La selección argentina perdió la eficacia, brillo y contundencia con la que se ganó el elogio y la admiración del mundo futbolero. Un desempeño por debajo de sus condiciones y cualidades lo empujó a una nueva derrota afuera del país, la segunda en los tres últimos partidos de visitante por las eliminatorias. Un pragmático Paraguay lo venció por 2 a 1, sacando provecho de la floja tarea defensiva del campeón del mundo, fundamentalmente en la pelota detenida, y de su baja producción ofensiva.
La derrota no le impedirá al seleccionado argentino seguir siendo el líder, aunque Colombia podrá alcanzarlo si este viernes supera a Uruguay en Montevideo.
La tenencia fue en todo momento del seleccionado argentino en el estadio Defensores del Chaco. La movió de un lado al otro sin apresurarse, buscando el momento y sitio exacto por dónde penetrar. El inconveniente fue que le costó infiltrarse en la monolítica defensa paraguaya. De Paul no la soltó con los pases penetrantes de costumbre. Mac Allister participó poco en la elaboración, Messi no incidió en donde más le podía doler al rival. Álvarez lució incómodo recostado sobre la izquierda.
Más allá de que al campeón del mundo le faltó un fútbol de mayor vuelo, de todos modos fue el que más intentó y buscó en la primera etapa. Enzo Fernández fue el que aportó la mayor claridad en el conjunto de Lionel Scaloni. Participativo, encaró y tocó siempre hacia adelante. Lautaro Martínez, movedizo y concentrado, estaba atento para aprovechar la mínima oportunidad que se le presente.
El gol de Argentina
Y le llegó a los 10'. Argentina presionó alto, Enzo Fernández tocó por arriba de la última línea, a la zona que debían cubrir Gustavo Velázquez y Gustavo Gómez. El Toro Martínez corrió al vació y definió cruzado. Gol, confirmado un minuto después por el VAR, tras constatar que el delantero argentino partió habilitado.
La apertura del marcador se dio después que la selección argentina expusiera desatenciones en la pelota parada, lo que sería una constante durante el partido. Quedó en evidencia en el descuido que tuvo el equipo con Diego Gómez, que llegó desde afuera del área, libre de marcas, para recibir un tiro de esquina de Almirón. El remate del mediocampista local rebotó fortuitamente en un futbolista argentino.
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En otro tiro de esquina, con el partido 1 a 0 a favor de Argentina, Otamendi perdió a Gustavo Gómez, cuyo cabezazo dio en el travesaño. El alivio argentino porque esa pelota no entró no duró nada. Velázquez, el zaguero de Newell's que en Paraguay juega de lateral, envió el centro desde la derecha, Sanabria se distanció unos metros de Cuti Romero y la conectó de chilena para superar la estirada de Dibu Martínez.
La defensa argentina lucía dubitativa, por el lado de los zagueros y por sobre la banda derecha, la de Nahuel Molina. El medio tampoco contribuía en la contención. Si no los exigieron tanto se debió a que Paraguay no fue capaz de atacar con frecuencia, recurriendo a jugar de contra.
Así el predominio continuó siendo de Argentina. Faltaba el desequilibrio adelante.
Gol tempranero
Cuti Romero no salió a jugar en el segundo tiempo, por una molestia en el pie, consecuencia de una lesión que sufrió en el fútbol inglés. El bajo rendimiento que mostró, quizás, estuvo condicionado por esa molestia. A esta baja prematura se le agregó el gol de Paraguay al minuto de la reanudación.
Leandro Balerdi, reemplazante de Romero, cometió una infracción y, otra vez, en una jugada de pelota parada, falló la defensa argentina. Omar Alderete ingresó por detrás de todos y conectó de cabeza el tiro libre para un inesperado 2 a 1 a favor del representativo paraguayo.
Argentina quedó desorientada. Perdió precisión y sincronización. Fue con más empuje que juego. Y en cada pelota perdida, hacia atrás no brindó seguridad. Diego Gómez se movía con soltura y nadie lo encimaba. Sanabria representaba una preocupación para el fondo argentino.
Poco a poco, Argentina corrigió la circulación. Seguía con las dificultades para aproximarse con riesgo. Tuvo el empate en una contra, que nació en una precisa habilitación de Álvarez para la corrida solitaria de De Paul. Pero el futbolista de Atlético de Madrid, en el momento que lo alcanzaba Bobadilla, enfrentó a Roberto Fernández y le erró al arco.
Argentina se volvió a arrimar con un zurdazo de Messi desde la medialuna que tocó en Bobadilla y se fue muy cerca el palo izquierdo. Ese tiro, forzado, fue una síntesis de la producción del seleccionado nacional. Sin las luces que lo llevaron a ganar todo. Sin la eficacia del que, con justicia, se convirtió en el mejor de todos . Esa eficacia que le faltó a Valentín Castellanos en la última pelota del partido, con un cabezazo.
La segunda derrota, en las tres últimas salidas por las eliminatorias, habla a las claras de que el fútbol del seleccionado requiere de retoques y correcciones. Categoría hay para volver a ser el que logró el reconocimiento del mundo entero.