"Preferimos parar la pelota por el clima espeso que se respira en el ambiente y en los barrios", confirmó Iván Moreira, referente de la Asociación Civil Enclave Oeste, quien encabeza el tradicional Clásico por La Paz que se realiza desde hace 12 años en la previa del derby rosarino entre Central y Newell's.
Con esta decisión, un puñado de pibes y pibas de barrios humildes se quedan sin poder disfrutar de una jornada que siempre estuvo marcada por el buen humor, el compañerismo y la sana competencia más allá del fanatismo por un equipo u otro.
La suspensión del Clásico por la Paz
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El clasico rosarino por la paz, una fija antes de cada encuentro entre Newell's y Central.
"Hay muchos hechos de violencia en el territorio y en la ciudad, por eso lamentamos tener que suspender esta actividad que venimos sosteniendo desde 2013 a la actualidad (sin tener en cuenta la pandemia)", abundó el referente barrial en clara alusión a los incidentes registrados el pasado miércoles en las adyacencias del Coloso Marcelo Bielsa, el triple crimen de Villa Banana, la sentencia a un cabecilla de una gavilla de esa zona y las incesantes balaceras en la humilde barriada.
Clásico por la paz y un llamado a la solidaridad
Por eso hizo un llamado a la solidaridad de los clubes de Rosario y a las autoridades para poder generar condiciones amables y propicias que permitan volver a jugar este tradicional partido-exhibición, del cual formaron parte jugadoras y ex jugadores de Newell's y Central en la zona oeste de Rosario.
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Este jueves se disputa el clásico barrial en el club social Lavalle, de Cochabamba al 4400.
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital (archivo)
Es que el Clásico por la Paz siempre se caracterizó por devolverle al fútbol esa pasión por jugar a la pelota entre vecinos y vecinas del barrio, ya que el evento reúne a pibes y pibas de los barrios Bonano, Villa Banana, Godoy y Bella Vista Oeste, donde se dictan talleres de panificación, textiles y fútbol infantil y mixto para sacar a los chicos de la marginalidad.
Un potrero de Villa Banana, donde todo comenzó
Todo comenzó en un picado de fútbol en un potrero de Villa Banana del que participaron Nahuel "Patón" Guzmán, Kurt Lutman, Melli García y Federico "Torpedo" Arias y el Loco Abreu, entre otros.
Luego, con el correr de los años, esa fiesta del fútbol barrial pasó al predio de Megaestadium, de Ocampo al 4500, donde también participaron del partido final de la jornada jugadoras de AFA tales como Daiana Gómez (Central) y Antonella Chazarreta (Newell's), entre otras.
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Un clásico en paz cumplió un década y sólo se interumpió por la pandemia.
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
La cruzada por la paz siempre se caracterizó por contar con multitud de vecinos para ponerle color a la fiesta del clásico rosarino barrial, matizado por la presencia de categorías infantiles y todas las familias alrededor en una lluvia de papelitos y banderas auriazules y rojinegras, sin inconveniente ni violencia más allá de los anecdóticos resultados.