Es que cada uno decide. En eso todos tenemos diferentes particularidades de poder decidir. Cuando el escribano me dijo eso comprendí que no iba a ser un jugador profesional, iba a ser uno pasional. Le di más a la institución de lo que me llevé, pero es un orgullo poder colaborar con eso porque tengo algo muy importante que es el cariño y el afecto de la gente. Eso es impagable.
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La realidad es que todo jugador, y no está mal, piensa en hacer una carrera en el exterior para salvarse económicamente. Y por lo que decís dejaste de lado el salvarte económicamente.
Lo económico lo dejé de lado por la pasión por los colores. Es un agradecimiento al club que te forma como persona ya que no todos llegan a primera. Tengo un grupo de compañeros que no lo hicieron y seguimos en contacto hasta el día de hoy. Algunos son ingenieros, abogados, médicos, albañiles, pero siempre predispuestos y con esa sonrisa, cariño y la nostalgia desde los años que hemos compartido en divisiones inferiores. Central es eso, es una familia.
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¿Más allá de todo eso, lograste hacer alguna diferencia o no?
No, para nada. Además, en el club están los contratos que tuve. Jugaba por un sueldo y la plata grande que he ganado ha sido por premios obtenidos por el título. Hay que tener educación y no la tenés con la plata. Pasión por la institución que son dos cosas diferentes.
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Tuviste la chance de debutar de la mano de un maestro como don Ángel Tulio Zof.
Sí, por eso también hay que ser aplicado, hay que tener buen recorrido en el campo de juego y sobre todo tener personalidad porque la camiseta de Central no se la pone cualquiera. Está visto que en el transcurso de tantos años que la presión de la gente a algunos en vez de darles más jerarquía los aplaca. La personalidad significa mucho y se trabaja en eso.
Eras un jugador muy rápido y exquisito que deleitaba a la gente que le gustaba la gambeta. Muy explosivo de mitad de cancha. ¿Cuánto valdría Scalise hoy?
No lo sé, eso me lo preguntan a veces. Creo que no habría cifra porque lo más difícil del fútbol actual es romper la última línea y yo tenía facilidad de hacerlo con velocidad, habilidad y, sobre todo, por la gambeta corta y con la pelota pegada al pie, algo difícil de encontrar.
Jugaste en Boca, un equipo para nada simple y muy político también. En algunas ocasiones recordaste la reunión que tuviste con el Abuelo (José Barrita), el barra Xeneize.
Lo que pasa es que nosotros habíamos salido campeón en el 85 y justo en ese tiempo tanto Mario Zanabria, que era el técnico de Boca, como el Bambino Veira, quien estaba en River, me querían porque necesitaban un puntero izquierdo, rápido y que rompa la última línea. Los dos hablaron conmigo. El escribano me sugirió que vaya a Boca porque en ese momento (86) no había muy buena relación ya que años anteriores le había arrebatado un título a Central. Eran cuestiones políticas y él quería acomodar todo y reiniciar un diálogo. Así que decidí irme a Boca y me llevó Guillermo Cóppola, quien era representante de los jugadores del plantel Xeneize. Si hubiese ido a River habría salido campeón del torneo y de la Libertadores. No me arrepiento porque después de mí empezaron a ir otros jugadores a Boca ya que la relación mejoró.
¿Qué pasó en esas charlas que tuviste con el Abuelo?
Le fui muy claro. Le dije que Central era mi pasión, que estaba ahí por una circunstancia ajena ya que íbamos a estar parado ocho meses sin jugar y no había dinero en el club para pagarnos. Entonces el escribano nos sugirió que vayamos cada uno a un equipo. Le expliqué eso y le dije que cuando hiciera un gol no iba a besar el escudo de Boca. Lo entendió y me agradeció que fuera sincero, algo que tengo en mi vida aunque sé decir la verdad en el fútbol molesta y duele mucho. Más allá de eso trato de que todos sean muy claros en mi vida.
Con esto que vos decís te debe indignar cuando observás a algún jugador que nació en un club, va a otro y besa el escudo.
Son decisiones de cada uno. Lo que decidí en mi vida lo hice de corazón y estoy muy agradecido a la institución que me ha cobijado en la época del presidente Vesco. No tengo más que palabras de agradecimiento porque todo lo que me decía se cumplía. Hoy en día, en mayor o menor medida, con una proyección a largo plazo creo que también el presidente Gonzalo Belloso tiene esa pasión y esa manera de poder actuar y ejecutar en los momentos difíciles. Ojalá lo pueda hacer como al escribano y saque adelante a Central.
La vuelta en el Parque sin retorno
Hay un hecho que también marcó un antes y un después en tu carrera y que quedó marcado porque diste la vuelta olímpica con Boca en el Coloso con la camiseta de Central. ¿Eso lo tenías programado?
