Un triunfo (2-1) que no maquilla en absoluto el mal año que tuvo Central, pero esta victoria contra Belgrano sirvió para hacer que la despedida fuera en términos mucho más amigables. ¿Cómo lo logró? Pegando en el inicio, sufriendo gran parte del partido y aguantando como podía, con mucha más entrega que fútbol, más allá de esas chances desperdiciadas en el final. Una victoria trabajada y muy festejada.
Después del atajadón de Broun, contra el palo izquierdo al minuto de juego, el mejor inicio de partido para Central. Porque si había una forma de arrancar era con un gol. Lo hizo Damián Martínez y ¡de qué forma! Toque para Duarte, devolución del delantero y el Gitano la puso suave, al ángulo superior derecho, para el delirio de un Gigante que tenía intención de que fuera una despedida festiva.
Eso sí, lo que vino de ahí en más, fue una supremacía por parte de Belgrano que hizo que la diferencia a favor del canalla fuera excesiva. Es que el equipo la perdía rápido y sufría por las dos bandas. Los cuatro volantes de tres cuartos contenían poco, Ibarra sufría la superioridad numérica y los del fondo lo mismo. Lo cierto es que Compagnucci y Leguizamón lo tuvieron de cabeza a los 12’ y 17’ y Broun de lo impidió a Ubita Fernández (21’).
Momentos calientes
Primer momento caliente del primer tiempo: penal que Ruben inventó, que Espinoza marcó y que el árbitro, VAR mediante, anuló. El “momento Marco” no podía ser. Y Belgrano fue otra una vez más, pero en esa ocasión fue el palo derecho el que le dijo que no a Troilo. Decididamente, el Canalla tenía más de lo que merecía. Igual pudo empezar a justificarlo con el gol de Duarte tras el exquisito pase profundo de Segovia, pero el VAR otra vez hizo de las suyas. Espinoza la revisó y constató el pisotón de Sández sobre Facello.
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A esa altura la tarde lluviosa se empezaba a calentar (también con el árbitro) y si la temperatura no fue en ascenso fue porque Uvita Fernández la tiró a las nubes después de esa arremetida por derecha, donde encontró todos los espacios habidos y por haber.
Más eléctrico y vibrante
Mucho más eléctrico y vibrante fue ese segundo tiempo en el que Central volvía a pegar primero. La corrida de Duarte, el centro atrás y la entrada franca de Segovia provocó el delirio en Arroyito (14’). Parecía que la cosa se encamina fácil, pero volvió Belgrano a hacerse dueño del partido.
Avisó Jara de zurda y en la próxima Hernández no perdonó. Otra vez la tensión. Uvita casi lo empata en una mala salida de Caramelo Martínez y ahí se terminó lo de Belgrano, hasta esa clara en el final de Troilo.
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Pero antes de esa Central tuvo un par de contras y opciones claras. Jonatan Gómez, Mauricio Martínez y hasta el propio Ruben las fallaron. Pero esas chances llegaron porque Belgrano iba con mucha locura hacia adelante y también porque hubo alguna corrección por parte de Holan con el ingresos de algunos futbolistas para tratar de equiparar un trámite favorable al Pirata.
Y así con el susto por esa media vuelta de Troilo se cerró un partido que Central necesitaba meter y lo metió, con deficiencias futbolísticas claras, pero logrando que el telón se bajara con tres puntos en el bolsillo.