Central arrancó bien, se durmió unos minutos, volvió a apretar el acelerador y se deshizo 3-1 de un Atlético Tucumán en crisis. Gran victoria para seguir prendido bien arriba y encarar la semana que desembocará en el clásico rosarino con los ánimos por la estratosfera.
Moneda al aire. En una cara Central, con la intención de seguir prendido arriba y el espaldarazo de sus hinchas en la antesala al clásico. En la otra un Atlético Tucumán sumido en una crisis profunda, con técnico saliente y una relación fisurada con el pueblo decano. La letra chica del desafío no podía ofrecer mejores términos y condiciones.
Dicen que los offsides no entran en el relato. Pero el gol anulado a Central en el primer minuto de juego mostró por dónde iba a ir la cosa. Sociedad entre Campaz y Malcorra, Copetti atacando el espacio para quedar en zona de definición.
El estilo de juego de achique de Atlético Tucumán ofrecía un menú ideal para buscar la espalda de los defensores. A los 6’ casi lo aprovecha Campaz, que se le escapo a los zagueros, dejó pagando al arquero Durso pero no resolvió con fuerza y la situación quedó ahí.
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Los tucumanos se empezaron a animar encontrando huecos transitorios entre Franco Ibarra y el debutante Federico Navarro, y terminaban jugadas con remates desde afuera pero sin demasiado peligro para el arco de Broun.
Central estaba siempre al acecho
Central igualmente se hacía cargo de la posesión y tenía dinamismo en ataque, con el trío detrás de Copetti cambiando posiciones y apareciendo por sorpresa. A los 22’ llegó la polémica de la noche. Campaz se lanzó por izquierda, remató al arco y la pelota dio en la mano de Matías de los Santos. El árbitro Dóvalo cobró penal sin dudar pero luego fue llamado por el VAR y terminó anulando su decisión. Todo siguió igual.
Si la tarde noche era calurosa, la defensa de Atlético Tucumán se encargaba de hacer agua por todos lados. A los 34 minutos le quiso hacer otro regalo a Central con un penalazo amateur de Brizuela pegándole un patadón a Copetti a la vista de todos.
El árbitro ahora sí cobró la pena máxima: Malcorra se hizo cargo de la redonda, resolvió de manera inatajable al palo derecho de Durso y desató la fiesta en Arroyito con el 1-0. Poco más iba a pasar hasta el final del primer tiempo.
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En el inicio del complemento Central se durmió una siesta. El decano aprovechó, primero avisó por duplicado y en la tercera le sacó rédito a un desconcierto defensivo, con Quintana que no pudo cerrar, Duarte no despejó y Broun metió un manotazo defectuoso. De los Santos festejó y el equipo de Sava igualó las acciones a los 3’.
Un cachetazo que lo despertó
Lo positivo es que el cachetazo le sirvió al conjunto de Ariel Holan para despertarse. A los 7’ vino una contra canalla, Navarro la manejó, se la tocó a Malcorra y el 10 vio entrar solo a Campaz por izquierda, el Bicho hizo gala de su definición y clavó el 2-1.
El despertar no quedó ahí. A los 16’, Mallo salió del fondo, habilitó a Coronel por derecha, el lateral vio sin marca al ingresado Lautaro Giaccone, que enganchó y le rompió el arco a Durso con un zurdazo letal: 3-1 y tranquilidad generalizada.
Los últimos minutos fueron una sinfonía. Con la ventaja, Central desplegó una función de posesión, amplitud de ataque, en donde participaba casi todo el equipo. No faltaron las oportunidades de extender el resultado, pero el juicio ya tenía sentencia.
El Central de Holan sigue adelante. Y queda la sensación en las tribunas, entre los hinchas, en el boca a boca de los pasillos del Gigante, de que se está gestando algo que traerá buena cosecha. De la mano del profesor, silbando bajito, va…