos cuatro partidos que parecen la nada misma, el DT ya pudo vivir en carne propia lo que es estar en un club donde los días de paz no abundan. Antes de irse del Monumental la realidad se le puso de frente, aunque algunas horas después el panorama en cierta forma cambió.
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Holan necesita como el agua un triunfo para intentar fortalecer una idea de trabajo y de juego, pero lo necesita mucho más después de lo que fueron las declaraciones de Marco Ruben, quien luego de poner al DT en una situación incómoda de cara al futuro le pidió disculpas en el regreso a las prácticas. Fue algo así como un cartucho de dinamita en medio de los cimientos que rápidamente se intentó desactivar.
Por supuesto que no todo hay que circunscribirlo a esa situación, sino que Holan necesita de un resultado que lo respalde por lo poco que hizo el equipo en esos cuatro primeros partidos, pero fundamentalmente porque se trata de un ciclo que recién está dando sus primeros pasos. Y todo el respaldo que pueda sumarle al mismo será bienvenido por este cuerpo técnico.
La dirigencia
Para los dirigentes siempre los buenos resultados son necesarios, pero en esta ocasión esa pata también necesita de una alegría en el final. No les cambiará para nada la ecuación, pero en materia de tranquilidad será clave.
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Belloso tiene una dura misión por delante: la de potenciar el plantel con buenos refuerzos.
Sebastián Suárez Meccia / La Capital
Los dirigentes (esencialmente los poquitos que están relacionados al área del fútbol) son quienes más frialdad deben tener y cuyos trabajos comienzan en medio del descanso del resto. Es simple: el mal mercado de pases que se hizo en el último receso debe ser corregido en el que viene y desde ese punto de vista un resultado más, un resultado menos, no pareciera cambiar el panorama, pero se ganaría en tranquilidad. Cada granito de arena que se pueda sumar en medio de tanta locura, servirá.
Los futbolistas
Son quienes no estuvieron a la altura de las circunstancias a lo largo del año, los que lo intentaron y no pudieron, los que se comen los silbidos o cualquier tipo de reprobaciones. Por eso para este plantel, que hace menos de un año lograba la hazaña del título, una buena despedida lo es todo.
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Ya desde el simple dato estadístico de la merma como local podría explicarse. Es que el Canalla dejó atrás aquella fortaleza con la que se movía en Arroyito y lleva tres derrotas consecutivas en su estadio.
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Una postal. Fueron muchas las veces en el año en la que el plantel se retiró del campo de juego con la cabeza gacha.
Sebastián Suárez Meccia / La Capital
Para ellos también habrá tiempo de poner la cabeza en frío, relajarse y trabajar durante la pretemporada, sabiendo que una buena campaña el próximo año borrará todo lo malo de éste, pero mientras ello no suceda, siempre pesará más la desazón de este 2024. Estos jugadores son los sobrevivientes de cada proceso que se truncó. Estuvieron con Russo, después con Lequi y ahora con Holan. Con todos le fue de regular para abajo y por eso necesitan que la retirada sea con una mínima alegría.
Los hinchas
Son sin dudas los que más sufren cuando la mano viene cambiada, simplemente por su condición de hinchas. Es poco lo que pueden hacer, más allá del apoyo permanente en cada partido de local, pero ello no invalida la sensación de que están necesitados de una cuota, por mínima que sea, de alivio.
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Los hinchas anhelan que el último partido del año sea con una sonrisa, justo en la despedida de Marco Ruben.
Celina Mutti Lovera / La Capital
El hincha se mueve generalmente al ritmo que imponen la ilusión y el desencanto, y este año hubo mucho más de lo segundo que de lo primero. Por eso, a todos ellos les quedó allá lejos en el tiempo la alegría del título de diciembre pasado. Es que en este 2024 vieron cómo el equipo caminó en medio de un declive permanente, lo que generó que el malestar se potenciara fecha tras fecha.
Para ellos también corre esto de que un buen resultado en la despedida contra Belgrano les será necesario, por más que se trate de una simple aspirina frente a tanto dolor.