Ya lo tenía pensado. Era difícil dar la vuelta porque habíamos perdido en la ida 2 a 0 (en el 86). En la revancha tenía pensado usar la camiseta de Central abajo. Siempre me funcionó desde que debuté en el 82 y siendo el jugador de división inferior de la institución más chico que la haga tres goles en un mismo año. Así que siempre dije la voy a llevar desde el partido anterior a la cancha de Newell's. Revertimos el resultado, salimos campeón de la liguilla y me pude dar el gusto de la vida de dar la vuelta olímpica con la camiseta de Central.
Embed - Claudio Scalise se saca la camiseta de Boca y muestra la de Central
Eso te generó muchos problemas.
Claro, no todos lo entienden. Quizás a partir de esta nota lo hagan porque fui un jugador pasional y no profesional desde ese punto de vista. Lo que quise expresar es el sentimiento y agradecimiento a la institución. Sin ella no somos nada, ya que me abrió la puerta a todo. Algunos lo entendieron y otros no. Ahora nunca más nadie podrá dar una vuelta olímpica así porque a partir de lo que hice hubo reuniones para sancionarme. Pero no había una ley de de deporte como ahora.
¿La pasaste muy mal por eso?
Sí, situaciones que comprendo el enojo y de la gente no, pero pero bueno, son cosas que ha pasado por ahí. Me sigue pasando todavía todavía sigue pasando y pasará, no? Porque eso no creo que se olvide nunca más, pero yo creo que tiene que comprender lo que era que era un jugador pasional más allá de todo lo que se pueda decir .
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¿Alguna vez te preguntaste o arrepentiste de haberlo hecho?
Nunca porque yo asumí todo el acto. Asumí lo que había hecho con entereza. Lo realicé con pasión, amor a la institución y, por sobre todas las cosas, agradecimiento al hincha. Siempre digo si no brindás alegría para qué entramos a una cancha de fútbol.
Su acercamiento a Dios
Hoy te observo que estás abocado también a la religión.
Sí, eso me ha ayudado muchísimo. Tengo muchos compañeros y, principalmente, amigos que me han guiado por un camino donde si no estaba Dios al lado tenía un gran vacío. Lo necesito y lo voy a necesitar siempre. Creo que todas las personas tienen que tener un tiempo para él porque Dios puede solucionar muchos problemas y muchas circunstancias de tu vida que vos crees que podés contra todo y no es así. Por eso hay que dejar a Dios que pelee tu batalla ya que él nunca la va a perder.
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¿Qué es lo que te llevó a tomar esa decisión porque siempre hay un nudo o alguna situación particular para hacerlo?
Quería estar en paz y tranquilidad y lo único que me podía solucionar ese problema era estar en comunión con Dios. Tengo mi pastor de cabecera, Hugo Cicero, del Centro de Comunión Cristiana.
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¿Te reconocen y dicen algo cuando te ven?
Soy uno más. Somos todos iguales, somos hermanos, nos abrazamos, nos contenemos y nos tratamos de ayudar uno al otro. Eso es lo más maravilloso que a uno le puede pasar.
Está bueno predicar y llevar adelante lo que uno siente interiormente para tener cierta paz.
Eso eso es fundamentalmente para poder a veces en circunstancias, que tenga que que sobrellevar en la vida la situación económica del país y no caerse y pedir dinero, sino pedirle a Dios que te que te sostenga y te dé la mano para para salir adelante.
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LA CAPITAL/Andrés Mancini
En la serie de Ángel Di María la mamá contó que hubo un técnico que no lo quería, sin embargo se quedó y ya se sabe cómo terminó la historia. Esto te lo digo porque vos estás en la búsqueda de jugadores y el margen de error está presente.
Sin juzgar, a un chico no se le puede decir que no juegue porque todos lo quieren hacer. Lógicamente yo también he transcurrido por un período donde estuve dos años sin que me citaran ni para estar en el banco. Me tenía que formar, estar fuerte y entender el juego. Una cosa es saber y otra entender. Siempre recomiendo al chico tener paciencia, serenidad, constancia y si no te ponen trabajá el doble. Si no es el fútbol será con el estudio, que lo más importante. Dios sabrá cuál es el destino que tenés para tu vida.
¿Qué sentís estar acá en el césped del Gigante pisándolo y donde viviste momentos tan lindos?
Una emoción enorme. Han pasado muchos años y uno dejó todo en esta cancha, que se pone la camiseta de Central tiene que dejar todo y yo creo que muchos jugadores emocionales como yo no hay. Esto es como estar en el patio de tu casa y saber que vienen familias a ver jugar y poder disfrutar una tarde, un título... El que está acá adentro debe pensar en el hincha.