Claudio "Chiqui" Tapia jugó de actor por un rato en un sketch de Susana Giménez en el medio de un coro de gritos con su nombre que recibía de parte de los hinchas de Talleres en el Mario Alberto Kempes. Y no era precisamente para festejarle el cumpleaños número 57 de este domingo, sino una ola de insultos por las diferencias existentes entre la T y el presidente de la AFA. Justamente, Chiqui viene de ser reelegido como titular afista por cuatro años más ante la ausencia de un contrincante. El respaldo fue casi absoluto con algunas pocas voces disonantes o que se le animan al poderoso directivo.
Pocos se le animan a Tapia, algunos por conveniencia y otros tanto por temor a sufrir consecuencias con fallos arbitrales llamativos. Un tema deslizado y criticado en cada fecha, aunque sin demasiadas resoluciones ni cambios. Y a pesar de las constantes quejas y cuestionamientos hacia su figura, el mandamás de la AFA se mantiene inalterable y no ingresa en el circuito de las polémicas. Sólo actúa en silencio y el que sale a escena a contestar es Pablo Toviggino, su mano derecha y tesorero de la AFA.
Chiqui nunca va al choque, al menos públicamente, y se muestra complaciente para buscar la aceptación pública.
No sólo actuó junto a Susana Giménez sino que días atrás estuvo en Sargento Cabral para la inauguración de una calle que lleva su nombre. Una decisión comunal que no dejó de sorprender, pero que fue llevada adelante con la presencia del presidente de la AFA. Igualmente, las opiniones están divididas en cuanto a su figura -hay cierta resistencia popular- y por la manera de conducir que parece asemejarse a la de Julio Humberto Grondona, quien falleció en 2024.
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El presidente de la AFA no solo fue presidente del club barraqueño sino que también vistió su camiseta y se retiró tras un triunfo vital para salir de la D.
La historia de Chiqui
Claudio Fabián Tapia nació un 22 de septiembre de 1967 en San Juan. Y en sus inicios incursionó en el fútbol, pero como jugador. Transitó las inferiores de Independiente y luego recaló en Barracas Central, donde llegó a jugar en primera. Jugaba de delantero, aunque no logró con el objetivo de trascender como futbolista. Y, además, reconocido por él mismo hincha de Boca.
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En el medio de la búsqueda de una carrera comenzó a trabajar en el Sindicato de Camioneros, donde empezó siendo barrendero hasta que se ganó la confianza de Hugo Moyano y fue ascendiendo. Años más tarde se casó con la hija del poderoso sindicalista y su vida cambió rotundamente. Fue presidente de Barracas Central y empezó a tener tanto poder en el ascenso que eso lo sentó en lo más alto del fútbol: el sillón presidencial de la AFA. Y Barracas llegó a primera división, todo un dato.
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Bajo su mando, la selección nacional consiguió todo lo soñado por años. Un título del mundo, Copa América y hasta la Finalissima, logros de los que se apoderó y ostenta a cada instante.
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Claudio Tapia en sus inicios como dirigente
