Newell’s y Central cayeron al mismo lodo futbolístico y despiden un año para el olvido en general, más allá de sus particularidades. Por supuesto que en Arroyito podrán exhibir la doble competencia internacional hasta agosto y los clásicos como medallas. Pero no mucho más. Mientras que en el Parque absolutamente nada fue para rescatar.
Empalmaron en este final de temporada, con el cierre simultáneo de los ciclos de los DT que venían de la reserva, todo un síntoma de adónde había llegado.
Central: de la ilusión a un contexto que asusta
Por supuesto, el cimbronazo por el asesinato del líder de la barra auriazul, Andrés Pillín Bracamonte, el sábado por la noche después de la nueva derrota con San Lorenzo, anuncia un contexto muy difícil para Central y sus hinchas, que no se puede obviar. Habrá que estar muy atentos a cómo influirá en el futuro inmediato, hasta para pensar si el próximo partido en el Gigante pueda jugarse con público. Por fortuna, falta mucho para eso, cuando se juegue el 1º de diciembre ante Racing.
Las consecuencias pueden ser imprevisibles e imposible pensar que a la institución no va a rozarle, inclusive en lo más preciado que tiene que es el fútbol. En el contexto de ese asesinato a metros de la cancha y con hinchas aun saliendo de las tribunas, este lunes asumirá Ariel Holan al frente de un equipo desgastado.
Porque, y ya para meterse solo en lo futbolístico, eso es Central hoy, un equipo desgastado, jirones de aquel que hace once meses dio una vuelta olímpica. Se puede decir inclusive que aquella etapa finalizó realmente el sábado, en la derrota ante San Lorenzo.
Todo un símbolo que la victoria haya sonreído al rival cuyo técnico llevó a Arroyito a la gloria. Y ante el interino que tomó su lugar cuando ya se entraba en un declive, al punto que cuando fue confirmado como técnico titular completó la declinación de ese proceso.
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Con la salida de Matías Lequi, sabiamente anticipada por el presidente Gonzalo Belloso en la semana previa para descomprimir lo que suponía un Gigante mínimamente impaciente, se cerró un ciclo en el que se debe incluir a Miguel Ángel Russo desde la corona para acá.
Un plantel que descansó poco tras la conquista, con jugadores clave como Jaminton Capaz distraído en sus cuestiones contractuales, con poco recambio para afrontar la doble (o triple competencia), Central se fue apagando sin solución de continuidad.
Ni el mágico retorno de Marco Ruben, con gol y todo, levantó el status de un plantel que jamás pudo volver a aquel nivel de fines de 2023, pese a los chispazos de los clásicos, la pelea copera o la goleada a Vélez.
Por eso las últimas dos derrotas en el Gigante, por eso la despedida fue hasta con Russo en la cancha pero en el otro banco. Por eso Holan fue la carta que la dirigencia esgrimió antes de que termine el año, para empezar a dar vuelta la página desde ya.
Los caminos extraviados en la vida de Newell’s
Nada pudo ser peor en el parque que este 2024. Que empezó a toda marcha con cuatro triunfos al hilo con Mauricio Larriera, pero al que el viaje en el medio a Miami para jugar contra Lionel Messi los sacaría tanto de foco que jamás volvería a ser el que fue.
Pasó el clásico, pasó la Copa Argentina (como Central, rapidito afuera), se fue el uruguayo, un partido con Adrián Coria, llegó Sebastián Méndez, nuevo clásico perdido, nuevas derrotas y afuera también el Pelado. Y Ricardo Lunari, al que nunca confirmaron de titular, tomó el mando, parecía que podía pero la realidad lo fue golpeando de tal manera que ni lo dejaron volver a Rosario para consensuar su salida. Lo echaron en el camino.
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El plantel se deglutió a todos los entrenadores y, como un acto reflejo a lo que pasó en la vereda de enfrente, la dirigencia de Newell’s no esperó, sacó a Lunari y ahora deberá Rubén Capria hacer magia para poner un entrenador ya, porque otro interino no corre.
El Mago, otro que llegó tras el despido de Ariel Michaloutsos, deberá elegir por primera vez y acertar para no terminar siendo un nuevo fusible, en el año previo a las elecciones en el Parque.
De la reserva a primera y al adiós
Central y Newell’s fueron conducidos en este último tramo del año por los entrenadores de la reserva, todo un símbolo de lo que fueron este año. Y dejaron sus cargos el mismo día, con hora y pico de diferencia. Eso también igualó un 2024 para olvidar rápido y que los empardará totalmente en 2025 cuando solo se dediquen a la competencia local. Debían barajar y dar de nuevo, y lo hicieron antes que todo termine, cuando los encontró en el mismo lodo.