Un gol de un centrodelantero era algo que en Central se esperaba con los brazos abiertos y ese momento llegó, justo en el partido en el que Ariel Holan decidió patear el tablero y sacar a Enzo Copetti para darle pista a Sebastián Ferreira. El paraguayo fue quien rompió con ese maleficio, con un grito que le sirvió al Canalla para ponerse en ventaja.
Ese minuto 8 del complemento fue un momento especial en el Gigante de Arroyito, porque el equipo de Ariel Holan volvía a ponerse en ventaja en el partido, pero sobre todo porque el gol había llegado por intermedio de un 9, en una acción con una definición propia de un 9, parado en el corazón del área.
Holan hizo una apuesta importante en la previa porque no estaba en el radar de nadie que pudiera prescindir de Copetti, más allá de que era un cambio que tranquilamente se podía dar. Así fue como el paraguayo Ferreira apareció desde el inicio luego de nueve fechas con Copetti desde el arranque.
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La hora de Ferreira
Cuando Gaspar Duarte escapó por derecha, Ferreira fue al centro del área a esperar el centro o lo que pudiera ser. Lo cierto es que el extremo eligió el remate cruzado, bajo, y la pelota dio en la base del palo derecho del arquero Insfrán. Tras el rebote el balón se elevó y fue hacia el centro, donde estaba parado Ferreira, quien en lugar de darle de cabeza abrió los brazos, puso el pecho y la empujó al gol.
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Ferreira celebra de cara a los hinchas de Central mientras recibe el abrazo de Gaspar Duarte, que fue quien remató primero.
Celina Mutti Lovera / La Capital
Con ese grito, adiós al maleficio del Central en el que los centrodelanteros brillaban por su ausencia a la hora de los goles. De hecho, el último 9 en convertir en el Canalla había sido Copetti en la primera fecha de este torneo, en el triunfo por 3 a 0 sobre Godoy Cruz.
Una abstinencia inocultable
Tan clara era la abstinencia de goles del 9 en Central que Copetti, que en su momento llegó como un refuerzo de jerarquía, hasta este partido había jugado 36 encuentros y sólo había podido marcar dos goles (ambos al Tomba). Y una situación similar fue la que le tocó vivir a Marco Ruben, quien en los seis meses que estuvo también marcó un solo tanto (a Lanús).
En aquel partido frente a Godoy Cruz pareció que la historia empezaba a escribirse de otra forma, pero después de aquel gol de Copetti todo siguió igual. Hasta esta tarde-noche en el Gigante, donde el paraguayo Ferreira encontró por primera vez un hueco entre los once e hizo lo que los hinchas más querían: un gol.